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Nicolás Martínez: “Estoy convencido que el agronegocio funciona en el país”

Entrevista con el director de Agromotora Flores

Nicolás Martínez
Hernán T. Zorrilla

El director de Agromotora Flores destacó el potencial de rendimiento de los trigos y las cebadas y dijo que la colza tiene su lugar en las rotaciones, pero no con la “locura” del año pasado. Sobre el tipo de cambio, Nicolás Martínez aseveró que en un año promedio debería ser un factor que el productor pueda sobrellevar, pero puso mucho énfasis en el clima: “No podemos achacar al país las culpas de un factor climático que afectó a la región: si hubieran llovido 100 milímetros más hablaríamos de otra cosa”.

— ¿Cómo analiza el cierre de la última campaña de cultivos de verano?

—Si tengo que resumir, es la peor campaña de la historia. Al menos para la zona centro, donde tenemos más presencia, fue así. Los rendimientos fueron de 400 o 500 kilos en soja, y el maíz no estuvo ausente de esa situación aunque se pasó casi en un 70% a picado o enfardado, y esto mejoró la ecuación porque se le pudo dar un destino ganadero, y con la seca se sacaron buenos valores. Pero en líneas generales, cerramos la peor campaña de todas.

— ¿Esto puede traer consecuencias hacia la próxima zafra?

—El sector venía muy ordenado y muy saneado, con las cuentas claras y no nos olvidemos que veníamos de la mejor campaña de la historia en el verano del año pasado. Entonces acumulábamos dos zafras de invierno y una de verano buenas, lo que le dio orden a los productores. Sin lugar a dudas este tropezón lo pone en una situación compleja, pero no veo productores saliendo ni un recambio importante de gente, pienso que se van a mantener las áreas. Sí puede ser que hayan productores con un descalce financiero o varios que tuvieron que reperfilar deudas, con una estrategia para seguir. El rubro viene trabajando bien, ordenado y profesional y no veo gente quedando afuera, así como no veo otros entrando ni demasiado recambio. Pienso que se van a mantener las intenciones de siembra.

— La soja se consolida como el principal cultivo del país, al tiempo que el maíz crece en genética llegando a campos donde antes no estaba. ¿Cómo analiza ambas situaciones?

—La soja sin dudas seguirá teniendo la mayor área sembrada, pero el maíz es un cultivo que cada vez está más en la conversación. Hoy en una bolsa de maíz nos encontramos con mucha genética y mucha tecnología, que lo han convertido en un cultivo estable y que se inserta en zonas donde antes ni siquiera era tenido en cuenta. En las rotaciones calza muy bien por lo que implica también en los cultivos sucesores posteriores. Incluso en este año extremo de seca se vio un cultivo que en producción de materia seca no nos dejó “tan a pie”, y se pudo sacar una rentabilidad convirtiéndolo en carne, mientras hubo sojas que no se cosecharon. Pienso que es un cultivo que se sigue afianzando, al menos en la zona centro y zonas de transición.

— ¿Cómo viene el estado de las chacras de invierno?

—Los trigos y las cebadas están con un excelente potencial. Hay algunos problemas de manchas foliares severos en cebada frente al trigo, que están con dos aplicaciones de fungicida y van camino a una tercera. Los trigos en cambio están muy sanos y con mucho potencial. Capítulo aparte para la canola que está padeciendo todos los males, empezando con la dificultad que hubo para lograr buenas implantaciones por los problemas de hormiga, insectos de suelo o heladas. Se perdió mucha área y es un cultivo que tiene dos situaciones bien marcadas: las sembradas temprano están muy buenas y en los otros casos hay de todo, con muchos agujeros que no se van a cosechar y un final abierto. El año pasado abusamos de la colza haciendo un área muy grande, este año se achicó y queda mucho por conocer del cultivo, haciéndolo con una sintonía fina porque en las rotaciones calza muy bien. Hay que seguir dándole oportunidades y quizás no faltarle el respeto o hacer lo del año pasado, que se hizo un área excesiva y los resultados están a la vista.

