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Fernando Damiani: “Vender a estos valores en soja es fijar equilibrios cercanos a 3.000 kilos”

Entrevista al Gerente Comercial de Molisor

Fernando Damiani.
Fernando Damiani.
Fernando Damiani.

Es ingeniero agrónomo, tiene 34 años, trabajó varios años en Cargill y actualmente desempeña las funciones de gerente comercial en Molisor. Damiani sostiene que la agricultura en esta zafra se maneja con números muy justos, y uno de los principales objetivos, a la espera de una mejora de precios que permita ventanas donde tomar posición para cubrir los costos, es producir la mayor cantidad de kilos por hectárea. En cebada, sostuvo que si bien el panorama es mejor que el año pasado, siguen habiendo inconvenientes de rechazo por parte de las malterías y uno de los principales desafíos es trabajar en variedades más estables, que permitan evitar estos inconvenientes año tras año. Para la soja, el gerente comercial de Molisor expresó que vender a futuro con estos precios es marcar un rendimiento de equilibrio de 2.900 o 3000 kilos por hectárea, por lo que es optimista de esperar algún momento con precios más cerca de los US$ 400. Finalmente dijo que el riego y los seguros agrícolas son objetivos importantes para el futuro de la agricultura nacional, ya que estabilizando los rendimientos año tras año y minimizando los riesgos ocasionados por el clima, los productores pueden invertir más tecnología y obtener una mejor producción, lo cual beneficiaría a toda la cadena.

—¿Cómo viene el avance de las cosechas de invierno?

—En términos generales vienen avanzando bastante bien, dentro de lo que son los promedios históricos. El clima hasta ahora, a pesar de esta última lluvia grande, permitió cosechar bien, en condiciones buenas, seco. Tenemos prácticamente terminada la cosecha de colza, quedando solo el área de colza invernal. En cebada tenemos un 65% de avance y en trigo un 30%.

—Con estos números, costos y precios, ¿cómo cierra el negocio?

—La realidad es que hoy el negocio está muy justo. Ya sabíamos cuando sembramos que estábamos frente a un año bastante desafiante en ese sentido, teníamos que sacar bastantes kilos porque los precios estaban presionados a la baja. Hoy, para que te hagas una idea, el trigo anda en un rinde de equilibrio de 4.600 kilos con calidad panadera, la colza en 1.600 y la cebada en 4.700. Esto lo calculamos con una colza en US$ 500, que luego algo bajó. Viendo los rendimientos de cebada podemos pensar en 4.000 kilos, con eso queda el número muy justo. Esto siempre poniéndole media renta al cultivo.

—Hablemos de la canola, cultivo que empezó la zafra como el menos atractivo en precios y más complicado en implantaciones. ¿Cuál es el panorama actual?

—Soy gran defensor del cultivo de la colza, porque permite hacer el área de segunda de soja mucho más temprano, y eso calza muy bien en nuestro sistema de rotaciones. Este año nosotros tenemos muy poca área de colza justamente porque no pudimos sembrar en fecha, por eso tuvimos que pasar parte de esas chacras al trigo. Pero los que lograron obtener buenos rendimientos, por encima de los 1.600 kilos y vender en torno a los US$ 500, terminaron con un número positivo y entrando en la soja de segunda con media renta paga y algún número arriba. Hoy en el sistema de rotaciones, colza con soja te da el mejor equilibrio. Con cultivos de soja por encima de 2.200 kilos podés cerrar un buen ejercicio.

—El año pasado hubo un porcentaje importante de rechazos de cebada en malterías. ¿Cómo viene este año?

—La cebada nos vuelve a presentar un año con un porcentaje bastante alto de rechazo. Con más o menos un 60% de la cosecha te diría que en lo que llega a las plantas de maltería, el rechazo anda cerca del 35%, pero no tomas en cuenta todo lo que va directo a corrales o exportación, ahí se pierde un poco el número. Capaz el rechazo está cerca del 50% en variedades malteras que tienen mayor potencial de rendimiento, o sea las europeas. Yo creo que ahí tenemos un debe en toda la cadena, en mejoramiento genético o en buscar variedades que sean más estables para el país, minimizando los problemas de calidad que hace tiempo tenemos con las malterías para que el negocio sea más atractivo. Sabemos que no es lo mismo vender una cebada industria con los precios de Chicago en un 100% que salir a negociar con la demanda local, donde claramente estás perdiendo precio. Cabe destacar que las malterías flexibilizaron sus protocolos en los últimos días para aumentar el porcentaje de ingreso. Pero cuando en un Excel hacés los rendimientos de equilibrio en los dos casos, es donde te das cuenta que la diferencia es significativa.

