El sector lácteo atraviesa un 2025 con señales mixtas: las colocaciones al exterior muestran cierta estabilidad, mientras que el consumo doméstico permanece contraído y obliga a las industrias a afinar estrategias. Según los últimos datos divulgados por Inale, los volúmenes exportados mantienen un ritmo constante, con China y Brasil como principales destinos, aunque con matices en precios y composición de productos.
La leche en polvo entera continúa siendo el motor de las ventas externas, representando más de la mitad de los ingresos. En agosto, el valor promedio por tonelada se ubicó en torno a los 3.400 dólares, un registro superior al del mismo mes del año pasado. Los quesos, en tanto, consolidaron una recuperación leve, con especial dinamismo hacia el mercado brasileño.
En el plano local, la remisión de leche muestra oscilaciones marcadas por la variabilidad climática. Tras un invierno con lluvias abundantes y pasturas favorecidas, la primavera abrió con una oferta mayor de sólidos, lo que permitió mejorar la productividad en los tambos.
Sin embargo, los costos de producción -particularmente los vinculados a la energía y la alimentación- siguen presionando la rentabilidad de los productores.
Otro elemento a destacar es la competencia regional. Argentina y Brasil, con políticas de apoyo y volatilidad cambiaria, inciden directamente en la competitividad de Uruguay, que apuesta a sostener su perfil de proveedor confiable de lácteos de calidad.
En síntesis, los números de Inale muestran que la cadena láctea uruguaya conserva una posición firme en el comercio internacional, aunque enfrenta desafíos en el consumo interno y en la ecuación de costos para los productores. La mirada está puesta en cómo evolucionará la primavera y en las señales de los mercados externos de aquí a fin de año.