El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) lidera un proceso clave para el futuro del sistema ganadero uruguayo: la licitación internacional para incorporar una nueva generación de dispositivos de identificación animal, que incluyan tecnologías como la georreferenciación y el monitoreo de movimientos en tiempo real. En este marco, el presidente de INIA, Ing. Agr. Miguel Sierra, confirmó la prórroga por 15 días del llamado, debido al alto interés generado a nivel global.
“Se decidió aplazar el llamado porque había actores de todo el mundo —de Argentina, Brasil, Australia, China— interesados en presentarse. Más de 120 se interiorizaron en el proceso”, explicó Sierra en diálogo con Valor Agregado de radio Carve. El nuevo plazo fijará el cierre de la convocatoria hacia la tercera semana de julio.
El proceso forma parte del “Desafío Trazabilidad”, un proyecto impulsado en conjunto con la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), con el objetivo de renovar la tecnología utilizada actualmente en el Sistema Nacional de Información Ganadera (SNIG). Hoy, cada animal en Uruguay cuenta con una caravana con chip a un costo aproximado de un dólar por unidad. El país se destaca a nivel global por mantener un sistema de trazabilidad individual para sus más de 12 millones de cabezas de ganado.
Uno de los principales desafíos será combinar innovación con sostenibilidad económica. “Nos comentaron que algunas empresas manejan soluciones que oscilan entre 25 y 50 dólares por dispositivo. Eso se aleja bastante del costo actual. Habrá que ver si las nuevas prestaciones justifican pagar algo más, pero sin dispararse”, señaló Sierra.
El proceso de selección evaluará tanto los beneficios técnicos como el costo. “Habrá que rankear las propuestas por el valor que aporten, desde la georreferenciación hasta la detección de problemas sanitarios, y ver cuál realmente vale la pena validar”, agregó.
Validación a campo: etapa clave
Las tecnologías preseleccionadas no se adoptarán de forma inmediata. Primero deberán pasar por un proceso de validación de 12 meses en estaciones experimentales de INIA. “Hay soluciones que funcionan bien en laboratorio o a pequeña escala, pero luego fallan en condiciones reales: con lluvia, barro, animales en movimiento, instalaciones rurales. Por eso es fundamental este año de pruebas en campo”, advirtió Sierra.
La validación no solo examinará la precisión y robustez de los dispositivos, sino también su durabilidad, especialmente en ganado de cría, y su autonomía energética. La capacidad de los dispositivos para operar durante largos periodos sin necesidad de recarga será otro de los puntos clave.
Dado que el período de validación se extenderá durante todo un año, Sierra estima que la implementación definitiva no ocurrirá antes de 2026. “Probablemente, dos o tres tecnologías sean seleccionadas para la validación. Si superan la etapa de campo, quedarán habilitadas para participar en la siguiente licitación”, explicó.
El cronograma prevé que, una vez cerrado el llamado a fines de julio, se dedique entre un mes y un mes y medio para evaluar las propuestas y definir quiénes pasan a la segunda fase. “La idea es resolver eso lo antes posible para mantener el impulso del proceso”, concluyó Sierra.