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Los trenes que marchan por encima de los palos...

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Puedo ser socialista, comunista, de derechas, o de izquierdas, lo que no puedo ser es tonto…”. Palabras más, palabras menos, esa fue la respuesta dada hace muchos años por el entonces presidente de España, Felipe González, al ser consultado sobre cómo se explicaba que un gobierno socialista como el suyo se integrara a la entonces llamada Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea).

El razonamiento viene a cuento para estos momentos en los que Uruguay estaría muy avanzado para concretar la firma de un TLC nada menos que con su principal socio comercial.

Porque lo aclaró el mismo presidente Lacalle Pou esta semana: hablamos de un acuerdo comercial, no interviene, ni debería hacerlo, la geopolítica. El razonamiento va en el mismo sentido de cuando el país dejó “pasar el tren” para concretar un acuerdo con Estados Unidos. ¿Se acuerdan? El presidente Tabaré Vázquez anunció la decisión del gobierno de aceptar el ofrecimiento de George W. Bush para comenzar negociaciones con los EEUU para un acuerdo de libre comercio, mencionando que “hay trenes que pasan una sola vez”. Pero, sin embargo, la idea no prosperó en el seno del Poder Ejecutivo de la época, cuando su propio Canciller (Gargano), aseguró que: “hay trenes que te pasan por arriba...”.

Más allá de la dialéctica ferroviaria de la época, ahora se presenta una nueva y verdadera oportunidad de mejorar la economía del país. Un tratado de libre comercio con China, de pique, significaría más de 150 millones de dólares que se ahorrarían de pagar por aranceles las exportaciones de carnes. Sin contar con las ventajas que provocaría en otros varios rubros, como se puede comprobar en el trabajo especial realizado por el equipo de Rurales El País en esta edición. El hecho es tan contundente que, como también lo dijo el Presidente, es algo que se ha intentado concretar en anteriores administraciones, pero sin éxito.

Por otra parte es no sólo una promesa de campaña del actual gobierno, sino que está permanentemente en la agenda de reclamos que les hacen los sectores productivos e industriales, que se acelere la concreción de acuerdos y la baja de aranceles que paga el país.

Entonces, ¿Por qué el palo en la vía? ¿Cuál sería el razonamiento serio, sensato y objetivo, para oponerse a que se llegue a este acuerdo? Pero, además, si no recuerdo mal, no hace mucho tiempo las mismas voces que hoy critican esta posibilidad afirmaban que era “bolazo” y que no se iría a concretar… O sea, es casi como afiliarse a la teoría de: “no me importa lo que digas o hagas, yo siempre voy a estar en contra…”. O, lo que sería más grave aún, los que ahora critican y se oponen, si llegara a concretarse con otra administración, seguramente apoyarían y dirían loas de las gestiones… ¿Por qué hay que ser así siempre? ¿Algún día el país y su economía podrán transitar sin palos en las vías?

Ojalá, por el futuro de nuestros hijos y nietos, que sí.

Pablo D. Mestre es editor de Rurales. Ingresó a EL PAÍS en el año 1981. Primero desempeñó tareas en el Departamento de Corrección y luego, desde el año 1992, pasó a integrar la Sección Rurales donde fue periodista, productor comercial y hoy se desempeña como Editor. Además, fue fundador y Director de La Vanguardia Melense, trisemanario que se publicó en el departamento de Cerro Largo durante una década. Es también socio director de Mesol Comunicaciones, empresa que lleva adelante, en sociedad con el diario, el Portal Rurales El País y diversas actividades en el sector agropecuario. Es también codirector del programa #HablemosdeAgro que se emite los domingos en Canal 10.

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