El consumo de carne vacuna cayó en junio pasado al registro más bajo de los últimos 19 años. En tanto, si se consideran los primeros seis meses de 2024, en este caso la marca quedó como la peor de los últimos 13 años.
Estos datos se desprenden de un informe difundido hoy por la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra), y refleja el impacto, por un lado, de la pérdida del poder adquisitivo de la población y, por el otro, de una menor producción de carne tras la liquidación de ganado debido a la sequía de 2023 que, en ese momento, había generado más oferta. Vale recordar que, recientemente, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) alertó que al finalizar 2024 el consumo de carne podría quedar en el nivel más bajo en al menos 110 años.
“Al considerar el promedio móvil de los últimos doce meses el consumo aparente de carne vacuna por habitante quedó en 48 kg/año en junio de 2024. En relación a un año atrás la caída fue de 10,4%”, indicó Ciccra sobre el desempeño el mes pasado.
Luego amplió: “En tanto, el promedio de los primeros seis meses del año se ubicó en 44,7 kilos/hab/año y resultó 16,7% menor al registrado en igual período de 2023″.
La carne vacuna enfrenta una situación paradójica. La caída del poder adquisitivo de la población golpeó el consumo, pero, a la vez, se encuentra entre los productos con menos subas. Según un informe del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), en promedio el mes pasado los precios de los distintos cortes registraron en el AMBA una variación del 2,2%. Quedaron 2,4 puntos porcentuales por debajo del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec, que se ubicó en el 4,6%. Por otra parte, entre enero y junio pasado el alimento subió un 27,19% mientras la inflación general acumulada fue del 79,8%. La carne vacuna se encareció casi tres veces menos que el IPC.
En su reporte, Ciccra habló de la retracción que tuvo la industria. Dijo: “En los primeros seis meses de 2024 la industria frigorífica vacuna produjo 1,490 millones de toneladas res con hueso de carne, lo que significó una caída de 10,1% interanual y una retracción de 168.100 toneladas res con hueso”.
Luego comparó lo ocurrido el año pasado con la sequía y lo que sucede ahora: “Al colocar estos datos en la perspectiva histórica con el objetivo de comprender mejor los efectos de la extensa y profunda seca que afectó a la producción ganadera en los últimos años, surge que la venta anticipada de hacienda y la liquidación de vientres ubicó la producción de carne vacuna del primer semestre de 2023 en el lugar más alto de los últimos treinta y cinco años. A la inversa, la corrección del stock de madres y el impacto negativo de la falta de agua y alimento suficiente, hizo que la disponibilidad de hacienda para faenar en esta campaña fuera muy inferior, llevando la producción de carne al puesto Nº 8″.
Como se mencionó, hace unos días la Bolsa rosarina alertó que, con 44,8 kilos por habitante, 2024 podría cerrar con el consumo más bajo en al menos 110 años. Es un valor muy por debajo del promedio histórico de 72,9 kg y del piso de 1920, con 46,9 kg por habitante por año.
Según la entidad, el consumo total de carnes bovina, aviar y porcina podría ser de aproximadamente 105,7 kg por habitante en 2024, una disminución del 9% respecto al año anterior y el más bajo desde 2011. La dieta cárnica del habitante promedio argentino estaría compuesta por un 42% de carne bovina, un 42% de carne aviar y un 16% de carne porcina.
La proporción de carne bovina ha caído 3,5 puntos porcentuales respecto al 2023, alcanzando un mínimo histórico. Al mismo tiempo, el consumo de carne aviar aumentó 2,4 puntos porcentuales de forma interanual. Por primera vez en los registros, el habitante promedio en la Argentina consumiría en 2024 la misma cantidad de carne vacuna que de carne aviar (alrededor de 44,5 kg). El consumo de carne porcina aumentaría 1,1 puntos porcentuales respecto al año previo.
Pese a todo, en la comparativa internacional, dijeron en la entidad rosarina, la Argentina continúa siendo en carne vacuna uno de los países con mayor consumo per cápita, con una ingesta prácticamente igual al de Uruguay y superando ampliamente a Estados Unidos (38 kilos), Australia (27 kilos) y Chile (26 kilos).
En un contexto de recesión económica, la BCR alertó que se observa una sustitución del consumo de carne vacuna por alternativas más económicas como el pollo y el cerdo. Además informó que el poder adquisitivo en términos de carne vacuna ha disminuido, reflejado en la capacidad de compra de asado por parte del sector asalariado, que podría comprar 146,6 kg en 2024, una caída del 5,6% respecto al año anterior.
Extraído de: La Nación