En un escenario global de alta tensión comercial, los presidentes de Estados Unidos y China retomaron el diálogo con señales de acercamiento. Según el especialista en integración y comercio internacional Gonzalo Oleggini, el reciente encuentro entre ambos mandatarios dejó “un principio de acuerdo” que apunta a una posible reducción de aranceles, aunque la negociación se mantiene “dilatada y con dificultades para llegar al final”.
Oleggini explicó, en Valor Agregado de radio Carve, que el núcleo del conflicto sigue siendo el control de las llamadas tierras raras, minerales estratégicos para la producción de semiconductores. “China tiene la mayor cantidad de estos recursos en el planeta, lo que le da una posición clave frente a Estados Unidos, que busca cómo suplir esa dependencia”, señaló. En ese marco, Washington ha comenzado a acercarse a otros países —como Argentina— que poseen reservas menores de estos minerales, en un intento de desarrollar un “plan B”.
Mientras tanto, los mercados ya anticipan posibles movimientos. La soja en Chicago mostró subas recientes, con cotizaciones de 407 dólares para marzo de 2026 y 413 para julio, ante la expectativa de que China retome las compras desde Estados Unidos. Sin embargo, Oleggini advierte que “aún no hay nada concertado” y que las idas y vueltas en la política comercial norteamericana podrían modificar rápidamente el panorama.
El especialista también abordó el impacto de la guerra arancelaria en el sector cárnico. “La soja es un producto altamente exportable para Estados Unidos, pero la carne tiene un mercado interno muy fuerte y precios que crecieron un 70% en los últimos años. Por eso, son dos escenarios totalmente distintos: la soja depende de China, la carne de su propio consumo doméstico”, explicó.
En paralelo, la relación entre Brasil y Estados Unidos atraviesa un nuevo capítulo de tensiones. Las declaraciones recientes del presidente Lula da Silva, cuestionando al negociador norteamericano Marco Rubio por su rol en los casos de Venezuela y Colombia, habrían enfriado la posibilidad de un acuerdo comercial. “El interlocutor fue invalidado antes de empezar la negociación, y Trump no lo va a cambiar”, dijo Oleggini.
Esa distancia política tiene consecuencias económicas. Brasil enfrenta actualmente un arancel adicional del 50% para exportar carne a Estados Unidos, lo que ha favorecido a competidores como Australia, cuyas ventas de carne al mercado norteamericano crecieron 70% en 2024. También el café brasileño —de fuerte presencia en el mercado estadounidense— se ha visto afectado, generando críticas dentro del propio sector productivo.
“Estamos en un momento de reacomodo global”, concluyó Oleggini. “Estados Unidos busca reducir su dependencia de China, China intenta mantener su liderazgo tecnológico, y América Latina vuelve a ser terreno de disputa y oportunidad en el tablero geopolítico mundial.”
 
 
 
