El ingreso de Uruguay al Acuerdo Transpacífico, para el que el Canciller Francisco Bustillo ya presentó en Australia la carta de adhesión, representa una oportunidad para bajar aranceles y mejorar la inserción de los productos uruguayos en mercados de alto valor.
Uruguay en el Acuerdo Transpacífico: una mirada realista, fue el tema central de la Jornada desarrollada por el Instituto Nacional de Carnes (INAC) en la Expo Melilla, reflejando la visión de empresarios y académicos. Por los sectores de las carnes y los lácteos, participaron Daniel de Mattos- delegado de Industria Cárnica en Junta de INAC y Gabriel Fernández Secco- Presidente de Conaprole.
Lácteos.
“Si Uruguay ingresa al tratado, para la lechería sería una buena noticia y casi una necesidad, porque los demás exportadores de lácteos (Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda) tienen acuerdos comerciales con algunos de los países que conforman el Acuerdo Transpacífico”, concluyó Gabriel Fernández, presidente de Conaprole al analizar el impacto en su sector.
Conaprole exporta el 84% de la leche que produce, específicamente en lo que son productos para industria, mientras que el resto lo destina al mercado interno con productos elaborados para consumo. En el ejercicio económico que finalizó en junio de 202, la exportación generó US$ 639 millones. La empresa vende en 63 países y llega a más de 290 clientes, pero sólo 6 mercados representan el 75% del volumen exportado y en esos destinos, los lácteos uruguayos no tienen beneficios arancelarios.
Fernández remarcó que los países que conforman el Tratado Transpacífico “son interesantes para los lácteos. Salvo Australia y Nueva Zelanda, el resto son deficitarios en lácteos. Entre 2023 y 2027, naciones como Vietnam tendrán un fuerte incremento del Producto Interno Bruto, pero también crecerán sus poblaciones”, remarcó el Presidente de Conaprole. Los países que conforman el acuerdo consumen 71 kilos de leche equivalente por persona y el Mercosur el doble, según los datos presentados por el disertante.
“Todos los países que conforman este acuerdo representan una oportunidad comercial para el sector, porque algunos de los integrantes del acuerdo no alcanzan el consumo promedio de lácteos del mundo”, remarcó Fernández.
Carne.
Para el sector cárnico también es fundamental el acuerdo. “El mercado mundial de alimentos es muy complejo y más el de las proteínas de origen animal, porque es el más protegido. Además, presenta mayores dificultades de acceso en lo sanitario y lo comercial”, admitió Daniel De Mattos.
El delegado de la industria en el INAC planteó en su charla el potencial que tiene para las carnes uruguayas el Acuerdo Transpacífico. Asimismo, destacó los avances de Uruguay, especialmente en lo sanitario, fortaleciéndolos con la trazabilidad obligatoria de todo el rodeo bovino. “Las ventajas comparativas basadas en el acceso sanitario y través del acceso por cupos, donde alcanzamos ese hito sostenido de más de 20% de extracción, empezaron a disiparse lentamente. Eso sucede no porque Uruguay haya perdido escaños en ese acceso a mercados, sino porque nuestros competidores y especialmente los regionales han accedido a esos mercados que estaban reservados únicamente para Uruguay y eso va a seguir”, advirtió.
Consideró que incluso aquellas ventajas que Uruguay podría tener con el acceso de carne y menudencias en China, “es muy probable que vayan a desaparecer”. Uruguay puede seguir por este camino donde están desapareciendo las ventajas comparativas y competitivas. Puso como ejemplo la pérdida dentro de la cuota 481 -el contingente de carne de alta calidad con la Unión Europea-, donde se perdieron US$ 40 millones en dos años por disminución de acceso. Eso trae consecuencias sobre la producción y especialización, con ciclos incompletos en lugar de ciclos completos o los contratos a futuro con precio fijado. De Mattos recordó que los costos de Uruguay difieren mucho con los de la región, ya que hoy , producir un kilo de carne es más caro que hacerlo en Argentina y Brasil.
