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Las joyas de la abuela: el valor del campo natural

La Asociación Uruguaya de Ganaderos del Pastizal se creó en 2014 con el fin de promover la producción uruguaya sobre campo natural

Producción en campo natural
Javier San Román

Uruguay es uno de los pocos países del mundo que tiene la fortuna de contar con esta superficie de pasturas naturales, se estima un 70% de la superficie con unos 10,5 millones de hectáreas. En épocas donde se cuestiona dónde se produce, donde se busca poner más conciencia en la sustentabilidad de la ganadería, donde preocupa poner una vaca sobre un bosque tropical quemado y donde los desafíos ambientales son una clave de futuro, nosotros tenemos este beneficio, pudiendo alternarlo de forma sana y sinérgica con otras producciones.

“AUGAP nuclea productores ganaderos de campo natural, que es la base de la producción ganadera de Uruguay. Casi toda la cría se desarrolla allí, y parte de la recría e invernada también, por eso buscamos valorizar este recurso como un bien que pocos países del mundo tienen: los pastizales que tiene Uruguay son una ventaja comparativa que hasta ahora no supimos aprovechar del todo”, dijo Javier San Román, actual presidente de la Asociación.

Esteban Carriquiry, presidente del Plan Agropecuario lo pone en otras palabras. “El campo natural en los sistemas productivos uruguayos es muy importante: en invierno produce poco pero en el resto del año es competitivo y genera una producción a bajo costo. Además, tiene condiciones de resistencia a factores adversos como sobrepastoreo o sequía y una gran resiliencia cuando vuelven las condiciones buenas de producción”. A su vez, las condiciones de manejo que se apliquen en el establecimiento juegan un papel importante.

Alfredo Bianco es productor ganadero en la zona de Pirarajá, en Lavalleja. Supo ser presidente de la Asociación entre 2019 y 2021, a la cual se afilió en 2017. “Tenía vínculo con la Alianza del Pastizal desde su inicio, que era una iniciativa regional y concurría al encuentro anual de ganaderos que se hacía en distintos países del Conosur, con relación con productores y técnicos que me invitaron a incorporarme”. Bianco explota un establecimiento de 500 hectáreas donde la mitad es arrendada y la mitad propia y un 60% es campo natural, pero el resto son áreas donde en otras épocas hubo agricultura o praderas permanentes, y el productor ha intentado revertirlas a un tapiz más naturalizado en base a manejo.

“La producción a campo natural va a tener su reconocimiento social porque sus valores ya no son solo ambientales sino también económicos, en un mundo donde lo ambiental ya pesa cada vez más en la economía”, agregó Bianco.

Marta Martínez es productora agropecuaria en la zona de Marmarajá en Lavalleja, a unos kilómetros de Aiguá. “Empezamos por las aves, siendo socios de Alianza del Pastizal. Un grupo de ornitólogos nos mostraba la importancia de ellas en el suelo, tenerlo sano y bueno para ellas, sobre todo las migrantes y la visión fue saliendo de ahí: teníamos que trabajar pero conservando”, comienza diciendo. Por ello, se empezaron a fijar por ejemplo, en no tirar químicos “porque sí”, donde se pudiera matar a la mini fauna. Todos tenían esa sintonía de defender el campo natural y esa micro fauna y la diversidad, conociendo el suelo y el ambiente.

Martínez tiene vacas de cría, y en un principio estuvo en un proyecto plantando al voleo Lotus Rincón y Lotus Maku. “Leí bien y me junté con mis pares y entendí que toda modificación que hiciera cambiaba las sinergias que se presentan en el suelo, por eso, antes de cometer un error hay que estudiarlo y ver si es factible o no, y me llevó a que hoy en día no fertilizo ni tengo pasturas implantadas y dejo que la naturaleza se exprese, yo hago el manejo de las vacas siempre a favor de la naturaleza”, dice Martínez.

Producción a campo natural
AUGAP

Javier Dalmás es un productor rural de la zona de Colonia de Puntas de Arroyo Negro, en el departamento de Paysandú. “Cuando comencé mi actividad como productor me propuse generar un sistema productivo que fuera resiliente a los efectos del cambio climático y a la inminente escasez de energías fósiles, y la respuesta a eso la tuve en la producción sobre campo natural. Por ello, ser productor de AUGAP es la posibilidad de encontrarse con productores con una misma sensibilidad con nuestros recursos naturales, con la posibilidad de intercambiar experiencias y conocimientos para la preservación de los mismos y la producción sobre campo natural”. En el caso de Dalmás, es un productor ganadero específicamente criador, con terneros que vende al momento del destete y producción ovina de carne y lana con ovejas Merino Dohne.

