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Protagonistas del Agro en la Agropecuaria de Dolores

Pablo Camilo Valdez, Gustavo Grobocopatel y Eduardo Díaz compartieron conocimientos y vivencias ante un calificado auditorio.

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Protagonistas. Los tres expositores, junto al moderador Emiliano Cotelo y a directivos de la Asociación Agropecuaria de Dolores.

Pablo D. Mestre

La Asociación Agropecuaria de Dolores (AAD), concretó el segundo almuerzo del ciclo 2019 “Protagonistas del Agro”. Andrés Alayón aseguró que la institución está trabajando en cultura agro, innovación y “en contar cuentos nuevos”. El presidente de la AAD afirmó que la innovación empezó en el hombre hace 10 mil años “cuando dejó de ser nómade y empezó a hacer agricultura”. Por eso dijo que Protagonistas apunta a difundir la cultura agro. “Estos eventos logran la inteligencia comunitaria, aportan para producir más y mejor”.

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Pablo Valdez.

A los 48 años, Pablo Camilo Valdez Pasturino es director de Valdez y Cía. Nieto e hijo de rematadores, y formado en administración de empresas, marketing y rematador, hace dos décadas que dirige Valdez y Cía., firma con más de 100 años en el mercado. “Tenemos el cartel de “asuntos rurales” porque resolvemos todos los asuntos de los productores y su producción en una empresa de servicios”, confesó en el formato “charla” de la actividad. Además, es productor agropecuario realizando ganadería y agricultura.

Al ser consultado si tenía idea de niño que iba a hacer lo que hace, confesó que no. “Tuve la suerte que soy el hijo menor” dijo, explicando que en las familias con empresas centenarias como la que pertenece, es al hijo mayor que se le programaba para ocupar el liderazgo. “A mi hermano (José Artigas), por ser el mayor le regalaron la marca familiar que me encantaba, ya que coincide con mis iniciales (PV), me acuerdo que la negocié con mi hermano el negro, entregándole a cambio mi cuarto; claro, a los 4 meses de casé y aunque mi padre me desarmó el negocio después, tengo esperanza en recuperarla” (risas).

Valdez Pasturino recordó que empezó de boletero de feria, y que iba los fines de semana obligado al campo, “era un poco aburrido, pero siempre fui aprendiendo”. Pero sostuvo que hizo lo que quiso, “sin presión familiar, lo que siempre agradezco ya que me permitió desarrollarme, ser libre y creativo”.

Orgullo de Tacuarembó.

Se definió orgullosamente de Tacuarembó, donde pasan muchas cosas. Y expresó que a veces se siente “ninguneado” por la capital, por lo cual, dijo, “habitualmente los invito a Tacuarembó, a mi oficina, donde se respira campo”. En ese sentido, Valdez dijo que su señora, (Matilde Vera), “ha hecho cosas fantásticas en la cultura y la educación, lo que me enorgullece pues queremos que las cosas sucedan donde vivimos”. Y agregó que “vamos a educar a nuestros hijos con la calidad de vida que sólo se tiene en el interior, están criados para que no tengan desarraigo y que se vayan solos a completar sus estudios en Montevideo, pero con sentido de pertenencia. La cultura agro y este tipo de actividades son la demostración que se puede”, dijo el director de Valdez y Cía.

Momentos marcantes.

Pablo Valdez dijo que varios momentos le marcaron. “En el año 86 se separaron mi padre y mi tío”, recordó. Otro, en el año 93, “cuando se fue un colaborador importante, el cuadro estaba desorientado y era la oportunidad de poner mi impronta; armé un plan de trabajo, de equipo y de incentivos que dio vuelta la empresa, tanto, que había que echarlos a las 21,30 para que dejaran de laburar”. Otro momento que subrayó Valdez fue en el año 2001, en plena crisis, “teníamos 2 remates de cabaña, uno era Santa Clotilde, de Luis Bove Santayana, nos dejaron sin lugar de remate en Tacuarembó y resolví hacer el local “Don Tito” en plena crisis”. Y dijo que el local es tan espectacular “que los Grandes Campeones del Prado van a rematarse allá”.

