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Joaquín Maness: “En rentabilidad, el maíz le gana a la soja casi todos los años”

Es productor agrícola y prestador de servicios en la zona de Soriano y dice que con esta situación, “seguir haciendo soja y soja” no tiene demasiado futuro, además de que en esta campaña, por ejemplo, se necesitan rendimientos de equilibrio de 3.200 kilos en los cultivos de primera y 2.700 en los de segunda. Maness expresó que no le preocupa tanto el precio de los granos, sino más bien los costos productivos, afirmó que la colza dio la sorpresa como el cultivo de invierno con mejor performance productiva y de negocio en la última campaña y estableció que el mayor capital de su empresa es un equipo de gente conformado desde hace 25 años.

Joaquín Maness.
Joaquín Maness.

—¿En qué zona del país produce y cómo se dieron sus inicios en el sector agropecuario?

—Estamos en la zona de Mercedes, en el departamento de Soriano. Nuestra área agrícola va desde el norte en Cololó y parte al sur en Rodó. Nací acá, me crié y me vine a vivir a Mercedes cuando me casé, porque viví en el campo antes de eso. Siempre estuve más vinculado a la ganadería por el establecimiento familiar, pero en la crisis de 2002 quedamos afuera del mercado porque tuvimos que vender el campo para pagar las cuentas. En 1997 ya había comprado una enfardadora y empecé a vender servicios, pensando en la parte ganadera. En un momento comenzamos a sembrarle a un cliente, y ahí empezamos con este tipo de servicios. Ya en 2005 me asocié con mi suegro, que también trabajaba en el rubro pero estaba 100% dedicado a la agricultura.

—¿Cómo describirías a la agricultura uruguaya por esos años?

—Era una agricultura que estaba cambiando a partir de muchos campos que en la zona eran ganaderos. Justamente en el boom agrícola fue cuando se empezó a hablar mucho de la soja. Veníamos rompiendo praderas para hacer agricultura, se arrancaba así o en campos con poco rastrojo, con pocas chacras recientes. Una vez que se empezaron a hacer chacras, más campos pasaron a agricultura y se empezó a volver a una agricultura con soja, más cultivos de verano y cultivos de invierno.

—¿Cómo es el esquema de su empresa actualmente?

—Estamos en un 100% sobre campo arrendado, donde tenemos 8.000 hectáreas más o menos, de las cuales unas 1.000 están destinadas a ganadería y todo el resto agricultura. Intentamos mantener unas 2.000 hectáreas de maíz, con mitad de primera y mitad de segunda. Hacemos alrededor de 5.000 hectáreas de soja también y en invierno todos los cultivos: trigo, cebada, colza e hicimos 400 hectáreas de camelina. Nosotros además tenemos todo el equipo de maquinaria y llegamos a hacer 2.000 o 3.000 hectáreas de verano. Intentamos vendernos todos los servicios a nuestra agricultura. Tenemos una empresa agrícola que es Germinando SRL y tenemos una de servicios que fue con la que arrancamos que se llama ALVE SRL, entonces buscamos mantenerlas independientes pero que una le trabaje a la otra. La rentabilidad de nuestras empresas es más por los servicios que por la agricultura.

—¿Cómo estás viendo la actualidad del negocio agrícola, teniendo en cuenta las variables productivas y de rentabilidad?

—Complicada, pero creo que, como siempre, todas las dificultades traen oportunidades. Estuvimos analizando por ejemplo un tambo de cama caliente, para darle un poco más de valor a lo que producimos porque no le vemos mucho futuro a la soja. Seguir haciendo soja y soja no me parece que vaya a dar para mucho más. Con el tambo comés mucho maíz, mucho de la cebada forrajera...

—¿Por dónde ve que pasan las principales dificultades?

—Nosotros intentamos diversificar mucho los cultivos. El tema del clima es lo que menos podemos manejar, y si bien los mercados son complicados estamos muy caros de costos. A mí no me asusta que la soja esté a US$ 350, lo que me asusta es que nos cueste US$ 800 sembrarla. El desafío más grande es el de los costos, no creo que los precios sean el problema más grande. Me preocupa el desinterés por la soja que se puede llegar a dar en este contexto.

—¿Qué tan ajustados están los márgenes para la soja esta zafra, considerando el escenario de precios y también el panorama de costos?