“No estamos en contra de ningún rubro agropecuario de Uruguay, porque todos confluyen a generar el país agropecuario que tenemos y nuestra sociedad. Lo que sí defendemos es el valor del campo natural como el ecosistema propio de Uruguay, que ha generado un tipo de suelo y una vegetación herbácea única en el mundo, proporcionando grandes condiciones para la producción ganadera”, expresa Alfredo Bianco, productor de Pirarajá, Lavalleja. “Buscamos la coexistencia del campo natural con lo demás, por motivos sociales, económicos y ambientales, buscando ese equilibrio que permite convivir amigablemente entre rubros hacia futuro”, remató.

Al día de hoy, AUGAP ofrece distintas actividades a los socios, como foros temáticos con inquietudes que los propios integrantes plantean, la presencia de expertos en determinados temas, se recorren los establecimientos de los productores con un intercambio productivo, técnico y social, y actualmente hay dos proyectos que destacan: uno con el Ministerio de Ambiente en 3 áreas protegidas y el servicio de Índice de Conservación de Pastizales, que se brinda a 30 socios de forma gratuita cada año.

“Necesitamos más investigación, porque si bien se hizo mucho en los últimos 15 0 20 años precisamos más, necesitamos mucha extensión porque hay mucho campo natural mal manejado, degradado y que no produce de acuerdo al potencial que tiene”, dijo Alfredo Bianco. “Hay casos de productores de campo natural que tienen muy buenos índices productivos con costos económicos y una sustentabilidad a toda prueba”, expresó Alfredo Bianco. “Falta comunicación, que se conozcan las experiencias: no somos fundamentalistas, incluso pensamos que en un establecimiento de 500 hectáreas debe haber un área con otro sistema de pasturas o algo más intensivo que mejore las etapas del ciclo”, agregó. A su vez, Bianco destacó que el principal desafío es tratar de que la sociedad en general, el Estado y los productores entiendan que no se pueden seguir perdiendo áreas de campo natural: “Uruguay las pierde año a año, siendo sustituidas por otras actividades, llevando esto al límite del equilibrio y debemos encontrar la forma de que esto no suceda y el campo natural quede reducido a un mínimo testimonial”.

Finalmente, Marta Martínez puso énfasis en el rol de la mujer en este ámbito: “El campo en Uruguay siempre fue manejado por hombres, y hubo mujeres como yo que recibieron un pedacito de campo y tuvieron que darle la administración a su esposo o no pudieron seguir, y quiero dejar la visión de que la mujer en el campo acompaña este tipo de producciones en una sana sinergia, la entiende, hay que ir con la naturaleza y no en contra de ella”, remató.

Potencial de duplicar la producción de carne en el campo natural

“Si el campo natural hoy produce 80 kilos de carne, puede andar en los 100 kilos de carne con buen manejo y tecnología, pero estimo que el potencial productivo podría duplicarse en los sistemas de pastoreo, adecuando cargas y complementándose con otras opciones productivas y componentes de la base forrajera”, expresó Esteban Carriquiry. Por tanto, se deja en claro de que no se está en contra de la intensificación o de otro tipo de actividades a desarrollar en el predio, como puede ser la agricultura, la forestación, avicultura o praderas de mayor intensificación, pero el campo natural es un buen componente que acompaña los sistemas.

“La propuesta de AUGAP es de tener al menos un 50% de campo natural en el establecimiento, basándose en la competitividad que tiene y en el buen complemento que hace con otras alternativas productivas y forrajeras”, dijo Carriquiry. La tarea de AUGAP es importante para que se genere una asociación de productores que defienda esta producción y pueda intercambiar conocimientos entre sí, con las distintas actividades que realiza la Asociación. “Tener una masa crítica convencida de que el campo natural es sostén, además de los aspectos productivos, conciencia ambiental y sostenibilidad en donde AUGAP tiene un rol importante para trabajar, sobre todo en la concientización de los productores y la sociedad de la importancia de este recurso”, añadió. Es la oportunidad de consolidar un modelo productivo con el campo natural en el centro rodeado una base forrajera más diversa.

El protocolo de carne de pastizal desarrollado en Alianza del Pastizal adhiere también a otro tipo de producciones, y pone el límite en 50% de campo natural dejando el resto del área a otras actividades, pero también es importante el concepto de tener un Índice de Conservación de Pastizales, que valora no solamente la condición y el estado del campo natural, sino las características productivas, la biodiversidad, y todo aquello que no es campo natural cuantificándolo en función de cuánto aporta al suelo, por ejemplo, en las opciones forrajeras biodiversas con praderas polifíticas de larga duración que aportan más que un monocultivo, las rotaciones agrícolas forrajeras que aportan a su vez más que en el cultivo continuo, o el propio doble cultivo en rotación en los sistemas productivos, preferentemente de nuevo por sobre el monocultivo que supo realizarse en el país.

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