Mostró su orgullo pues Don Tito está hecho de una manera tal, que ir es hacerlo a un evento social donde se junta el peón, el capataz, el administrador y el dueño. “Como dice Luis Bove: hay un árbol en la entrada donde dejas tus problemas, entras al remate, disfrutas, compras y cuando te vas, recoges tus problemas y te lo llevas”. Y agregó que el local “fue un cambio en forma de venta de genética en el Uruguay”.

Cambio de mentalidad.

Valdez recordó su vinculación con la agricultura. “Con Gustavo (Grobocopatel), nos conocemos desde una mañana de El Ternerazo, cuando fue junto con Marcos (Guigou) a Don Tito. Querían sembrar soja en todo norte, y me hablaban mientras yo solo pensaba en como vender el 100% esa tarde”, recordó.

Entre risas confesó su respuesta: “están locos”. Pero luego fueron haciendo alianzas que perduran hasta ahora. “Desde logística hasta llegar a la proveeduría de ganados para corral. Aprendemos y vemos cómo ha cambiado la dinámica y la forma de trabajo de muchos productores. Ser parte de ese cambio de mentalidad es gratamente reconfortante. Hoy hay muchos negocios de asociación donde cada una de las partes aporta lo que hace mejor”, dijo.

Y proyectó que el consumo de granos para los ganados va a ser cada vez más grande.

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Eduardo Díaz.

Soy nacido en “la República” de Guichón, Paysandú, confesó orgulloso. Estudió Agronomía y desarrollo Gerencial, es presidente de la Cámara Mercantil y gerente general de Cargill Uruguay (Multinacional de EEUU de una familia, con 150 años de historia. Nació como una familia dedicada al comercio de granos, hoy está en 150 países, con 155 mil personas que la integran. Se dedica al suministro de materias primas).

La familia tenía un comercio de ventas de maquinaria agrícola y un pedazo de campo, “pero no teníamos la cultura de productor agropecuario, era bastante extensivo, una especie de “caja de ahorro”. Aseguró que valora de la vida del interior que las cosas son bastante más simples, “desde el individuo que vive más cerca de las realidades, hasta las actividades que desarrollamos”, por lo cual “para vivir sigo eligiendo el interior”.

Punto de quiebre.

Díaz dijo que el momento de quiebre fue su vuelta a Uruguay. “Soy nacionalista a pesar que estuve viviendo en Argentina. Volvía al país cada verano y le decía a mi señora: “un día estos campos van a estar sembrados de soja”. Y se dio”.

Recordó que la crisis del 2001 en Argentina fue muy dura. “En el año 2002 convencí a la empresa de venir ante lo que pasaba en Uruguay con la baja del valor de los campos. Ya estaban algunos pioneros acá. Llegamos a la conclusión que Uruguay iba a crecer, había tierras disponibles, había infraestructura mínima. Generamos este informe en momentos de mucha expansión en Argentina y se resolvió venir a Uruguay en sociedad con una firma local. A partir de ahí hice el planteo que quería volver al país. Y en el año 2009 lo hice, tras negociar con mi esposa Mercedes, un poco cansada de mudanzas. Estaba convencido que el camino que teníamos que recorrer como familia era volver a Uruguay por lo que le podía aportar a la agricultura y lo que el país le brindaba a la familia”.

Mencionó que “se dio la estructura de los pools de siembra que permitía tomar riesgos que un productor por sí no lo toma”. Y mencionó que “cuando se mira las tasas de crecimiento que se dieron en Uruguay, es un caso de impacto mundial”.

Futuro.

Eduardo Díaz dijo tener una visión optimista, pues el sector agrícola uruguayo ha hecho buen ajuste de la tecnología, si bien aún hay cosas para hacer. “Hay cosas de la macro economía que deberían cambiar para hacernos más competitivos”, aseguró. Mencionó que los costos relativos, no es un problema que tiene sólo la agricultura. “Todos los sectores que trabajan para la exportación están con desafíos importantes. La agricultura a diferencia de otros, ha sabido irse adaptando, no sin pagar un costo porque el problema climático del año pasado ha sido muy duro”.

