Publicidad

La agricultura a la carga

Después del golpazo de la seca del año pasado, la producción agrícola vuelve a marcar el ritmo de la economía, desde las chacras a los puertos. La cosecha de maíz fue récord y se viene una gran cosecha de soja.

Nicolás Lussich.jpeg

Complican en lo inmediato, pero las lluvias son esenciales para cualquier producción en el campo. En la ganadería tienen los pastos a pleno, lo que afirma el precio de la reposición y facilita el engorde, dándole margen al productor para negociar mejor sus ganados en la puja con la industria. En los tambos las lluvias hacen barriales, en algunos casos muy complicados, pero a la larga siempre es mejor que llueva: el agua afirma los verdeos y pasturas, y con eso la capacidad de producción para todo el año. La remisión a plantas está avanzando modestamente, por el rezago en las pariciones, pero las buenas aguas de las últimas semanas seguramente permitirán un aumento interesante en la producción este año. Y lo que es más importante: después de la durísima seca del año pasado, la producción agrícola ha vuelto por sus fueros.

Un nuevo récord

Si hay un cultivo con gran capacidad para traducir agua en grano es el maíz. El año pasado estuvo complicado: por más que los recursos genéticos y técnicos estuvieron disponibles, faltó el agua y -con la excepción de las chacras con riego- el rendimiento fue bajo. Incluso en chacras donde se preveía regar mermó la fuente de agua por la histórica sequía, que terminó incluso llegando a las canillas montevideanas. Pero el clima da revancha y esta zafra cambió la pisada: las precipitaciones se fueron acomodando en el segundo semestre del 2023, permitiendo implantar los maíces de primera con cierta tranquilidad. Luego se sumaron más lluvias y -pese al período seco de este verano- los ciclos de maíz de primera (de floración) temprana sortearon el trance y completaron un muy buen llenado de grano, alcanzando muy buenos rendimientos; muchas chacras superaron las 10 toneladas por hectárea.

Gráfica Nico.jpg

Ya confirmada una gran cosecha de primera, resta ver ahora el rendimiento de las chacras de segunda, que también será muy bueno pese a algunas dificultades nuevas, como la aparición de una plaga (la chicharrita), que se extendió en Argentina y también anda de visita por el Uruguay. Se trata de un insecto (Dalbulus maidis) de tres a cuatro milímetros de longitud que es vector de diversos patógenos (virus y bacterias) que afectan a las plantas, con mermas de rinde que puede ser significativa en ciertas condiciones.

En cualquier caso, las primeras estimaciones de técnicos y empresas comercializadoras apuntan a una producción maicera total que podría superar 1 millón 300 mil toneladas, un nuevo récord histórico para Uruguay. Hay quienes incluso son más optimistas y apuntan a una cosecha cercana a 1,5 millones de toneladas.

El maíz es una verdadera “máquina” de producción y por algo es el cultivo más importante del mundo medido en toneladas anuales cosechadas, con una acumulación de investigación, genética y adaptación que ha sido notable en el último siglo. En Uruguay el avance de productividad en maíz llegó un poco más tarde, entre otras cosas por la moratoria que imperó sobre los nuevos eventos transgénicos hasta 2019; pero hubo avances en otras áreas y ahora la productividad está desplegándose a pleno. La adopción de los transgénicos permitió un salto en capacidad de siembra (antes era casi imposible plantar de segunda) y en rendimiento, sobre lo cual se sumaron avances y mejoras en sistemas de producción, fertilización y agroquímicos para la protección del cultivo, lo que ha dado lugar a récord tras récord en rinde; además -tan importante como lo anterior- se amplió el abanico de zonas productivas, a pesar de que el maíz sigue siendo un cultivo exigente en términos de condiciones agronómicas y suelos.

Cuadro Nico.jpg

Full Uruguay

Según recientes estudios de Opypa (MGAP) el consumo anual de maíz en Uruguay se ubica cerca de 1,4 millones de toneladas, aunque esto puede variar según la disponibilidad del grano, su precio, y el precio de los productos finales (carne, leche). Tomando esa referencia, por primera vez este año la producción estaría superando la demanda interna estimada de maíz. Como lo hemos comentado, este grano forrajero es esencial para sostener la producción lechera y particularmente la ganadería, con un rol clave en los feedlots, pero también en las etapas de cría y recría, que cuentan con el grano para suplementar y acelerar la producción y hacerla más eficiente. Por supuesto, también se suma la demanda permanente de la avicultura y -en menor medida- de la producción de cerdos. En números gruesos, la ganadería responde por la mitad de la demanda de concentrados, la lechería la cuarta parte y la avicultura algo más de 15%.

Con este escenario, no es extraño que se estén concretando exportaciones de maíz en volúmenes históricos. Pero no debe pensarse el asunto en términos de “saldo exportable”: por suerte -y esperemos que esto no cambie nunca- el mercado de granos en Uruguay es abierto y así como se exporta, seguramente se importará grano, si se precisa, al cerrar el año. En todo caso, dado que el precio viró (y bajó) al pasar de paridad de importación a paridad de exportación, el costo del maíz cayó fuerte y se ha hecho mucho más atractivo para los demandantes, que están haciendo intensas compras, compitiendo con la exportación. Los precios del maíz puesto en Nueva Palmira están en torno a 160 US$/ton; puesto en Montevideo se pueden conseguir 170 US$/ton, con plazo.

En la dinámica de las cosechas se imponen ciertas cuestiones logísticas que inciden en todos los granos. En el caso del maíz, estos días hay una “ventana” de cosecha y exportación, antes de que comience a moverse a pleno la cosecha y comercialización de soja, que demanda mucha capacidad de transporte, depósito y embarque. De manera que han salido ya algunos barcos con maíz uruguayo, captando oportunidades en mercados de Asia, por ejemplo Corea del Sur.

Esto se ha facilitado también por otra particularidad que surge en este año excepcional para la producción maicera: dados los avances en la logística portuaria los buques salen desde nuestro país con maíz 100% uruguayo (full Uruguay, como se alude en la jerga marítima); los barcos de gran porte se cargan principalmente en Nueva Palmira y se completan en Montevideo. Eso es más que un dato anecdótico: permite al Uruguay contar con mayor independencia logística y -por tanto- comercial. Cuando los precios bajan y están más cerca de los promedios históricos, como ahora, cada dólar cuenta.

Y cada centímetro de profundidad de los canales de acceso o de dragado, cada kilo de grano agregado por la buena fertilización y cada litro de combustible que se ahorre por una mayor eficiencia en la logística vale para el margen final de la agricultura. En maíz este año los precios son bajos y lo que defiende el negocio es el rendimiento y la comercialización eficiente. Con la recuperación de la cosecha argentina post sequía (cuadro) hay presión bajista; pero habrá que ver el resultado final, cuando se conozca definitivamente la incidencia de las plagas y la real dimensión de la producción en Brasil. En cualquier caso, el maíz uruguayo ha dado un salto histórico que no tiene vuelta atrás.

Publicidad

Publicidad