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Una historia de gestión en la carne: Saturno y el desafío de crecer desde adentro

Luis Avero, director de Frigorífico Saturno, repasó los desafíos del sector cárnico nacional, los costos de competir con la región, la tensión en las relaciones laborales y los planes de expansión de una empresa que lleva 25 años apostando al mercado interno

Luis Avero, director de frigorífico Saturno, en Hablemos de Agro.
Luis Avero, director de frigorífico Saturno, en Hablemos de Agro.
Foto: Manuela García Pintos.

Detrás de los 25 años del Frigorífico Saturno hay una historia que comenzó mucho antes. La de un niño que creció en el barrio Inve de Pando, entre la Escuela 111, la Plaza de Deportes, el Club Urupan y una familia trabajadora que sembró en él valores que aún hoy lo guían: la empatía, el esfuerzo, la conducta y el derecho a soñar.

Luis Avero nació el 2 de octubre de 1969, el menor de tres hermanos. Hijo de Oldemar Avero y María Luisa Diverio, encontró en sus padres y en su entorno las primeras lecciones de vida. De su padre -trabajador de OSE y de la histórica Ipusa- heredó el compromiso con la comunidad. De su madre, empleada en la fábrica textil ITE, la firmeza, el trabajo diario y la constancia.

A lo largo de su infancia, el deporte y la vida barrial marcaron su carácter. En Urupan, el básquet se convirtió en pasión y en escuela de vida. Años después, devolvería parte de lo recibido siendo presidente del club y forjando el lema “Urupan de Pando, Urupan de todos”.

Aunque comenzó la carrera de arquitectura en la Universidad de la República, fue el impulso emprendedor el que lo llevó a tomar otro rumbo. En 1990, con apenas 21 años, adquirió su primera camioneta Indio para repartir chacinados. Con el respaldo de sus padres y amigos, dio el puntapié inicial a lo que una década más tarde sería el nacimiento formal del Abasto Saturno.

Luis Avero en el campo.

En el año 2000, con la frase de cabecera “aprendiendo y creciendo”, comenzó la etapa más visible de una trayectoria construida desde abajo. El crecimiento fue constante, sostenido por el trabajo y el compromiso. A pesar de las adversidades -entre ellas, un accidente de tránsito que lo alejó temporalmente de la conducción de la empresa-, Saturno siguió creciendo. Fue justamente durante esa etapa difícil donde más se sintió el apoyo incondicional de su familia y compañeros de ruta.

Ese mismo año se concretó un viejo anhelo: contar con una planta propia. Ubicada en el kilómetro 38 de la Ruta 8, en Empalme Olmos, la moderna planta marcó un nuevo hito para la empresa y para la zona. Hoy, el Frigorífico Saturno no solo es símbolo de calidad y desarrollo, sino también una fuente de empleo y arraigo para muchas familias.

Con el ingreso de su hija Paula y su sobrino Pablo como socios, la historia de Saturno se proyecta hacia el futuro. Una historia que empezó con una camioneta y un sueño, y que hoy celebra 25 años con la misma esencia de siempre: trabajo, compromiso y raíces profundas.

En el marzo de los 25 años de Saturno, Luis Avero participó de Hablemos de Agro, en Canal 10, en donde habló de las complejidades del negocio en Uruguay, los cambios sociales que afectan las relaciones laborales y los proyectos de futuro de una empresa que hace 25 años se propuso abastecer al mercado interno con carne de calidad y construyó su identidad sobre la base del esfuerzo, la reconversión y la cercanía. Pero si algo dejó claro en esta entrevista, fue su postura sobre el mundo del trabajo.

“Yo soy hijo de trabajadores, de esos que se levantaban a las cinco de la mañana para ir a la fábrica”, dijo. “Los derechos laborales los tengo grabados a fuego. Pero son de los trabajadores. Ni de los araganes ni de los chorros. De los que laburan de verdad.”