—Tenemos costos del año pasado, del año anterior y el repunte en precios no está muy cercano, me parece. Con menos de 3.200 kilos en soja de primera, quedamos afuera. En soja de segunda calculamos 2.700 kilos. Además, no es US$ 380 en soja, que ya ni siquiera está, son US$ 20 más de flete, el acondicionamiento, son muchas cuestiones... El año pasado fue horrible lo que pagamos de secado y de acondicionamiento. Son todos los costos, no es el valor de la soja por determinada cantidad de kilos. Después de pagar todos los descuentos te queda una soja de 3.600 kilos liquidando a 3.200. El maíz, por ejemplo, en rentabilidad le viene ganando a la soja casi todos los años. En los últimos 5 años siempre le ganó el maíz a la soja en rentabilidad, salvo aquel año que cosechamos bien y tuvimos la soja a US$ 600.

—¿Han probado con otros cultivos en verano como sorgo o girasol u otras alternativas?

—Sorgo hemos hecho cantidad de veces, pero el número siempre nos dio muy justo porque los costos son parecidos a los del maíz o la soja. Nunca lo pudimos hacer con buena rentabilidad. Y otro aspecto que también tiene incidencia a la hora de ver este negocio es que nuestro maíz de primera tiene 250 hectáreas de las 1.000 que hacemos bajo riego, lo cual le da una estabilidad que en algún momento siempre incide.

—¿Cómo les cerró la campaña de invierno del 2024, tanto en lo productivo como en el resultado final del negocio?

—Productivamente muy bien, si bien no fue una campaña como la de 2023. De todos modos, se vendió mejor, al menos nosotros agarramos mejor precio. La colza tuvo una buena performance, fue el cultivo que dio la sorpresa. Durante todo el año, con el tema de las heladas la vimos muy achicada y parecía que no iba a dar. Al final anduvimos arriba de los 2.000 kilos en promedio con las 1.200 hectáreas que hicimos y vendimos en promedio por US$ 500. Nosotros siempre intentamos ajustarnos a las rotaciones, si nos corremos de ella es porque el clima no nos dejó sembrar, no es por el precio.

—¿Cómo anduvieron el trigo y la cebada esta campaña?

—En rendimientos entre 4.500 y 4.800 kilos, aunque el trigo anduvo un poquito mejor. Los tenemos muy parejos en rendimientos. No tuvimos rechazos en cebada, por suerte. Manejamos hasta 4 fungicidas, 3 en casi todas las chacras y 4 en alguna. El trigo por su parte entró todo en la calidad esperada. No es el mismo panorama de lo que les pasó a otros colegas.

—Desde el punto de vista productivo, ¿cómo están las chacras de soja y maíz en la presente campaña?

—La foto de hoy es buena, con mucho potencial para los cultivos. Cada día que pasa, por supuesto, estamos más pendientes del agua. Ha favorecido mucho que no hemos tenido ninguna ola de calor grande, hasta ahora, si bien puede haber alguna pronosticada para los próximos días. Hoy no estamos en una situación grave. Si llueve, los cultivos tienen mucho potencial de cara al resto del ciclo productivo.

—Entre otros cultivos, probaron la camelina. ¿Qué resultado les dio y cuáles son las primeras evaluaciones de un cultivo relativamente nuevo en el sector agrícola uruguayo?

—La camelina nos gustó mucho. Lo plantamos también porque era un cultivo que queríamos evaluar. Era nuevo para nosotros y para todos, creo que era un cultivo que nadie conocía mucho. Como puntos a favor, nos dejó un rastrojo muy lindo para la entrada de soja, limpio, con una siembra barata atrás. Además, la camelina fue un cultivo simple a la hora del manejo y el desarrollo productivo. Como aspecto negativo, se nos fue más tarde la cosecha de lo que esperábamos. Pensamos que la trilla iba para fines de octubre y se fue a fines de noviembre, pero de todas maneras la evaluación es positiva. Lo tendríamos que hacer de nuevo el año que viene para obtener más información de este cultivo.

—¿Cómo ve el camino hacia adelante para la empresa y el negocio?

—Como resumen, te diría que lo más importante para nuestra empresa es tratar de venderle todos los servicios posibles a la agricultura. Empezamos en la agricultura en gran parte por esto mismo. Fue cuando los números no daban, entonces nosotros teníamos espacio para entrar como productores ocupando el lugar de otros agricultores que se fueron. De esta manera también bajamos los riesgos. Es parte del respaldo que uno hace cuando tiene las herramientas en su poder. Para terminar, el capital más grande que tiene nuestra empresa es la gente, porque hace 25 años que trabajamos con muchos de ellos. Por ese lado, es una de las cuestiones que más tratamos de cuidar.

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