— ¿Cuál es su análisis frente a este aspecto, de tener un descenso tan grande en la superficie de canola?

—El área de siembra propia de la empresa en canola se mantiene. Es una opción de invierno, sin dudas. Entendemos que sí hay espacio, pero hay que ver las rotaciones con herbicidas, las residualidades qué factores afectan y quizás explorar las situaciones y condiciones de campos sin rastrojos y con siembras tempranas. Pero cuando uno hace el número de dos cultivos, sembrando una canola y atrás una soja con fecha casi de primera el número cierra y muy bien. Pienso que es un cultivo que se va a quedar, aunque no con la locura del año pasado. Le vamos a ir agarrando la mano y es importante tener un cultivo de invierno que no sea una gramínea.

— Tiene su lugar en la agricultura nacional entonces...

—Sin lugar a dudas. Probablemente lo veo más en nichos, evaluando las fechas de siembra o las condiciones y no haciéndolo a “mansalva” como el año pasado que fue una locura, pero sí es un cultivo que tiene una oportunidad grande en Uruguay.

— Y con esto recobró fuerza el trigo, uno de los cultivos más antiguos y que el productor más sabe hacer...

—Es el cultivo más antiguo y donde los productores mejor mano tienen, aunque veo un desarrollo genético en cebada superior. En trigo necesitamos un plan comercial fuerte que nos apoye para seguir creciendo. Es difícil sembrar ahora porque nos acostumbramos a precios futuros y otro tipo de planes comerciales como da la soja por ejemplo, y seguro la cebada también, pero el trigo es más abierto porque muchas veces tampoco nos animamos a vender por la posibilidad de tener problemas de calidad. Sin dudas es un cultivo espectacular que sabemos hacer bien, que exploramos con potenciales de rendimiento muy altos, con un productor uruguayo que es muy bueno cosechando trigo. Pienso que donde le falta es en tener un mejor plan comercial para afianzar el negocio y expandirlo.

— ¿Qué sucede con la cebada?

—La cebada ha tenido un salto genético importante como decía, y hoy cuando cerramos campaña siempre tenemos algún kilo más de rendimiento que en trigo. Con los costos de este año, donde las ureas bajaron y se usó poco nitrógeno porque los campos aportaron mucho es un buen negocio. Te diría que no llega a 150 kilos de urea en promedio utilizados en cebadas y trigos esta campaña. Hoy, con un plan de maltería que está en US$ 230, obteniendo un rendimiento promedio histórico cierra muy bien.

— Desde hace un tiempo que la empresa se ha diversificado al tambo también. ¿Cuáles son las primeras conclusiones de esta inversión?

—Empezamos hace un año y medio y venimos muy bien. Agarramos la peor primavera para empezar con un tambo, y la producción se sostuvo con base en concentrados, que además subieron de precio. En este caso el tipo de cambio nos favorece, porque vendemos en pesos y compramos nuestros insumos en dólares. Estamos con una buena base forrajera y venimos transitando un muy buen invierno. Estamos con mucha expectativa en la segunda primavera porque si Dios quiere, y tenemos una buena oferta climática, vamos a andar muy bien. Estamos muy conformes con la operación, y si bien es un rubro nuevo para nosotros estamos contentos con lo que se ha logrado en poco tiempo. Es un desafío, en un sector que demanda mucho laburo, pero con el equipo de gente que hay y la forma en la que se estructuró estamos tranquilos, porque está en las manos de la gente idónea.

— El tipo de cambio en este caso favorece. ¿Cómo ve este aspecto en general y considerado en un mediano y largo plazo?

—Sin dudas al tambo lo favorece lo que al resto de las actividades no. Vemos un montón de fortalezas en el país, y si bien el tipo de cambio pega fuerte no debemos olvidar que pega más una seca o la volatilidad climática. Somos optimistas que en un año promedio, el tipo de cambio es un factor más dentro de la ecuación y que el productor lo puede sobrellevar sin problemas. Para mí pesa más en la estructura de la empresa un buen año climáticamente hablando. Uno aspiraría tener un dólar por encima de 40 pesos en el corto plazo, pero son variables que uno no puede manejar y entendemos que el gobierno toma estas decisiones para no afectar a otros sectores más vulnerables.

