En la Expo Prado 2025 no todo es genética, maquinaria y espectáculos. También hay lugar para mostrar realidades que muchas veces quedan ocultas. Este año, la Asociación Rural del Uruguay (ARU) invitó a la organización civil Cireneos a presentar el proyecto Rancho Cero, una iniciativa que busca ofrecer viviendas de transición para familias que aún viven en ranchos precarios.
El stand no deja indiferente. De un lado, el “antes”: una vivienda de lata, con cables colgados para tener luz, documentos mojados por la lluvia y zapatos embarrados en la entrada. Del otro, el “después”: un espacio seco, seguro y digno. La idea es simple y contundente: mostrar cómo cambia la vida con un techo que protege.
“El mundo de hoy cree más en los testigos que en los maestros; y si cree en los maestros, es porque primero son testigos”, recordó el padre Juan Andrés “Gordo” Verde, referente de Cireneos.
“Nosotros intentamos ser testigos con lo que hacemos, mostrando lo lindo y también lo difícil. No podemos permitir que los niños se críen en la extrema vulnerabilidad que significa un rancho".

Resultados concretos
Cireneos comenzó a trabajar hace ocho años y formalizó su existencia como asociación civil hace cinco. En ese tiempo, el grupo ya logró resultados visibles:
- 42 familias realojadas con apoyo directo de la gente.
- Más de 120 soluciones habitacionales de transición entregadas (viviendas Rancho Cero y contenedores).
- 350 familias acompañadas en procesos de relocalización.
- 116 familias incluidas en el Plan Avanzar junto al Estado.
“No se trata de reemplazar al Estado —aclaró Verde— porque es el responsable de brindar soluciones definitivas. Pero nosotros buscamos estar en esa transición para que nadie, y sobre todo los gurises, tengan que crecer en un rancho de lata”.

El valor de la invitación
La presencia en la Expo Prado fue posible gracias a la ARU. “Nos enteramos que los stands tienen costos altos, pero en nuestro caso no hubo que desembolsar nada. Fue una invitación total, y estamos tremendamente agradecidos porque nos permite visibilizar lo que hacemos”, destacó el sacerdote.
Para Verde, la Rural es una fiesta que crea puentes: “Une al campo con la ciudad, al productor con el consumidor, a la tradición con la tecnología, y también a generaciones distintas. Nosotros queríamos ser parte de ese puente.”
El mensaje de Cireneos es claro: “Nos mueve el sueño de una vida digna para todos. Queremos subir el mínimo de nuestra sociedad. No podemos descuidar a quienes aún no acceden a algo tan básico como una vivienda”.
El sacerdote insistió en que la problemática de los ranchos no es cosa del pasado.
“Hoy, en Uruguay 2025, miles de familias siguen criando a sus hijos en viviendas de lata y cartón. Mientras hablamos de avances tecnológicos y producción de excelencia, no podemos ignorar que lo más básico aún está pendiente”, sostuvo.
Alianzas estratégicas
El trabajo se apoya en redes y acuerdos que multiplican el impacto. La Fundación Pérez Scremini, por ejemplo, acerca casos de niños que luchan contra el cáncer y viven en ranchos. Cireneos transforma esas viviendas para que puedan enfrentar el tratamiento en mejores condiciones.
“En el medio rural hay experiencias admirables. Nosotros trabajamos con organizaciones que nos abren las puertas: Cireneos propone el cambio y ellas lo acompañan”, explicó Verde.
Entre los ejemplos concretos mencionó al colegio San Francisco de Paysandú, que se sumó a esta tarea junto a otras instituciones que facilitan llegar a distintos rincones del país. Actualmente trabajan en Salto, Rivera, Tacuarembó, Canelones, San José, Melo y Montevideo.
El motor de todo son los voluntarios: jóvenes y adultos que donan horas de trabajo y energía.
“No es solo levantar paredes, es también escuchar, compartir y mostrarle a una familia que no está sola. La mano de obra solidaria nos permite llegar más lejos de lo que imaginábamos”, contó Verde.
Más que ladrillos
Los testimonios de las familias muestran que el impacto trasciende lo material. “Una vivienda Rancho Cero no es solo un techo: es salud, es educación, es autoestima. Es poder invitar a alguien a tu casa sin vergüenza. Es que los gurises hagan los deberes sin miedo a que la libreta se moje”, relató el sacerdote.
Esa convicción de que la vivienda digna es la base de todo explica la articulación con el Estado.
“El Estado tiene la obligación de dar soluciones definitivas y nosotros no disputamos ese rol. Lo que hacemos es acompañar en el mientras tanto, porque la urgencia no espera. Ahí es donde Rancho Cero tiene sentido”, insistió.
Apoyos inesperados
El proyecto también encontró aliados en ámbitos impensados. Gracias a la productora AM y al Banco Itaú, cada entrada canjeada con millas para el show de Shakira en Uruguay genera un aporte directo a Rancho Cero.
“Es una ayuda concreta que se transforma en materiales, chapas y conexiones seguras”, afirmó el Gordo.
Cómo colaborar
Las formas de colaborar son varias y están detalladas en cireneos.org : transferencias bancarias, Mercado Pago o aportes mensuales de cualquier monto.
“Cada ayuda, por más pequeña que sea, suma. Y también es muy importante la visibilización, porque el cambio solo se logra cuando hay conciencia colectiva. No ser invisibles es fundamental”, remarcó.
La participación en la Expo Prado es vista como una oportunidad para transmitir un mensaje a toda la sociedad: la pobreza extrema no es un problema lejano.
“Queremos que la gente vea que los ranchos existen y que todos podemos hacer algo, aunque sea pequeño. La dignidad no debería ser un privilegio, sino el piso mínimo desde el cual construir el futuro”, concluyó Verde.
El stand de Cireneos se convertirá, sin lugar a dudas, en uno de los puntos más comentados del Prado porque expone, con crudeza y esperanza, una realidad que convive con la modernización del país.
“Un país más justo empieza con un rancho menos”, resumió el sacerdote. Una consigna sencilla, pero con la fuerza de quien trabaja cada día para que ese “antes” sea un poco más chico y el “después” un poco más grande.