El gerente general de Cargill Uruguay estimó que el área agrícola en el país puede crecer 500 mil hectáreas más. “Hay tierras disponibles para llegar a los 2 millones de hectáreas, la infraestructura, a diferencia de hace una década, está”. Mencionó que la soja necesita producción en rotación con maíz o sorgo, “por tanto en la medida que aumente la demanda de granos para la ganadería, también es importante para la soja, cultivo tractor de la agricultura”.

Para Eduardo Díaz, en un marco donde los precios internos estén equilibrados, “debería haber entre 1,8 a 1,9 millones de hectáreas de agricultura de secano”. Y felicitó a la Agropecuaria de Dolores porque “este compartir es el camino que debemos recorrer para generar la conciencia agropecuaria que tanta falta hace en Uruguay”.

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Gustavo Grobocopatel.

Es Ingeniero Agrónomo, presidente del Grupo Los Grobo, compañía de servicios a los productores: “financieros, logística, vendemos insumos, le compramos los granos, brindamos cobertura, servicios en los más amplios sentidos. Con algunas integraciones a los sectores industriales, molino harinero, empresa química, corredora de granos”. Hoy al grupo lo integran 800 personas, y tiene una facturación de US$ 700 millones y este año sembró 200 mil hectáreas en Argentina. Confesó que “me siento además de argentino, muy uruguayo, pues fueron 13 años de actividad acá y ahora casi vivo, pues tengo una casa en Colonia”.

Quién hoy es además músico (cantante del trío Cruz del Sur, y hace música de Cámara), recordó que a los 9 años, su padre le hizo una consulta muy seria: “me dijo que le ofrecieron un campo y que lo compraría sólo si me dedicaba a la agronomía: obviamente dije que sí”. Además, dijo que su abuelo y bisabuelo eran contratistas rurales, productores. “Si tuviera que elegir de vuelta, elegiría agronomía como formación básica”, aseguró.

Grobocopatel es nacido y criado en Carlos Casares, (en Provincia de Buenos Aires, ciudad de 20 mil habitantes), lo que “te da un vínculo más cercano con la actualidad, te relacionas más con los problemas de la vida, con la gente, un activo importante”. Allí estuvo la inversión inicial de la empresa, en el mismo lugar donde hoy tiene a unas 250 personas “porque se puede hacer cosas desde el interior”. Y tiene una oficina con sala de video conferencias (Harvard en el campo), “para traer el mundo al interior”, afirmó.

Marca.

Gustavo Grobocopatel dijo que su formación le marcó un cambio en su vida profesional. “Era docente e investigador en la Universidad, dedicado al tema suelos, en un momento que se inundó Carlos Casares y la gente temió que quedaran inutilizables los suelos, mi formación me permitió tomar riesgos: ofrecía sembrar los campos y como pago dejar una pastura. Ese fue un momento de quiebre: sembrar en tierras que no eran propias, algo más conveniente para el negocio”. El hecho le permitió crecer, “darme cuenta de poder arrendar campos, no tener equipo propio, la ventaja de tercerizar”. Y aseguró que “la Universidad me dio un conocimiento que la gente no lo tenía. Ahí me di cuenta del poder y el valor del conocimiento”.

Impacto mundial.

El director del Grupo Los Grobo dijo que Uruguay es motivo de estudios. “Hay economistas que estudian qué genera el desarrollo: transferencia del conocimiento, no sólo tecnología, sino cultural. El caso del desarrollo agrícola en Uruguay es impactante a nivel mundial. Se hacían 600 mil hectáreas y llegaron a 1,5 millones, menciono siempre este caso porque merece un reconocimiento de los que estudian la transferencia de know how”.

Recordó que Marcos Guigou tuvo una idea poco común en los uruguayos de buscar un socio en Argentina. “Fui pre seleccionado y me eligió. Ahí empezamos juntos”. Dijo que lo más importante no es la empresa en sí mismo, sino ver transformarse a las personas. “Ver cómo han crecido muchos de los que estaban con nosotros, incorporarse a las familias, es lo más importante. El problema no es el poder que tenga la empresa, sino el poder que genera en las personas”, aseveró.

Una anécdota es que ADP se pudo llamar Tacuara, “por la parte musical de la palabra, pero Marcos no me dejó… Y quedó Agronegocios del Plata”.

