En el marco de la jornada de cierre de año de la Sociedad de Criadores de Corriedale del Uruguay (SCCU), marcada por la presentación del Anuario Corriedale 2025 y la celebración de los 90 años de la gremial, se produjo el cambio de autoridades. Con una institución activa, ordenada y atravesando un contexto de recuperación del rubro ovino, el Dr. Ignacio Tedesco asumió la presidencia para el período 2026-2028. En diálogo con Rurales El Pais, repasó el momento del Corriedale, los lineamientos de la nueva directiva y la proyección de la raza en los sistemas productivos del país, en un escenario donde la genética, la carne y la lana vuelven a alinearse con las señales del mercado.
-Asumís la presidencia de la SCCU en un momento particular para el rubro ovino. ¿Cómo recibís esta responsabilidad?
-La verdad que es un orgullo. Me toca asumir la presidencia de la Sociedad de Criadores de Corriedale en un contexto muy distinto al de hace apenas dos años. Hoy tenemos un cordero con muy buen precio, con entrada ágil, una lana que se está comercializando, con valores, con avidez por parte del mercado. Eso genera un clima distinto y también una responsabilidad mayor para seguir por este rumbo.
-¿Sentís que hay una continuidad con el trabajo realizado por la directiva anterior?
-Sin dudas. La idea es seguir la línea de trabajo que venía desarrollando Rafael Elhordoy y la directiva anterior. Fueron años de mucho esfuerzo, defendiendo la raza y sosteniendo la actividad en momentos muy difíciles. Hoy estamos en una situación mejor y hay que consolidarla, no cambiar el rumbo.
-El Corriedale llega a los 90 años de la gremial. ¿Qué significa ese recorrido institucional?
-Cuando uno mira la cantidad de gente importante que ha pasado por la presidencia de la Sociedad, entiende por qué el Corriedale es lo que es hoy. La vinculación del Corriedale en Uruguay se construyó gracias a esta gremial, durante 90 años. Hubo momentos donde parecía que el rubro no valía nada, pero la Corriedale siempre estuvo, siempre apoyó, nos juntamos, salimos adelante y aguantamos. Ese respaldo colectivo explica que hoy sigamos acá.
-¿Cómo se conformó la nueva directiva y qué impronta tendrá?
-Nos tocó reducir la directiva y no fue sencillo. Después de más de 20 años vinculado a la Corriedale, puedo decir que fue una decisión muy pensada. Buscamos una directiva más ágil, donde todos sean escuchados y se sientan parte. Pero esto no se cierra a la directiva: la sociedad es abierta, los socios siempre son bienvenidos y escuchados.
-En términos técnicos, uno de los debates históricos es hasta dónde afinar la lana sin perder peso de vellón y corporal. ¿Dónde está hoy la raza?
-Afinar siempre se puede afinar, no hay un límite fijo. La clave es hacerlo sin perder peso de vellón ni peso corporal. Hoy contamos con datos de EPD muy confiables, trabajados en conjunto con el SUL y el INIA, que nos permiten medir todo eso. La tendencia es clara: el diámetro viene bajando y, al mismo tiempo, el peso de vellón y el peso corporal vienen aumentando. Eso demuestra que el camino es correcto.
-¿Qué rol juegan las nuevas herramientas como la genómica y las mediciones ambientales?
-Son fundamentales. Hoy la sociedad está trabajando con genómica, eficiencia de conversión y medición de metano. Son herramientas modernas que nos permiten seguir mejorando genéticamente y también responder a las nuevas exigencias de los mercados. La genética es dinámica y el Corriedale ha demostrado que se adapta rápidamente.
-La raza es históricamente doble propósito. ¿Hoy el foco está más puesto en la carne?
-Hoy la carne tiene un peso muy importante en la ecuación. A estos valores, el señalamiento cambia mucho el resultado del sistema. Si además sumamos una lana más fina, bien acondicionada, que se vende en torno a los US$ 3 o US$ 4, la ecuación mejora notablemente. Durante muchos años fuimos muy laneros, pero hoy el Corriedale tiene todas las virtudes para producir buenos corderos, en tiempo y forma.
-¿Sentís que cambió la percepción del productor sobre la lana?