Conflictos laborales

El tema laboral fue central en la conversación. Avero se refirió con crudeza a un episodio que marcó un antes y un después en su relación con los sindicatos: un piquete frente a su planta, realizado por trabajadores de otro frigorífico, terminó con agresiones a su personal.

“No nos dejaron sacar los camiones. A la cocinera nuestra, que pesa 45 kilos, la sacaron a barrigazos tres sindicalistas que no eran de Saturno. Medían 1.80 y pesaban 120 kilos. ¿Dónde está la violencia de género ahí? ¿Dónde está el respeto?”, lanzó.

En su visión, hay que poner el foco en el trabajador real, el que cumple, el que quiere superarse. “Para pedir derechos primero hay que ser trabajador”, insistió. Y advirtió sobre un fenómeno cada vez más extendido en las empresas: el ausentismo y la falta de compromiso.

“Todos lo tenemos. Es difícil encontrar ese arraigo, esa voluntad de mejora. Las nuevas generaciones tienen otras prioridades. Tal vez esté bien. Pero mientras tenés un trabajo, hacelo bien. Es lo mínimo”, señaló.

Frigorífico Saturno ha tenido, según su director, un nivel muy bajo de conflictividad interna. “Tenemos un buen vínculo con los trabajadores. Siempre fuimos cercanos. Pero eso no nos hace inmunes a las consecuencias de decisiones ajenas. Cuando hubo ocupación en otra planta, nosotros terminamos bloqueados. Y eso no es justo”, reflexionó.

Sobre la discusión actual en el Parlamento respecto a limitar las ocupaciones y definirlas como una extensión del derecho de huelga, Avero fue tajante: “Parar está bien. Pero si alguien quiere trabajar, hay que dejarlo. Eso es respeto. El sindicalismo no puede convertirse en una herramienta de avasallamiento”.

El costo de producir

El director de Saturno conoce los números del negocio como pocos. Desde hace años viene advirtiendo sobre los altos costos de industrialización que enfrentan las plantas uruguayas. Y lo vivió en carne propia.

“En 2018 teníamos una sección de desosado que procesaba entre 300 y 400 cuartos por día. Trabajaban 120 personas, en dos turnos. Comprábamos sets de carne nacional y los desosábamos. Ese sector de la empresa se fundió por la competencia de la carne importada”, explicó.

La reconversión fue dura, pero inevitable. “Pasamos de producir carne uruguaya a importar carne para mantener la actividad. Nos reconvertimos en un 80% como distribuidores e importadores. Tuvimos que abrir locales de venta directa al público para sostener los puestos de trabajo”, relató el director de Saturno.

Para Avero, el modelo actual del negocio está desbalanceado. “En el mercado interno es muy difícil sostener una planta ciclo II. Brasil, Argentina, Paraguay tienen costos industriales mucho más bajos. Nosotros no podemos competir con eso”, advirtió.

Y aunque no reniega de la importación, incluso la defiende como una herramienta útil para regular precios y abastecer al consumidor, reconoce que se perdió parte del músculo productivo del país.

“Traemos carne más barata, con buena aceptación. Pero eso también implica resignar valor agregado nacional. Y se sienten los efectos en toda la cadena”, sostuvo.

Una planta exportadora

Frigorífico Saturno nació como distribuidor. Luego alquiló una planta, desarrolló su propia marca -Saturno Premium- y finalmente logró tener instalación propia. Hoy emplea a unas 200 personas y distribuye carne en los 19 departamentos del país.

“Fue todo a pulmón. Mucho ensayo y error. Pero logramos sostenernos y crecer con los años”, resumió el director de frigorífico Saturno.

El siguiente paso está en estudio: transformarse en planta exportadora. “Es la lucecita al fondo del camino. Ya entusiasmamos a las nuevas generaciones de la empresa. Paula, mi hija, y Pablo, mi sobrino, están involucrados en la dirección y aportan frescura. Y sí, queremos dar ese paso”, confesó.