Grobocopatel mencionó que en 2004 los ganaderos se sentían amenazados, creían que era algo pasajero lo de la soja, “porque ya pasó”. Dijo que les explicaron que no, “hasta que ese miedo desapareció y hoy el ganadero tiene una visión más integral que la agricultura apalanca a la ganadería y no la desplaza”.

El futuro.

El empresario afirmó que lo peor para un país es que les vaya bien en algo. “Uruguay es uno de los lugares más difíciles para ser agricultor, los suelos son complejos: están todos mezclados, los microambientes que hay es impresionante, mucho riesgo de erosión. Es muy difícil ser agricultor acá. La oportunidad es que, gracias a esa dificultad, se desarrollan empresas tecnológicas para solucionar esos problemas”. Por tanto proyectó que “se viene la agricultura de precisión manejada por robots”.

Frente a esos cambios, Grobocopatel dijo que va a haber una oportunidad de generar más valor en una agricultura difícil que en una fácil. Por eso la oportunidad acá. “Lo importante en el desarrollo no es lo que se hace hoy, sino lo que genera que se hagan cosas nuevas en las periferias de lo que se hace. Hay que diversificar”.

Y agregó que Uruguay “tiene el complejo de la chiquitud, ante Argentina y Brasil, pero el hecho de ser chico es una ventaja, no un problema, pueden hacer cosas. Las crisis en Argentina o Brasil, los tiene que obligar a salirse de la caparazón, apostando a la economía del conocimiento, vinculada con desarrollos tecnológicos para la agricultura. Desarrollarlos y exportarlos a otros países. Porque tienen un capital humano excelente”.

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Cuentos viejos y cuentos nuevos

El presidente de la Agropecuaria de Dolores aseguró que “la gente cuenta cuentos viejos y cuentos nuevos”, y dijo que pretende que la AAD sea “de gente que cuente estos últimos”. La institución está en un proyecto que la llevará a ser el escenario para difundir las nuevas tecnologías disponibles. “Un proyecto de INIA en un fondo para promover las tecnologías: productividad, sustentabilidad, investigación del impacto ambiental, trabajar en buscar producir mejor, más amigable con el ambiente integrando a toda la sociedad”. Porque, aseguró Andrés Alayón, “estamos trabajando en conciencia agropecuaria”.

 

Valdez y el futuro, siempre con servicio...

Pablo Camilo Valdez aseguró que “estamos aprendiendo a darle de comer a las vacas, que habitualmente en los campos no se le daba”. Por tanto, afirmó que “necesitamos al agricultor que produzca granos para ellas”. Por otra parte, con la experiencia de los corrales, dijo que “vemos una rotación impresionante y ello desborda trabajo y riqueza a toda la sociedad, hay que dinamizar la cría y recría para alimentar la alta demanda. Hoy tenemos la Cuota 481 ante los problemas que pueda generar la reducción de esta cuota hay que firmar ya el acuerdo Mercosur/UE”. En ese sentido, Valdez aseguró que el problema son los aranceles no la calidad, rubro en el cual le competimos a cualquiera de la mano del gran trabajo e inversión genética que se ha realizado.

Hoy las razas británicas y sus cruzas son lo que el mercado demanda”.

Se mostró optimista del futuro de la ganadería, asociada a la agricultura, “porque va a crecer más el engorde del corral frente al pasto y eso dinamiza la cadena, tenemos que lograr una extracción del 30% como nuestros competidores directos”.

El director de la firma Valdez y Cía. confesó que “debemos pensar en las futuras generaciones, darle oportunidades, el conocimiento, creatividad y sobre todo la crítica son características de los jóvenes”. Asegurando que trabaja “para que mis hijos sean mejores que yo”.

Y Pablo Valdez finalizó con un mensaje: “la vida es buena cuando estás bien, pero es mucho mejor cuando los otros están bien y felices por tu causa. Nuestra naturaleza es el servicio”.

Pablo Mestre
Pablo Mestre
La operación incluye 16.000 hectáreas de campo, una planta de acopio en Mercedes y otra en Nueva Palmira
implica la compra de las empresas Garmet S.A. y Del Carmen Agropecuaria S.A., que eran propiedad del grupo argentino Pérez Companc
Sebastián Casanova, director de la firma, dijo que algunos clientes consolidaron 15.000 kilos de maíz por hectárea

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