— ¿Cómo están hoy los números del corral de engorde?

—Hoy la ecuación está muy justa. Esta baja de precios y el enfriamiento de China nos pega. Por suerte el maíz llega del exterior a valores más bajos, pero la cuenta está en rojo o al borde del rojo. Estamos acostumbrados a tener en cortos períodos de tiempo oscilaciones de precio hacia arriba y hacia abajo y de forma brusca. Este último mes está siendo muy duro para el corral, pero veníamos de 4 meses muy buenos. Fue un verano duro y la ecuación está muy fina, pero a los negocios hay que analizarlos en un buen período de tiempo. Nosotros no analizamos nada de lo que hacemos en menos de 2 años. No hay ningún negocio que lo midamos en el ejercicio al 30 de junio en el calendario. Hay que darle oportunidades y el corral hoy para nosotros es una fortaleza en el esquema. Esperamos un segundo semestre donde China aparezca de nuevo y haya más dinamismo en los mercados. Hoy, con el maíz a US$ 260 y un novillo de campo en US$ 3,50 la cuenta está en rojo. Sii bien lógicamente por animales de corral se consigue algo mejor, la diferencia tiene que estar arriba de los US$ 4,10.

— Usted pertenece a una familia con muchos años en el rubro. Pero dentro de este panorama, ¿por qué siguen invirtiendo en Uruguay?

— Las condiciones para cualquier inversor que brinda Uruguay son magníficas. Tenemos seguridad jurídica, estabilidad cambiaria y reglas de juego claras, que aunque te gusten o no es fundamental saberlas. No es todo pálidas o todo va mal. Podemos decir que venimos de la peor campaña de cultivos de verano de la historia sí, pero veníamos de años muy buenos. Cuando uno ve la serie histórica es buena, la empresa lleva más de 90 años en el país y estamos abocados a seguir muchos más.

— Imagino también que con un arraigo familiar muy grande...

—Sin dudas que sí, pero se pone la razón por encima de la pasión, porque cuando se pierde lo primero vienen los números complicados. Estoy convencido que el agronegocio funciona en el país. Tenemos integraciones de distintos rubros que son una fortaleza, porque hay veces que uno está complicado y el otro no, o viceversa. Sin dudas que el arraigo tira, pero uno que anda en lugares y ve posibles inversiones fuera del país, te digo que las condiciones que da Uruguay son difíciles de conseguir. Por lo pronto en la región tenemos condiciones que no da ninguno de nuestros vecinos.

— ¿Cuáles son los desafíos más importantes hacia adelante?

—Si tengo que hablar de desafíos en lo inmediato diría seguir profesionalizando los seguros agrícolas, que es un debe para la agricultura. La volatilidad de los mercados es muy difícil de mitigar ya que somos tomadores de precios y exportadores. Fortalecer el tipo de cambio siempre y cuando no perjudique a sectores más vulnerables es una pata interesante, pero debemos saber que el resto lo hizo el clima. Si hubieran llovido 100 milímetros más entre febrero o marzo estaríamos hablando de otra cosa. No podemos achacar al país las culpas de un factor climático que afectó la región. Debemos ser autocríticos y no buscar responsabilidades donde no están.

— ¿Qué opina de la búsqueda de concretar nuevos acuerdos comerciales?

—El país trabaja y mucho en eso, con una política de Estado muy seria y gobiernos encargándose de eso, independientemente de a quién representen. Uruguay es un país que está muy bien visto de afuera y quizás nosotros no lo valoramos tanto. Nos cuesta creérnosla más, tenemos un gran país y por momentos no nos damos cuenta porque estamos discutiendo de la seca, el gordo o el precio del maíz. Pero cuando uno sale y ve realmente lo bien posicionado que está Uruguay, es un orgullo. Por supuesto que los acuerdos y abrir mercados es ideal, pero no debemos olvidar también que hoy tenemos una marca país que impacta en el mundo.

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