Han evaluado opciones, incluyendo plantas inactivas como Frigorífico Florida, donde participaron del remate. “No tenemos una obsesión con una planta específica. Buscamos una oportunidad viable. Sabemos que competir con las multinacionales no es fácil. Pero creemos que con gestión, esfuerzo y seriedad, podemos lograrlo”, aseguró.

Avero valora el ejemplo de otras empresas familiares que lograron consolidarse en el exterior: “Pando, San Jacinto, Las Piedras, Copayan en Rocha, Frigo Yí en Durazno. Queremos ir por ese camino. Paso a paso, sin apuro, pero con convicción”.

La charla también derivó en temas de coyuntura: precios del ganado, consumo interno y tendencias del consumidor. El comienzo de 2025 fue positivo. “Tuvimos una muy buena temporada. La llegada de turistas argentinos ayudó mucho. Se vendió bien en carnicerías, supermercados y restaurantes”, detalló.

En cuanto a cortes, los de parrilla siguen liderando: bife ancho, angosto, vacío, colita de cuadril. “El bife vacío es un clásico de los argentinos. Y también hay más uso del delantero en elaborados. La industria local está empezando a trabajar más con carne uruguaya en cocina”, valoró.

Sobre las líneas premium, Avero señaló una tendencia clara: la carne empezó a tener marca. “Antes ibas a una carnicería y era simplemente ‘carne’. Hoy cada empresa busca posicionarse. Nosotros queremos que Saturno Premium sea reconocida en todo el país”, afirmó.

La distribución ya cubre todo el territorio nacional. Y, aunque reconoce la competencia de grandes marcas, Avero apuesta al vínculo directo y a la construcción de confianza con el consumidor.

Ovinos y cultura del consumo

Un capítulo aparte mereció la carne ovina. Frigorífico Saturno trabajó en campañas de promoción y programas de compra de corderos, aunque la oferta escaseó en los últimos años.

“El trabajo de INAC fue muy bueno. Se aumentó la venta, pero al productor no le cerraban los precios. Hoy subieron, pero bajó la venta”, explicó.

Para Avero, hay una barrera de acceso que impide el desarrollo del rubro. “No puede ser que tengas que comprar medio cordero. Necesitamos ofrecer cortes ovinos como se hace con la carne vacuna o de cerdo. Solo así se vuelve más cotidiano en la mesa uruguaya”, argumentó.

Más allá de los desafíos del negocio, Luis Avero transmite una visión profunda sobre el rol empresarial y la responsabilidad social. Su historia personal está íntimamente ligada a su identidad como líder. “Mi viejo era sindicalista. Yo crecí viendo el valor del esfuerzo. Por eso me duele ver cuando se lo pierde”, dijo.

No reniega del cambio generacional, pero pide compromiso. “Está bien querer algo mejor. Pero mientras estés acá, hacelo bien. Ganá un oficio. Sé útil. Eso te sirve en cualquier lado”, enfatizó.

Frigorífico Saturno, desde sus inicios hasta hoy, es el reflejo de una empresa que se adaptó sin perder su esencia. Una empresa que nació en la distribución, resistió la presión de la importación, sostuvo su gente con creatividad y ahora sueña con exportar carne uruguaya al mundo. Y en el centro, Luis Avero, un director con visión de futuro, pero anclado en valores firmes, que no se negocian.

“Uno puede cambiar de estrategia. Pero no de principios”, concluyó. Y esa frase, quizás, sea el mejor resumen de lo que Saturno representa: una empresa que, aun en un mundo cambiante, se mantiene firme en sus raíces.

Mirá el programa completo:

Licenciada en Comunicación por la Universidad ORT (2017) y máster en Dirección de Comunicación Corporativa (2024). Desde agosto de 2020 forma parte del equipo de Rurales El País. Actualmente colabora con la revista de la Asociación Rural y produce el programa #HablemosdeAgro, que se emite los domingos por Canal 10. Además, acompaña a empresas del sector agropecuario en el diseño y la implementación de sus estrategias de comunicación. Anteriormente trabajó como periodista agropecuaria en El Observador y fue productora del programa radial Valor Agregado, en radio Carve.

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