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Motores y amortiguadores

Los motores de la economía (inversión, consumo, exportación) están flojos y estamos entrando en un camino con baches. Los amortiguadores tienen que estar bien y el dólar es uno de ellos.

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Ing. Agr. Nicolás Lussich.

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En el primer bimestre de este año las exportaciones de bienes medidas en dólares cayeron 5%. En el ámbito de los servicios, los ingresos por turismo cayeron 27%, consecuencia -principalmente- de la crisis en Argentina. En bienes, el descenso se dio principalmente por la caída en las ventas de madera a China y el descenso en las ventas de arroz, que vienen retrasadas, aunque también hay efectos por la caída en los precios en otros productos.

Sin embargo, cuando se convierten las exportaciones a pesos y se descuenta por inflación (es decir, se mide su valor real, su poder de compra interno), el número pasa a ser levemente positivo (cuadro 1). Es que el dólar subió 14% en el último año, con una inflación que se ubicó en 7,5%. Esto implica que el dólar subió cerca de 8% en términos reales, mejorando los números de las exportaciones. Es un atenuante de los serios problemas de competitividad que tiene la economía en general y que complican en primera instancia a los exportadores (y a mediano y largo plazo a todas las empresas y trabajadores).

Dadas las circunstancias de la economía, es clave que este fortalecimiento del dólar se mantenga. Si la cosecha sojera mejora este año -como se espera- las ventas se harán (seguramente) a precios 15% inferiores a los registrados el año pasado. Por tanto, es importante que los dólares que ingresen puedan tener un mayor poder de compra interno.

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Y es clave también que la inflación se mantenga bajo control. Sabido es que lograr ambas cosas -dólar fortalecido con inflación baja- no es sencillo, especialmente si el déficit fiscal es alto y el gasto público sube. Eso coloca al Banco Central peleando solo y ante el eterno dilema de equilibrar el combate a la inflación manteniendo la competitividad-precio: si voy fuerte por lo primero (más tasa, menos pesos circulando), se me cae la segunda (dólar).

Mantener el actual avance real del dólar a lo largo de todo este año (suponiendo inflación estable en torno a 7,5%) implicaría que termine en diciembre a 37 pesos. Sin embargo, las proyecciones de los economistas consultados por el BCU y otras encuestas apuntan a un dólar a menos de 35 pesos a fin de año. Por lo tanto, la ganancia de competitividad precio sería acotada, mala noticia para las empresas exportadoras (turismo, agro, servicios globales) que están con serios problemas para cerrar los números. Pero especular con lo que puede pasar con el dólar puede ser un ejercicio vano, en especial si se considera que estamos en año electoral, tanto en Uruguay como en Argentina.

Claro que no todo es competitividad-precio: se trata, a mediano y largo plazo, de trabajar mejor y -si somos caros- que sea porque lo nuestro es bueno. En este plano hay avances, aunque seguramente no son suficientes.

Tomando como ejemplo la producción de granos y las dificultades que ha tenido en el plano logístico, se avanzó en el dragado del Canal Martín García, que quedó a 34 pies (38 en las partes duras), lo que lo equipara con el Canal Mitre (emparejando con Argentina) y permite que los buques que cargaban 40.000 toneladas en Nueva Palmira, carguen 45.000. Más toneladas con el mismo flete es menos costo por tonelada, lo cual -dólares más o menos- se traslada a la chacra.

También se está avanzando con las inversiones en vialidad. Los números del MTOP (publicados en la Memoria Anual presentada al Parlamento) indican que la inversión ha llegado a un máximo de varios años, a impulso de lo ejecutado en el marco de la CND (Corporación Nacional para el Desarrollo) a través de la CVU (Corporación Vial del Uruguay) (gráfico).

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Sobre el asunto se ha discutido mucho, con críticas por las demoras en mejorar las rutas y caminos y también por la calidad de lo construido. Siendo todo esto de recibo, no desmerece que la inversión aumentó en forma notoria. Eso sí: se hace principalmente a través de financiamiento extra presupuestal (con endeudamiento), pues la parte que llega del Presupuesto Nacional y ejecuta la Dirección Nacional de Vialidad (DNV) es una porción menor. En efecto, la mayor parte se hace vía CND, con financiamiento de organismos multilaterales (BID, CAF, Fonplata) y del mercado de capitales (fideicomiso CVU), garantizados por el Estado y respaldado por la recaudación de peajes que se realiza en las diversas rutas de la CVU (unos US$ 80 millones anuales).

En este contexto, se han mejorado algunas rutas importantes (R 2 de Rosario a Cardona, R 8) y están en plena ejecución las obras de los nuevos accesos a Nueva Palmira. Así, por mejoras en la llegada (accesos) y en la salida (dragado), el principal puerto granelero del Uruguay tendrá un mejor desempeño. Bueno sería que las avances aceleraran en otros ámbitos, como la incorporación de biotecnología, donde Argentina nos ha sacado ventaja.

En síntesis, a pesar de que los precios están cediendo por el aumento en la oferta global, este año el clima acompaña y la producción volverá a buenos niveles; la infraestructura está mejor, hay buena capacidad de cosecha por las inversiones que han hecho productores y transportistas y el dólar está más entonado, lo que mejora los números, que venían bastante estrechos. La agricultura no está esperando que llegue el próximo gobierno.

Pablo Mestre
Pablo Mestre

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