El ejercicio agrícola atraviesa un momento desafiante. La realidad de los precios, especialmente los de la soja, cultivo sobre el cual se sustentan buena parte de las empresas desde el punto de vista productivo como financiero, obligan a sacar muchos kilos por hectárea para defenderse. La estructura de costos de nuestro país, sumado a una cosecha anterior de verano más costosa por la necesidad de secado, rotura de campos y demás, acentúan esta tónica.
Los cultivos de invierno hace ya varios años que dejaron de ser una opción solamente para repartir los costos de la renta o hacer buenas rotaciones agrícolas, y precisamente en lo que refiere al negocio que ostentan, han permitido cerrar ejercicios positivos en los años donde la seca, el exceso de lluvias o los precios golpearon a la soja.
Para esta campaña, no se espera un panorama diferente. Los números en la previa para la siembra de invierno aparecen muy justos, y cerrar una buena zafra de invierno es vital. Afortunadamente, parece que así será.
Rendimientos. Avanzan las trillas en canola y cebada, al tiempo que las cosechadoras empiezan a entrar tímidamente en las chacras de trigo y aún no lo hacen en las colzas invernales. Para el primer cultivo mencionado, el año parece que sorprenderá. Inicialmente se consideraba que era el cultivo más afectado, con problemas climáticos al momento de la siembra, chacras que demoraron en instalarse y un precio muy justo. La realidad de la canola se representa de una forma muy clara con su superficie, descendiendo de las casi 350.000 hectáreas que se hicieron hace un par de campañas a las 125.000 que hay en 2024. Hoy, con el valor por tonelada por encima de los US$ 500 y cultivos que se fueron “armando” con el paso de las semanas, se espera que con rendimientos aceptables se pueda salvar una campaña rentable.
Para la cebada, el escenario es, al menos, mejor que en 2023. Si bien no se esperan tantos kilos por hectárea, sí se pretende llegar a cultivos con calidad maltera para las 262.000 hectáreas que determinó Urupov hace algunas semanas. Con un valor por tonelada cercano a los US$ 200, se espera un repunte en el precio para tomar posición, siendo que es un cultivo en el cual los productores no suelen comprometer grandes volúmenes antes de tenerlos cosechados. En algunas zonas, dependiendo la variedad, se registran algunos problemas de calibre.
Finalmente el trigo, con valores que hoy también se acercan a los US$ 200, se consolidó una vez más una campaña de invierno como principal cultivo en superficie, alrededor de las 400.000 hectáreas.
En lo que refiere a rendimiento, sucede algo similar a lo mencionado antes con la cebada. El año pasado el rendimiento promedio por hectárea superó las 5 toneladas, y no se considera que este año pueda alcanzarse. De todos modos, se esperan muchos kilos y un mejor escenario en lo que refiere a la calidad, si bien se ven algunos inconvenientes en el pH, sobre todo en algunas zonas donde el calor perjudicó el llenado de grano.