—El trigo el año pasado tuvo récord de rendimiento por hectárea. ¿Cómo viene este año?

—Como decís, venimos de un año récord, arriba de los 5.000 kilos, este año no tendremos esos rendimientos. Pienso que nos están faltando unos 1.000 kilos. Era algo lógico de esperar, con el atraso de cosecha de soja se terminó sembrando tarde y sobre campos golpeados. Ahí arrancamos poniéndole algún techo de rendimiento. Hoy el equlibrio está cerca de los 4.600 kilos y veo difícil que se puedan superar los 4.200 en promedio. Recién estamos empezando la cosecha, veremos con este evento de lluvia qué sucede, ya que será desafiante manejar la calidad, en momentos en los que ya veníamos muy “rayeros”. Todavía queda levantar un 70% de la cosecha...

—Con este panorama, ¿cómo se planifica la siembra de verano?

—Se viene avanzando muy bien en la siembra de soja. Las implantaciones están espectaculares, de libro. Ya se logró finalizar la siembra de primera y se avanza con la de segunda atrás de la cosechadora de cultivos de invierno. Hay humedad en el suelo, vamos a tener una buena implantación y creo que eso va a ser positivo. Tuvimos alguna ventana para tomar posición, pero capaz era muy temprano para haber vendido algo de futuros o especular con la prima. Hoy sabemos que ganó Trump y hay un escenario bajista en Chicago, con algún arancel que Estados Unidos le ponga a China. Esto puede recuperarse en algo con la prima. En los precios actuales, es muy difícil tomar posición porque estamos a pérdida. Con estos valores, una soja de primera necesita 2.900 o 3.000 kilos para equilibrar, dependiendo la zona donde estés sembrando, entonces es salir a vender tomando pérdidas. Tengo la expectativa de que aparezca alguna ventana de venta con la soja más cerca de los US$ 400 y ahí deberíamos posicionarnos fuerte, al menos para cubrir los costos, tal vez usando alguna herramienta de cobertura para poder llegar a esos valores.

—¿Los precios deberían modificar el esquema de rotaciones?

—Creo que los precios no deberían modificar nuestro plan de rotaciones. Debemos apuntar a sacar la mayor cantidad de kilos por hectárea. Soy defensor del doble cultivo, en los últimos 5 o 6 años, es lo que nos ha permitido tener resultados positivos. En campos más gastados, con el ganado gordo firme, se puede evaluar descanso y recuperar con praderas.

—¿Y el maíz? ¿La chicharrita para los cultivos de segunda o el anuncio de año seco pueden mermar la superficie?

—Se habla de unas 100.000 hectáreas de maíz de primera, algo menos que el año pasado. Están muy buenos, les ha llovido bien. Tengo mucha expectativa con los maíces, es el cultivo que puede tener un empuje al alza si aparece menos oferta en la región, y sacando rindes cercanos a los 7.000 u 8.000 kilos puede dejarte un buen número. Pero sí creo que va a bajar el área, porque tenemos alertas encendidas con la chicharrita y con el año seco.

—Hace varios años que estás en el rubro pero de todos modos sos una persona joven en puestos de toma de decisión. ¿Cuáles crees que son los principales desafíos de la agricultura?

—Estamos ante un año con precios presionados a la baja, con fundamentos de mercado que dan una buena oferta de stocks en el complejo sojero e incluso en los cereales, por eso tenemos que intentar producir la mayor cantidad de kilos posibles disminuyendo costos. Por otro lado, buscar nichos de mercado y tratar de certificarnos como país carbono neutro, vendiendo bonos o certificando campos para acceder a los mercados. Por otro lado crecer en el área de riego, cuanto más podamos disminuir el impacto del clima y estabilicemos los rendimientos, más aseguramos los números de la agricultura. Por último, no tirar la toalla con los seguros agrícolas. Creemos que es necesario para el productor que se lo acompañe más, mejorando la información para que el negocio sea más rentable. De ese modo se puede invertir más en tecnología y mejora la producción y los números para toda la cadena.

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