La continuidad de algunos años que no fueron favorables para la agropecuaria nacional, con bajos costos de materias primas, la seca de 2018 y el arrastre de deudas refinanciadas, entre otros aspectos, fue posponiendo en gran medida la renovación de maquinaria tan necesaria a la hora de implementar tecnología en el agro.
Un buen ejemplo es el arroz, uno de los principales sistemas productivos usuarios de maquinaria y combustible, que luego de varios años con los números en rojo pudo comenzar a “acomodar el cuerpo” y renovar la flota, o al menos hacer las reparaciones y cambios de repuestos como corresponde.
En Expo Activa y Expo Melilla se pudo ver ese nuevo dinamismo. El productor uruguayo apuesta a la tecnología, y cuando la situación va mejor, reinvierte. Ese ánimo se notó, y sumado a la necesidad de volver a encontrarse físicamente y abandonar tanta virtualidad, el ambiente de negocios fue muy bueno. La cercanía y presencialidad de las exposiciones permite al productor ver los equipos en funcionamiento y evacuar las dudas que tenga desde el punto de vista técnico y agronómico con los vendedores.
Consultados los principales operadores del mercado de maquinaria agrícola, parece unánime la afirmación de que Expo Activa fue “mejor”, porque se concretaron más negocios en la propia muestra. De todos modos, Expo Melilla, además de contar con un público distinto, tal vez más enfocado en granja y lechería que en cultivos de grano, registró interesantes conversaciones e interés por las máquinas e implementos.
No obstante, es preciso recalcar que con los atrasos que generó la pandemia en la cadena logística, sumado a que tan solo se tuvo dos semanas de diferencia entre ambas exposiciones, muchos suministradores de productos quedaron sin margen de tiempo para cumplir con las entregas. “La ansiedad del productor se entiende porque se junta la trilla de verano con la siembra de invierno, y en casos tenemos bastante más vendido de lo que pudimos entregar”, pareció ser otro de los comentarios principales.
Para algunas empresas, el balance de estas dos exposiciones es el mejor que se registra desde su participación. El sector reinvierte, y lejos de ser un gasto, a mayor aplicación de tecnología y monto de inversión, mayor efectividad para combatir los altos costos de producción que se registran.
De las 25 ediciones en Expo Activa Nacional y las 11 de la Expo Melilla, para varios operadores fue “la mejor de la historia”. Esto demuestra la avidez de un sector pujante, que acompañado por buenos precios y una banca pública y privada que ofrece buenos planes de financiamiento, tiene productores con capacidad analítica y estratégica para invertir en tecnología, y así seguir teniendo producciones de punta a nivel mundial.
