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35 años después

La ley forestal entró en vigencia en 1988 para hacer crecer, diversificar y descentralizar la economía. Los objetivos se cumplieron en buena medida y con UPM 2 en marcha la forestación se perfila como el principal sector de la economía

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La planta de celulosa de UPM en Paso de los Toros ya está en marcha y en pocas semanas se hará el primer embarque de celulosa. Los técnicos de la empresa estiman que en 6 meses la planta estará trabajando a capacidad plena: 2,1 millones de toneladas de celulosa anuales, que se suman a una cifra de 2,6 millones de las dos plantas ya existentes. De manera que Uruguay pasará a producir 4,7 millones de toneladas de celulosa por año, ubicándose como segundo proveedor global de celulosa de fibra corta (Eucaliptus) en el mundo, por detrás de Brasil (gráfica).

Además, Uruguay ingresa entre los primeros cinco productores del mundo de celulosa de mercado (la celulosa que se comercializa, sin considerar la que producen las propias plantas de papel).

En el proceso de construcción de la planta y sus obras adjuntas se invirtió la impactante cifra de U$S 3.470 millones, casi 6 puntos del PBI del Uruguay. Dicha inversión se desplegó casi en coincidencia con la nefasta pandemia, generando un imprevisto efecto anti cíclico en la economía que fue particularmente valioso.

Tal vez por esas circunstancias el proyecto quedó -al menos parcialmente- en un segundo plano, y por tanto vale destacar muchos rasgos inéditos: se trató de la mayor inversión en la historia del país y también la mayor inversión del sector forestal finlandés, incluso considerando los proyectos en la propia Finlandia.

También es posible que al haberse ubicado en el centro del territorio, lejos de Montevideo, la repercusión nacional fue menor a lo que el proyecto merecía. Pero eso fue buscado: el gobierno conducido por el Dr. Tabaré Vázquez exigió desde el principio que la obra se hiciera en el centro del territorio, cuando -seguramente- para UPM hubiera sido más sencillo ampliar la planta existente.

Los jerarcas de aquel gobierno trabajaron intensamente con los representantes de UPM para establecer las bases de un acuerdo con más de ocho capítulos, que abarcó aspectos laborales, ambientales, infraestructura, energía y también ciencia y tecnología. Fueron negociaciones arduas y por momentos parecía que el proyecto podría no concretarse. Sin embargo, en julio de 2019 la empresa hace el anuncio de inversión y comienzan los trabajos.

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Uruguay exigió descentralización y ofreció beneficios fiscales al extender a UPM el régimen de zona franca (en el que funcionan las otras plantas), con el argumento de que todos los países otorgan beneficios para captar este tipo de inversiones. Además, UPM concibe esta nueva planta como una reinversión de los resultados de la primera. El desafío logístico para llevar los materiales y piezas al sitio de construcción fue enorme.

En la obra estuvieron involucradas más de 20,000 personas, con más de 300 empresas uruguayas desplegando diversas tareas. Las constructoras uruguayas que participaron agregaron una experiencia inédita, que aprovechan para expandir sus negocios dentro y fuera del país. UPM no esperó por el proyecto “llave en mano” sino que participó directamente en el trabajo. Si bien hubo algunos episodios tristes por accidentes fatales, según la empresa la accidentalidad fue 75% menor al promedio de la construcción en Uruguay y 50% inferior a los estándares Internacionales, medida según las horas trabajadas.

Nuevo transporte

La decisión de llevar la planta al centro del país implicó disponer un ferrocarril para transportar la celulosa a Montevideo, asunto que se ha demorado y se espera que esté funcionando antes de fin de año. Mientras, serán los camiones los que transporten la celulosa hacia el sur y los insumos hacia el norte. Y las rutas verán también un aumento de los camiones cargados con rolos hacia la planta de Paso de los Toros, muchos de ellos tritrenes (camión tractor con tres bloques de carga). Para facilitar esto se acordó con el actual gobierno un plan adicional de inversión en vías transversales de transporte, para el que UPM aportó U$S 60 millones. Se trata del mejoramiento de las carreteras perpendiculares al clásico abanico rutero que sale y termina en Montevideo.

Toda esta logística se completa con la terminal portuaria, que permitirá a UPM completar barcos con producción propia (hasta ahora la producción de Fray bentos era cargada en buques de ultramar en Nueva Palmira, que debían completarse en otros puertos). Con esto la empresa logra Independencia logística y menores tiempos de embarque a destino.

Otras ramas 

El sector forestal es una trenza de tres cabos: la producción de celulosa - la que se ha desarrollado con más éxito- los productos de madera sólida y la producción de energía. La nueva planta sumará 160 MW de potencia a la red eléctrica, a partir de la combustión de los residuos del proceso. Además, con la nueva planta se amplió la interconexión por el norte, mejorando la red y el balance de cargas. Así, las plantas de celulosa suman más de 300 MW de potencia a la red eléctrica, el equivalente a casi 2 represas de Rincón del Bonete.

Los productos de madera sólida necesitan plantas de celulosa que procesen la madera que descartan (árboles raleados, podas y puntas). Este sector ha tenido menos desarrollo que la celulosa, pero hay novedades positivas: la española Garnica confirmó su inversión de U$S 55 millones para una nueva planta de tableros contrachapados en Treinta y Tres. Se suma a la nueva planta de Lumin que se construirá en Cerro Largo con una inversión de U$S 136 millones.

Estas plantas incorporarán 150 y 300 empleos directos, respectivamente, que se sumarán a los más de 600 de UPM 2. A esto hay que agregar los cientos de empleos directos en toda la cadena de abastecimiento y logística, que para UPM 2 se estiman en 7.000. Empleos descentralizados y con remuneraciones claramente por encima del promedio.

Todos estos impactos y dinámicas, oportunidades nuevas con posibilidades de desarrollo empresarial y tecnológico, era lo que soñaban los técnicos, productores y políticos que concibieron la Ley Forestal que se aprobó por unanimidad a fines del año 1987. Buena parte de los técnicos que hoy trabajan en UPM - en la empresa todo el staff es uruguayo- y en el resto de las Industrias, muchos profesionales que apenas superan los 40 años, estaban en aquel momento en la escuela primaria.

Las oportunidades laborales que ahora se concretan, 35 años después, se hicieron realidad porque hubo quienes pensaron un proyecto de desarrollo a largo plazo, en tiempos de muchas dificultades para el país. En momentos en que hoy se discuten cuestiones como reformar la seguridad social para aliviar la carga financiera a las próximas generaciones, es oportuno destacar aquella visión de futuro.

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