A eso se suma una China “que sigue creciendo en su consumo de proteína animal, pero con un foco distinto: volumen y precio. Las 16 plantas frigoríficas que China le habilitará a Brasil producen más que las exportaciones de Uruguay. . Nos están empujando a jugar un partido distinto. Hasta este momento era: Uruguay se diferencia no por cantidad, ni por precio, sino por su calidad. Ahora nos obligan a jugar con un jugador alto como Brasil, que se diferencia por precio y la cálida es relativa”.
Impacto.
De Mattos dijo que el impacto que tendría sumarse a este acuerdo comercial, sería superior al que tuvo la apertura de China en su momento y más fuerte que el que produjo la cuota 481, para carne de alta calidad en la UE.
El experto no vio impedimentos ni técnicos, ni productivos para que la ganadería uruguaya “pueda subir la extracción 30% a futuro con el mismo stock de bovinos”, pero advirtió que Uruguay “precisa pasar urgente por un proceso de apertura arancelaria”.
De Mattos admitió que el Acuerdo Transpacífico “parece ser poco conocido por las distintas partes interesadas” y tiene la ventaja de ser un tratado apolítico y “eso, a Uruguay le facilita muchas cosas”, remarcó el orador.
“El ingreso al acuerdo representará para Uruguay el redireccionamiento de productos exportables. “Tenemos la impresión de que no se le está dando la discusión que merece el Tratado Transpacífico”, opinó De Mattos.
Según la visión del representante de la industria, estar dentro del acuerdo tendrá un doble efecto: “la diversificación por el redireccionamiento de productos, como bien puede ser colocar en Japón, Canadá o Vietnam (cuando se tenga el acceso sanitario) productos que hoy estamos vendiendo en otros destinos. Ese redireccionamiento, según evaluaciones del INAC, es más de US$ 100 millones, pero para nosotros es bastante más”. La otra ventaja es poner a Uruguay en el mismo nivel de competencia que otros exportadores cárnicos de Oceanía en varios de los mercados donde hoy compiten con Uruguay.
Es por eso que De Mattos afirmó: “el ingreso al Acuerdo Transpacífico resuelve nuestra urgencia de mercados y ayudaría a que la ganadería crezca. Viene en el momento adecuado para la ganadería”. El bloque del Transpacífico tiene 20% de las importaciones y la vocación comercial de 11 países que tienen las mismas reglas, remarcó el representante de la industria cárnica en el INAC. “Hay países con menor estándar en el marco normativo, con menor estándar en lo que es las definiciones y las reglas de la economía que han accedido al acuerdo ¿por qué Uruguay no?. Creo que estamos preparados”.
Expertos.
Posteriormente se presentaron los resultados de los informes que se relevaron en el sector académico. Ignacio Bartesaghi de Universidad Católica del Uruguay se referirá a los antecedentes del Acuerdo Transpacífico y proceso de adhesión. Marcelo Sheppard - Universidad de Montevideo planteó el marco regulatorio del Acuerdo Transpacífico en materia de empresas públicas, mientras que Juan Dubra - Universidad de Montevideo destacó la evaluación económica de la adhesión de Uruguay al Tratado de Cooperación en patentes.
Tanto el informe realizado por expertos en comercio de la Universidad de la República, la Universidad de Montevideo y la Universidad Católica, así como el otro suscrito con el Ministerio de Industria, Energía y Minería, mostraron un mensaje optimista.
El primer capítulo señala que el acuerdo prevé un proceso de adhesión estandarizado. Este proceso culmina exitosamente en la medida que el país candidato ofrezca rebajas arancelarias atractivas y presente un cuerpo normativo doméstico compatible con las exigencias del acuerdo (esta compatibilidad no debe ser absoluta, pueden reservarse excepciones). Esto es positivo para Uruguay en la medida que debe transitar un proceso claramente definido, según los expertos. El capítulo sobre acceso a mercado, facilitación del comercio y reglas de origen concluye que nuestro país “no enfrentaría grandes dificultades para alcanzar el estándar de este acuerdo”. Asimismo, es interesante destacar que algunos de los perfeccionamientos requeridos en la materia ya habían sido observados por distintos analistas nacionales y organismos internacionales. Ya eran recomendaciones para una agenda de mejora unilateral.
