Es el CEO de MBRF en Uruguay, empresa que en el país posee cuatro frigoríficos (Tacuarembó también tiene planta de hamburguesas y otros elaborados), una planta corned beef y un corral de engorde. Su principal referente en Uruguay, en una charla con Rurales El País, analizó los principales puntos que hacen al mercado internacional de la carne, en mercados como Estados Unidos, China y Europa, donde en términos generales las expectativas son positivas para el próximo año, aunque con algunas incertidumbres, como por ejemplo el anuncio de enero por parte del gigante asiático de las salvaguarda para proteger su producción interna, o en Europa, la espera de la concreción del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. En Estados Unidos las expectativas son buenas para el 2026, e incluso también para el 2027, debido a la escasa oferta de materia prima que tiene internamente. A nivel de Uruguay, entiende que aún no se encontró un equilibrio en los valores de la hacienda gorda, ya que aún resta que se definan algunos factores que hacen al mercado de la carne, por otra parte destacó la faena de animales terminados a corral, donde por ejemplo el 30% de los novillos faenados en el país provienen de sistemas de producción intensiva, y espera, que este porcentaje al menos se mantenga en el tiempo, y si el negocio lo amerita y justifica, que pueda crecer. A nivel productivo, afirmó que en el país amerita al menos una revisión de algunas restricciones productivas, como por ejemplo el uso de hormonas, debido a compromisos que se asumieron en el pasado, y que hoy limitan a la producción y a la actividad industrial
—¿Cómo evalúa el año 2025 para el mercado de la carne?
—Es un año particular, con un proceso de incremento de precios que arrancó en el primer trimestre y llegando al final del tercer trimestre se encontró un nivel de estabilidad que lo mantenemos hasta ahora. A nivel internacional también tuvimos una apreciación en los valores de venta y luego una estabilidad, a pesar de los permanentes desafíos que se han presentado desde el punto de vista geopolítico, con decisiones y acciones en el mundo que afectaron al comercio de carne a nivel mundial.
—¿Por ejemplo?
—Todo lo que fue la expectativa de la salvaguarda de China que se anunciará en enero, también están las decisiones de Estados Unidos en referencia a la carga arancelaria, y a esto se suma el flujo exportador de los grandes jugadores, con el posicionamiento de Brasil como el principal productor de carne en el mundo. Todas estas cosas generaron que fuera un año donde la carne uruguaya tuviera que saber navegar de la mejor manera posible para cerrar el 2025 siendo un buen año desde el punto de vista de la actividad, pero con un desafío desde el punto de vista del negocio muy relevante.
—Hubo una apreciación en los precios de venta, y también en la hacienda a nivel interno, ¿el año cómo fue para el negocio de la industria?
—No escapa a nadie el hecho de que el precio de la hacienda en Uruguay tiene una correlación muy alta con el precio de exportación. A la apreciación de la hacienda, se le suma la restricción de la oferta y una relación de precios internos, o sea la relación flaco/gordo y el valor de la reposición, con lo cual todo eso condujo a restringir un poco más la oferta, y esto hizo que al cierre del tercer trimestre el valor de la hacienda se saliera de la línea histórica que siempre ha tenido, es una relación muy sana que suceda porque es de libre mercado. Hubo que cumplir con compromisos que generaron niveles de demanda que no se pudo atender y eso inflacionó el valor la hacienda. Por otra parte, aún se mantiene un nivel de exportación de hacienda en pie que es relevante para la ganadería, por otro lado está el hecho de tener granos baratos y un año climáticamente correcto, lo que llevó a que había que apostar a los valores y a la producción de kilos, y esto restringió más a la oferta de animales a faena.
—¿Hoy los precios de exportación tienen un equilibrio?
—Para poder formar un equilibrio aún nos falta algún dato relevante, porque normalmente a final de año los mercados nunca se expresan, ni para arriba ni para abajo, o sea, los datos que hoy tiene el mercado internacional a excepción de la demanda de Estados Unidos que es de las más transparentes, pero más allá de eso aún faltan algunos datos para saber si estamos con un equilibrio en las ventas y en la relación de precios. Por ejemplo en China aún falta conocer cómo será la salvaguarda, lo que se está traduciendo en propuestas más conservadoras y menor demanda por parte de los importadores, también resta conocer qué pasará con la oferta esperable de Brasil, que ha pasado a ser el jugador más relevante del mercado y conocer cuál será la oferta de Argentina, quien marca una referencia de precio para las exportaciones de alta calidad en Europa, entonces por todo esto aún es muy difícil saber si estamos en una formación de precio de exportación transparente o si falta alguna noticia para formarse el valor.
