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Soja seguirá siendo clave, pero estiman que el área cae un 10%

La baja de costos y mejora de productividad desvelan a los agricultores.

Conferencia

Rosselli. El año pasado por concepto de exportaciones la oleaginosa generó US$ 1.617 millones. Foto: Ariel Colmegna.

 

Pablo Antúnez.

La soja continuará siendo un cultivo clave en la economía uruguaya, más allá de que la oleaginosa muestra una nueva caída de área. La consultora Deloitte proyectó un área de 1,3 millones de hectáreas este año -la reducción frente al ejercicio anterior es de 10%- , con una fuerte baja en la zona agrícola del este del país y una caída en los cultivos de sojas de segunda en el noreste.

En el marco del 5° Encuentro Nacional de la Mesa Tecnológica de Oleaginosos, celebrado ayer en los salones de la Cámara Mercantil de Productos del País, el economista Pablo Rosselli -socio de la consultora Deloitte- analizó los principales indicadores sectoriales y el escenario futuro.

En el encuentro hubo una masiva participación de productores y empresarios locales, argentinos y paraguayos, fiel reflejo del potencial productivo que tiene la región en la producción de granos.

El panelista sostuvo que el menor crecimiento de China generará una demanda más lenta de alimentos y estimó que la proyección de precios también será lenta, siguiendo la misma visión que está planteando el organismo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Mirando hacia China que es el principal importador de soja del mundo, la reciente devaluación de su moneda (yuan) de 3,5% en dos días frente al dólar enlentecerá la demanda, también afectará a la soja y en los hechos ya influyó en las proyecciones del mercado mundial de granos.

“Uruguay tiene capacidad para producir soja”, aseguró Rosselli, pero consideró que “como todos los productores mundiales tiene la presión de bajar costos y mejorar la productividad”, luego de varios años de precios de los granos altos que en cierta medida permitían más que compensar el crecimiento de los costos.

Frente a esa necesidad, consideró de gran ayuda el fortalecimiento del dólar en Uruguay y el mundo porque permitirá bajar los costos.

Hasta ahora, la baja de los precios de la soja en el mercado internacional fue más alta que la baja de los costos. Rosselli mostró que para sojas de primera y de segunda, los precios bajaron prácticamente a la mitad. Para este cultivo, el valor de la tonelada bajó 35% en el último ejercicio agrícola (quedó en unos US$ 330 por tonelada).

La producción en Uruguay se mantuvo por encima de 1,4 millones de hectáreas para la oleaginosa en el ejercicio anterior, aunque hubo una fuerte reducción de las sojas de segunda. Otros granos oleaginosos también perdieron área. La soja rindió 2.300 kilos por hectárea, con una producción de 3,3 millones de toneladas en el último ciclo.

La pérdida de área, principalmente en tierras marginales y lejos de los servicios y puertos, lo que hace subir los costos de producción, beneficiará a la ganadería, donde las vacas están volviendo a poblar esos campos que habían perdido durante los años de precios altos en el mercado mundial.

Rosselli explicó que la soja está entre los primeros tres rubros de exportación de Uruguay, generando US$ 1.617 millones en 2014 y adelantó que este año las exportaciones estarán cercanas a US$ 1.250 millones, posicionándose por encima de los lácteos. Es que a nivel de agricultura granelera, aún con la caída de los precios, la soja continúa siendo el principal motor de la agricultura y el resto de los cultivos, básicamente por los precios, son poco atractivos para el productor.

Los granos son fuertes generadores de empleo

Más allá del potencial productivo de la soja, el socio de Deloitte, Pablo Rosselli, mostró el potencial de la oleaginosa como una fuerte generadora de empleos, porque para producirla demanda servicios y productos por más de US$ 600 millones. Hay un alto valor agregado: son US$ 400 millones a nivel de chacras.

Por cada US$ 100 en soja que se vuelcan a la exportación hay US$ 68 que son valor agregado generado en Uruguay. Las cifras de Deloitte aseguran se generan 7.500 empleos rurales por los cereales y oleaginosos, a los que se suman otros 8.000 puestos de trabajo en rubros relacionados con la agricultura, como venta de insumos y servicios.

Rosselli estimó que se molerán este año unas 186.000 toneladas de soja, cifra que representa el doble de la molienda generada en 2014.

Pablo Mestre
Pablo Mestre
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