-Sí, creo que se empieza a romper ese mito de que la lana no vale nada. Una lana bien presentada, con finura, con datos, se vende. A veces nos quedamos anclados en precios de otras épocas. Hoy hay que cambiar el chip y entender que el producto que se entrega, cómo se acondiciona y cómo se mide, marca la diferencia.
-En el plano productivo, ¿cómo ves al Corriedale integrado a otros rubros?
-El Corriedale está muy adaptado a nuestros campos. No compite con otros rubros, se complementa. Funciona muy bien en puentes verdes, invernando corderos, y aporta flexibilidad a los sistemas. Con instalaciones móviles y poco capital, hoy es más fácil integrar ovinos a sistemas mixtos.
-Este año se observó una baja en la faena de ovejas. ¿Cómo lo interpretás?
-Lo vemos como una señal positiva. Hay retención de vientres, menos faena de ovejas y también de corderas. Eso permite pensar que se está alcanzando un piso de stock ovino y que puede empezar una recuperación. Además, hoy hay una demanda importante por vientres, sobre todo en campos más complicados, donde el ovino vuelve a ser una solución.
-¿Qué rol tendrá el contacto con los socios durante tu gestión?
-Va a ser central. Vamos a seguir haciendo reuniones en el interior del país, encuentros distendidos, donde se pueda conversar, intercambiar ideas y escuchar preocupaciones. Ese método funcionó y es parte del espíritu de la Corriedale. La sociedad se construyó así y no hay motivo para cambiarlo.
-En los últimos años también se abrió un camino para la exportación de genética Corriedale en pie. ¿Qué importancia tiene ese proceso para la raza?
-Es muy relevante, porque valida el trabajo que se viene haciendo a nivel país. La genética Corriedale encontró en Perú un nicho de comercialización en pie, donde ya se concretaron varios negocios y este jueves se sumó una nueva operación, con la exportación de nueve ejemplares pertenecientes a las cabañas La Lucha, La Estela y Santa Luisa. Son procesos que no se dan de un día para el otro, llevan tiempo, evaluación y mucha confianza entre las partes.
-¿Qué factores explican que ese mercado se haya consolidado?
-Fundamentalmente la seriedad del trabajo técnico. Los compradores ven que en Uruguay se está trabajando muy bien, no solo desde la Sociedad de Criadores, sino también con el respaldo del SUL y del INIA. Eso da garantías. Son animales que fueron vistos en el Prado, que se evaluaron con tiempo y cuyo negocio recién se concreta ahora. Incluso en este caso el envío será por vía aérea, que es un flete caro, lo que habla del valor que se le asigna a la genética.
-¿Hay perspectivas de ampliar ese tipo de exportaciones?
-Sí, la idea es seguir creciendo. Existe la intención de ampliar los envíos, incorporando vientres y borregos en mayor cantidad, y para eso se están evaluando alternativas que permitan realizar el flete por vía terrestre, lo que abarataría costos y abriría nuevas posibilidades.
-Además de Perú, ¿aparecen otros mercados interesados en la genética Corriedale uruguaya?
-Hay expectativas concretas con otros destinos. Por ejemplo, desde Colombia hubo interés: productores visitaron el INIA, seleccionaron unos 15 borregos y ahora resta completar requisitos sanitarios, la cuarentena y algunos detalles operativos. Hoy la exportación de genética en pie está focalizada en Perú, pero el interés existe y creemos que se puede avanzar hacia nuevos mercados.
-Mirando hacia adelante, ¿cómo imaginás el futuro de la raza?
-Hay que seguir buscando el producto que demanda el mercado: una finura media controlada, con una apuesta fuerte a la carne. El Corriedale seguirá ofreciendo una muy buena alternativa en la producción ovina del país, integrada a sistemas cada vez más exigentes y diversos. La raza incorpora los cambios rápidamente y con buenos resultados, apoyada en información objetiva, tecnología y trabajo colectivo. El ovino va a estar presente en el agro uruguayo y la oveja Corriedale es una pieza fundamental por su adaptación, su eficiencia y su capacidad de generar rentabilidad. Por todo eso, sinceramente, no me imagino un Uruguay sin ovejas.