—¿Esto cómo ha impactado en el precio de la hacienda?
—Se ha frenado, a impulso de esta incertidumbre que el mundo tiene, o sea, hoy sería muy aventurado afirmar que en el precio de la hacienda y en el de exportación estamos en valores correctos, porque nos faltan algunos datos. Otro hecho que es importante de destacar, es que hemos tenido un último cuatrimestre con precios de exportación en suba y baja pero medianamente estables, a diferencia del año 2022 donde estábamos muchos más expuestos a un solo mercado, entonces parece que si nada acontece estamos en un escenario más perdurable en el tiempo.
—¿Cómo observa a la participación del ganado proveniente de confinamientos en la faena nacional? Por ejemplo en los novillos representa al 30% del total.
—Tengo expectativas de que esto se mantenga. Sabemos que el grano es un dinamizador de la ganadería, y más en momentos donde la relación entre el precio del grano y el de la carne es favorable, entonces hemos tenido dietas baratas en relación al valor de la carne, además se ha aprendido mucho en el manejo a nivel productivo en los corrales, se ha mejorado mucho en la reposición, o sea hay una reposición más pesada y por sobre todas las cosas, se ha mejorado mucho en la dinámica de los negocios para la carne de corral, hoy ya no es solo la cuota. Entonces estos cuatro elementos, hacen pensar que la participación del ganado terminado a grano vino para quedarse por lo menos en los indicadores que tuvo este año, y crecer si el negocio así lo amerita.
—Se ha puesto sobre en los últimos días el tema uso de hormonas, ¿qué visión tiene al respecto? ¿cree que Uruguay debería rever su posición?
—Creo que tanto en el uso de hormonas, así como en otras restricciones que mantenemos por algunos acuerdos históricos, el Uruguay se merece la revisión de cada uno de esos temas, el país mantiene restricciones desde el punto de vista productivo e industrial que responden a viejos compromisos que en su momento sirvieron para poder avanzar, pero hoy me parece válido poder discutirlos entre las partes interesadas y la administración, para analizar los pros y contras para levantar algunas de estas restricciones, como por ejemplo el uso de hormonas, lo cual le permitiría a Uruguay seguir destrabando el crecimiento a nivel de producción. Por lo menos son temas que merecen una revisión ordenada.
—¿Cómo está la competitividad del país actualmente?
—En la agenda de competitividad Uruguay tiene y mantiene un desafío muy importante, con eso me refiero a la inflación en dólares, la flexibilidad en las relaciones laborales y la agenda de acceso internacional, es una conjunción de elementos que tiene que alinearse para que cualquier negocio agroexportador del Uruguay pueda tener sostenibilidad en el corto y mediano plazo.
—¿Qué se espera del mercado de Estados Unidos para el 2026?
—Es un mercado que está con un tema estructural de su ganadería, que le genera la necesidad de tener un flujo de importación relevante, a mí entender, todo parece indicar que los valores que han expresado en el último trimestre, son valores históricamente muy importantes, que comienzan a generar lo que tradicionalmente pasa cuando un producto sube mucho, que es que la demanda se empieza a restringir. Entonces, Estados Unidos necesita seguir importando fuerte y para eso tiene jugadores muy pesados y relevantes como cuotas mucho más amplias que las que tiene Sudamérica, pero la carne de esta región se ha posicionado también en el mercado americano de forma rápida y ágil. El 2026 será un año para que los principales proveedores de carne del mundo tengamos una presencia importante en el mercado americano, porque todo indica que va a seguir con valores muy atractivos.
—¿Cree que puede continuar aumentado el valor de la carne en el mercado americano?
—No creo que los valores se puedan seguir apreciando, porque lo que uno percibe a nivel del consumo doméstico en Estados Unidos, es que ya son valores que generan una restricción en el consumo. De todas formas, todo indica que en el 2026 e incluso en el 2027 vamos a tener un muy buen posicionamiento.
—¿Entonces la nueva cuota de Argentina no debería de impactar en las ventas uruguayas?
—Es un tema complejo por lo poco que uno sabe, pero más allá de que Argentina pueda usufructuar unas 80.000 toneladas más, será muy difícil que eso pueda incidir positivamente en el control de precios, entonces estoy seguro de que van a tener poca incidencia en la contención de la inflación del precio de la carne.
