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La moneda del criador está fuerte y eso hace mirar para adelante...

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Mi abuelo Sorondo siempre repetía la frase: para adelante quedan las casas… Acostumbrado a los avatares del clima, ya desde hace más de medio siglo atrás, en la 5ª. Sección de Cerro Largo, mirando a lo lejos apreciaba su ganado y confiaba en lo que vendría. Porque sabía que las vacas siempre lo defenderían, con seca o inundaciones, con sol, o con lluvias. Y así es. Esa frase que contiene un mensaje de optimismo en lo que vendrá, sin detenerse en el hoy, es aplicada a lo que sucederá en estos 45 días cuando se venda el insumo fundamental para la fábrica de producir carnes de calidad en el país.

El año pasado comenzaba la zafra de venta de reproductores luego de la peor sequía que el país recuerde, que generó millonarias pérdidas a todo el sector agropecuario y agro exportador. Pero aún así, los toros se vendieron, y con buen mercado, hasta quizás impensado por la situación general. Este año, en este constante cambio que tiene la producción a cielo abierto, la situación es totalmente distinta, con una primavera que se instalará luego de buenas aguas, incluso en algunos lugares hasta demasiadas, con el sabido factor “inflacionario” que significa para la gente de campo ver sus pastos crecer, gracias a la inversión que se ha hecho en pasturas.

No sólo el clima es otro. Transitamos un año en el cual se ha valorizado la cría vacuna en el país, con precios muy buenos para los terneros, considerados la verdadera “moneda del criador”. Por los terneros y por las terneras, que hasta han tenido valores similares a los machos en varios pasajes del año, a influjo de una creciente demanda internacional.

Es un año donde, además, está consolidada, y con buenas perspectivas de futuro, la exportación de ganado en pie, demandando justamente la calidad genética que ostenta la ganadería uruguaya, que es apreciada en el mundo, y con negocios tanto para machos, como para hembras de calidad superior. Esto ha llevado a que hoy se maneje como moneda corriente entre US$ 500, o US$ 550 por ternero, posicionando bien al sector.

Entonces, hay demanda por toros, ya se palpa en el ambiente, las consultas son permanentes, porque el criador ha tenido un año con buenos valores y buena productividad. Por otra parte, como ha venido sucediendo en los últimos años, cada vez son menos los terneros que “pagan” un toro. Además, en general los ganados llegan con buen estado en prácticamente todo el país, lo cual también ayuda a que la toma de decisiones de invertir en reproductores se tome antes, lo que este año, con la zafra concentrada en 45 días, será fundamental.

El antecedente

En la zafra pasada se vendieron en total, según la estadística de Rurales El País, 6.647 toros en remates y exposiciones (un 7,57% más que el año anterior), a un valor promedio de US$ 2.995, lo que desprende que se invirtieron unos US$ 20 millones en poco más de un mes. Esta cifra, significó un ajuste de 11,65% frente a la muy particular zafra 2022.

Si se analiza la estadística de la zafra, ésta arroja que en remates de cabaña fueron 6.062 los toros vendidos en 2023, a un valor promedio de US$ 3.036, en tanto en las Exposiciones fueron 585 toros comercializados a US$ 2.568 de valor medio.

En la estadística de la venta por razas, en la raza Angus, fueron 3.608 reproductores a un valor promedio de US$ 2.940,80. La raza tuvo un crecimiento del 20,59% en volumen, comparado con la zafra anterior, mientras que el promedio siguió la lógica de la zafra, con un ajuste a la baja. De la raza Hereford, fueron 1.690 toros de la raza vendidos a US$ 3.245 de promedio. Esto marca que se comercializaron 16,42% menos toros de la raza frente a 2022. El promedio tuvo un ajuste de 8,23% comparado con el de los pampas el año anterior. Los Brangus fueron 418 a US$ 3.159, y los Braford: 194 a US$ 3.151.

Estos números son sólo una referencia, pues no hay dos zafras iguales. Más allá de los argumentos mencionados que hacen que haya buenas expectativas de comercialización de los reproductores, objetivo primario de las cabañas, como en todo negocio de oferta y demanda, los valores los pone el mercado.

Pero en épocas donde la inmediatez está dada por la rápida respuesta de la tecnología, a través de la Inteligencia Artificial (por ejemplo, en la gran herramienta que desarrollamos: Agro360), bien vale recordar con sentimientos naturales los orígenes. Por eso, como decía mi abuelo Sorondo, más allá de todo: para adelante están las casas…

Pablo D. Mestre es editor de Rurales. Ingresó a EL PAÍS en el año 1981. Primero desempeñó tareas en el Departamento de Corrección y luego, desde el año 1992, pasó a integrar la Sección Rurales donde fue periodista, productor comercial y hoy se desempeña como Editor. Además, fue fundador y Director de La Vanguardia Melense, trisemanario que se publicó en el departamento de Cerro Largo durante una década. Es también socio director de Mesol Comunicaciones, empresa que lleva adelante, en sociedad con el diario, el Portal Rurales El País y diversas actividades en el sector agropecuario. Es también codirector del programa #HablemosdeAgro que se emite los domingos en Canal 10.

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