El Instituto Nacional de Carnes (INAC), tiene como uno de los cometidos principales la promoción de la proteína cárnica hacia el mundo, en el caso particular de la carne ovina, también se hacen trabajos en conjunto al Instituto Nacional de Vitivinicultura, promocionando en conjunto carne de cordero y vinos.
El presidente del INAC, Gastón Scayola, recordó que el rubro ovino desde hace casi tres décadas – luego de la caída del auge de la lana – empezó en franca caída libre. “En el 1996 Uruguay arrancó y siguiendo la experiencia de Nueva Zelanda a trabajar en el concepto del cordero pesado, con lo cual alguna industria frigorífica se embanderó, pero esto tampoco evitó que el rubro siga en caída”.
Para ponerle un freno a esta franca caída “hay que resolver dos o tres frentes” a criterio de Scayola, que en esta línea profundizó en que “hay que trabajar juntos en toda la institucionalidad agropecuaria y de forma coordinada, esto abarca al Sul, el Inia, Inac y al Plan Agropecuario. Actualmente hay voluntad para llevar adelante este trabajo”.
En segundo lugar, “tenemos que buscar que los productores adopten una mejor metodología de trabajo, y también hay que generar estímulos para que produzcan más, y por ejemplo el programa Procría que va a incluir al ovino. También para el productor que hoy ya está en el rubro ovino estamos tratando de generar algún estímulo impositivo, que por ejemplo puede ir en función de indicadores de procreo, si el productor logra tener más madres o más cantidad de índice de procreo hay que buscar una forma de estimularlo económicamente”.
Para poder concretar estos estímulos, desde el Inac y la cartera de Ganadería se deben de sentar a negociar con el Ministerio de Economía y Finanzas.
“Con esto no alcanza, y acá comienza nuestro trabajo en la Junta del INAC y en equipo con Cancillería, porque tenemos que aceptar que en el mundo los mercados de mayor poder adquisitivo al ovino lo consumen en cortes con hueso, y nosotros a los países donde el consumo puede ser relevante con hueso, le vendemos a Brasil sin problemas pero no es suficiente el precio y en Estados Unidos tenemos una competencia muy fuerte de Oceanía”, detalló Scayola.
Con este escenario de acceso planteado, “la ruta de trabajo que tenemos, es pensar que al igual que Estados Unidos, tenemos que conseguir la habilitación con hueso a México, donde podemos vender el cordero y el ovino adulto, que allí por un tema cultura se consume en alta proporción. Si logramos eso, iríamos por Canadá para después intentar que Uruguay en sí sea un compartimento”.
La herramienta del compartimento ovino hoy en día está con una actividad muy baja en el país, ya que la gran mayoría se encuentran sin ocupación ovina. A criterio del presidente del Inac, esto se debe a que “como no se ha logrado ganar en la competencia con Australia dentro de Estados Unidos, es un negocio que no ha agarrado vuelo, ni practicidad, ni se ha logrado que los productores se organicen, pero si tenemos un mercado como México, ahí si el compartimento como figura es necesario, se lo promoverá”.
“Si conseguimos esos tres mercados para el ovino con hueso, nosotros nos tenemos fe para golpear la puerta de Europa para acceder al mercado más genuino que hoy está dominado por Nueva Zelanda, el sur argentino y el de Chile”, dijo.
El trabajo que debe de hacer la industria
A nivel interno, los frigoríficos que faenan solo ovinos “si tienen solo ese rubro, tienen solo seis meses de trabajo y es muy difícil sostener empresas estables cuando se trabaja tan poco tiempo, entonces tenemos que buscar posibles acuerdos entre empresas pequeñas de ovinos con empresas de vacunos para poder mantener el nivel de faena”.
Después está el caso de industrias más grandes que manejan a las dos especies, y ahí hay un problema de competencia. “El ovino se concentra en pocos meses, entre septiembre y principios de diciembre, y ahí llega el vacuno a pedir más espacio y las industrias se terminan inclinando por el bovino por un tema de volumen. Ahí podemos buscar alianzas de empresas grandes que faenan vacunos y ovinos con empresas chicas de ovinas, para que cuando la grande se vuelque al vacuno, la chica le resuelva el problema faenando ovinos, tenemos que hacer una ingeniería para implementar eso”.
“No nos quedan tantas cartas para jugar, el stock ovino es cada vez menor, y llegará un momento en el que si no logramos cambiar la tendencia, corremos el riesgo de perder al rubro, entonces a los que queremos al rubro esta situación nos exige poner toda la carne en el asador”, finalizó Gastón Scayola.