El “botín” del mercado Transpacífico puede renovar las energías para acometer esta agenda preexistente.
El Acuerdo Transpacífico incluye normas sobre Empresas Públicas del Estado. El mismo prevé la existencia de estas al tiempo que regula su funcionamiento para que no afecten la justa competencia. Por ejemplo, se pretende que no discriminen empresas extranjeras ni en precio ni en calidad a la hora de abastecer bienes públicos.
El análisis sobre este capítulo que hace el informe de las universidades concluye que “este aspecto no sería un obstáculo determinante en el ámbito de las negociaciones para la adhesión”.
El funcionamiento actual de varias de las principales empresas estatales uruguayas ya está alineado con los requerimientos del Transpacífico.
En el escenario base, a 20 años de la adhesión, se estima una caída de las ventas internas de productos sin patente de US$ 6,6 millones correspondientes a 1,2% del total de las ventas del sector y 1,6% de las ventas de los laboratorios nacionales.
Esto genera una caída en el empleo de -0.5%, lo que representaría 23 puestos de trabajo.
La jornada cerró con la disertación del senador argentino Martín Lousteau, Economista y ex Ministro de Economía de la República Argentina, quien expuso una hora sobre “Argentina y su política económica; el mundo como ancla”.
Un comercio de US$ 660 millones y 140.000 toneladas
El efecto más relevante en el corto plazo para el sector cárnico, si Uruguay concreta el ingreso al Acuerdo Transpacífuco, es el redireccionamiento de comercio, explicó un informe técnico de Inteligencia de Mercado del INAC.
Si Uruguay se incorporase al acuerdo, carne que se coloca en distintos mercados se redirigiría hacia países del Transpacífico. El análisis del INAC sostiene: si solo se consideran elementos arancelarios, la cadena cárnica bovina uruguaya concentraría los beneficios directos de ingresar al acuerdo comercial citado en la mejora de acceso a los mercados de Japón y Canadá. Cabe aclarar que actualmente no se pueden considerar potenciales beneficios por oportunidades comerciales en Vietnam, ya que no se cuenta con habilitación sanitaria para ese mercado.
El comercio actual de los productos pasibles de ser redireccionados representa US$ 660 millones y 140 mil toneladas. Es decir, alrededor de un cuarto de la producción de carne bovina uruguaya se corresponde a productos que se podrían redireccionar a Japón y Canadá. Dependiendo de cuánto volumen se redireccione efectivamente, el ingreso incremental para la cadena de carne bovina uruguaya se ubicaría, en 2023, entre ]US$ 35 y US$ 95 millones anuales (escenario central y escenario de máxima). En términos indirectos, incorporase mencionado acuerdo implica una diversificación de los destinos de exportación de la carne bovina se corresponde a productos que se podrían redireccionar a Japón y Canadá. Para cuantificar potenciales ingresos incrementales derivados de este redireccionamiento de comercio, INAC identificó productos que cumplen las siguientes características: Uruguay los exporta en condiciones arancelarias no preferenciales (esto es, fuera de las cuotas EEUU y Hilton) mientras que por otro lado productos similares exportados por Australia son colocados en Japón y Canadá. Se toma como referencia a Australia por ser un país del Acuerdo Transpacífico que cuenta con las mejores condiciones arancelarias disponibles. De este modo, este país coloca cada corte en el mejor destino posible. Esta es una referencia inicial de dónde podrían generarse redireccionamientos de comercio en caso de que Uruguay mejore su acceso a mercados al incorporarse al acuerdo comercial.