Publicidad

La revancha agrícola

Después del fracaso de la cosecha anterior, la producción de trigo y cebada creció más de 60%. Será un importante impulso a la economía, aunque es poco el margen que le queda al productor.

grafica-1.jpg

Ing. Agr. Nicolás Lussich

lussich.jpg

A fuerza de excelentes rendimientos y un área que logró

aumentar levemente, pese a los serios problemas financieros, la producción de

granos de invierno (principalmente trigo y cebada) aumentó más de 60% respecto

a la magra cosecha previa.

Según la última encuesta de DIEA el rendimiento triguero

alcanzó los 3.667 kg/ha, lo que sería un récord histórico. La cebada también se

ubicó cerca de los máximos antecedentes. Los datos se recabaron en la primera

quincena de diciembre y es posible que el rinde definitivo sea algo menor, dadas

las lluvias posteriores. En cualquier caso, la zafra fue excelente en materia

de rendimientos.

Mejor hubiera sido para el país que la superficie sembrada fuera

mayor, pero la agricultura está en pleno proceso de recomposición de áreas. Después

de la gran expansión ocurrida entre 2008 y 2014, los precios bajaron y las superficies

de cultivo se han reducido, concentrándose en las mejores zonas de suelos y cercanas

a los puertos, variables que muchas veces van juntas. Precisamente, es en el

litoral agrícola (de Colonia a Paysandú) donde está la mayor parte del área.

grafica-2.jpg

Esto explica parte del aumento en los rendimientos: menos

chacras pero mejores, con mayores rendimiento promedio al dejarse de cultivar

áreas marginales. Este factor es clave para entender la dinámica de la

productividad en el campo: muchas veces, expandir la actividad tiene ‘costos de

productividad’, al incorporarse recursos nuevos o marginales. Vale también para

la ganadería, que estuvo muchos años “retirada” a suelos de menor potencial (en

general) y que ahora ha retomado posición en lugares de buena producción que la

agricultura ha dejado por altos costos de fletes y otros factores.

Además, hay un ajuste positivo en las tecnologías de

producción, con mayor precisión en las fertilizaciones y la inclusión de

rotaciones con pasturas, que –en la mayoría de los casos- permiten expresar

mayores rendimientos en la fase agrícola, aunque –claro está- implican menor

área agrícola neta respecto a tener agricultura continua.

Pero la reducción de las áreas también se ha dado por las

dificultades económicas del rubro, que carga con costos muy altos. El aumento

en el precio de los servicios de transporte y de chacra, el costo del

combustible, salarios y cargas sociales, tasas e impuestos, y –principalmente-

rentas que aún se resisten a ajustarse a la nueva realidad, hacen que los

márgenes sean muy estrechos, aún en el caso de buenos productores. Además, este

año buena parte del resultado positivo irá a cubrir compromisos financieros con

la banca y proveedores, siendo poco lo que le quedará al agricultor, salvo en

el caso de los propietarios de tierra.

Los precios ayudan: esta semana se dio un nuevo aumento y

los valores están cerca de 15% por arriba de su nivel de un año atrás, con el

trigo puesto en molino en Montevideo en 220 U$S/ton y la exportación ofreciendo

210 U$S/ton puesta en Palmira. El aumento se explica por menores cosechas

previstas en grandes productores, a lo que se agrega el intenso frío en EE.UU. Además,

son dólares algo  más fuertes que los del

año pasado (el dólar subió 14% interanual, contra una inflación de 8%).

grafica-3.jpg

Así, las

exportaciones de trigo arrancaron el año a pie firme, sumando U$S 31 millones

en enero (el año pasado no hubo exportaciones en enero). Se estima que el saldo

exportable se ubique por encima de las 300 mil toneladas, lo que puede aportar

unos U$S 70 millones a la cuenta exportadora, casi el triple de lo registrado

en 2018.

El aumento en la producción y las exportaciones reactivará

al transporte y los servicios portuarios, así como los servicios en chacra. Es

de las buenas noticias que tiene la economía, en un año que luce difícil. Más

aún si se confirma una buena cosecha sojera, a la que el tiempo viene

acompañando con buenas lluvias.

Harina fortificada

La industria molinera triguera ha transcurrido un proceso de

concentración importante, en el cual varios molinos locales de tamaño medio o

chico han dejado de operar o lo hacen a media máquina. Surgieron en tiempos de

industria protegida y enfocada en la dinámica local, cuando la agricultura se

subsidiaba y se impulsaba con crédito oficial.

Luego de la apertura económica en los 90, comenzó un proceso

de concentración, aumento de escalas y mejora en la productividad industrial,

asociado a mayor diferenciación de productos y mejora en la calidad, con

innovaciones logísticas y de ingredientes. Hoy, la industria molinera tiene

como gran protagonista al grupo Gard (Molino San José, de capitales locales) y

en segundo lugar a Cañuelas (Molino Americano, de Argentina), completándose el

sector con algunos molinos menores (Florida, Carmelo, Santa Rosa y otros).

Recientemente, Gard concretó la compra del Molino Dolores,

que había entrado en concurso empresarial, por U$S 8,9 millones, sumando una tercera

planta al grupo. El molino tiene una capacidad de moler unas 10.000 toneladas

mensuales y buen nivel tecnológico, ubicado además en plena zona triguera. Ya

está operando con grano de la nueva zafra, con cerca de 70 empleados directos,

una muy buena noticia para la localidad de Dolores.

La concentración y el aumento de escala no es un problema en

la medida que el sector está abierto y los productores exportan libremente su

grano, así como la industria puede importarlo. Para captar trigo, la industria

tiene como referencia de precio la paridad comercial.

En el caso de la industria maltera, que origina y procesa

buena parte de la cebada que se cosecha en Uruguay, el protagonista es la

multinacional Ambev, que ha reafirmado su presencia en Uruguay y amplió el área

en la última zafra. Con el aumento en la producción, tanto molinos como

malterías se ubican en una situación mejor y seguramente también aumentarán su

actividad industrial este año.

Pablo Mestre
Pablo Mestre

Publicidad

Publicidad