—¿Qué prevén con el mercado chino y con el anuncio de la salvaguarda en enero?
—Eso es lo más relevante, el “qué” y el “cómo” de las medidas de salvaguarda y su impacto en el mercado, y también hay que ver cuál es el nivel de oferta que Brasil va a posicionar, y en función de eso saber como se van a comportar los precios, con una salvedad, que es que la proteína de la que estamos hablando – bovina – no está no sola, y en un mundo de dietas baratas, el pollo y el cerdo tienden a ocupar un lugar y ser mucho más competitivos que la proteína bovina, entonces es normal que haya en algunos segmentos de precios la sustitución de una proteína por otra.
—¿Desde la empresa tienen alguna hipótesis sobre en qué línea pueden ir las medidas anunciadas?
—No, todo lo que hay son versiones de analistas, además estamos tan próximos a que se anuncien que lo más relevante ahora es esperar a que eso ocurra, y luego ver con qué estrategia nos posicionamos frente a la medida como proteína, como país y como compañía en forma activa, porque no tengo dudas de que sea cual sea la medida, China va a seguir siendo un mercado relevante para Uruguay.
—¿Cómo observa al mercado europeo?
—Europa tiene un desafío de producción, ya que ha decrecido en su volumen de carne bovina, y se ha dado una sustitución por otras proteínas, que si han crecido en Europa. El reflejo más importante para nosotros es que no se ha dado el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, por lo tanto las condiciones que tenemos son las que conocemos todos, por lo cual no hay nuevos espacios para crecer en exportaciones. Tenemos que seguir siendo inteligentes en cómo ingresar de la mejor manera y a su vez observar con atención el desempeño de Argentina, es que el actor más importante en la formación de precios del mercado de los cupos, que hoy tiene una restricción de oferta, con lo cual presionó a los precios en Europa. En conclusión es un mercado que tiene buen nivel de precios en materia de cupos y que necesita seguir importando.
—La posibilidad de que Uruguay ingrese al Transpacífico, ¿qué oportunidades le puede generar a Uruguay?
—Primero, es una fuerte señal de que Uruguay sigue activo en la búsqueda de acceso internacional, independientemente del cambio de administración, la agenda continúa y continúa activa. El Transpacífico está integrado por países a los que ya les vendemos carne, y poder dinamizar el comercio actual en esos mercados es una posibilidad muy relevante, ya que hay países donde vendemos con una carga arancelaria alta y con restricciones de cupos. No solo son más mercados, sino que también es mejora en la ventana de acceso en los que ya tenemos.
—Si Uruguay concreta estos acuerdos, ¿pueden ayudar a aumentar la faena que luego de las 2.4 millones de cabezas faenadas se enfrenta a un techo de cristal?
—Sin dudas, Uruguay tiene una potencialidad de crecimiento muy interesante muy interesante, que se da a nivel externo, porque acá nuestra población tiene un consumo que no crece en grandes volúmenes, entonces nuestra posibilidad de crecimiento externo pasa por factores de competitividad, y ahí uno de los elementos más fuertes es el acceso, entonces todo lo que es agenda de acceso se traduce en una oportunidad de crecimiento, además, a nivel interno la cadena necesita crecer, o sea, somos un país que tiene un desafío que necesita continuar con una agenda de crecimiento, sino puede comprometer su viabilidad si no logra crecer.
¿Qué proyecciones tiene la empresa para los próximos años con las plantas de Uruguay?
MBRF es la conjunción de Marfrig con BRF, ha consolidado y reestructurado su plataforma regional, en particular en Uruguay ha reafirmado la plataforma, con una inversión muy importante en Tacuarembó, entonces nuestra intención es seguir siendo un brazo impulsor de la producción ganadera del país, vía un agente comercial más dinámico, una compañía multiproteína con presencia en todas las geografías con una proteína u otra, eso en el mundo entero, con nuevas inversiones internacionales, como lo hemos hecho en Medio Oriente y Asia, todo eso reafirma nuestra intención de seguir siendo una de las líderes a nivel mundial en materia de proteínas. En el caso de Uruguay, también está la combinación de un negocio que abarca a las tres proteínas, cerdo y pollo importando desde Brasil, y la bovina que la producimos acá, eso nos da una presencia más sólida para los consumidores locales.