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La agropecuaria nacional perdió a un gran referente. El país a un ciudadano destacado. Su familia y amigos a un gran hombre y la Iglesia a un gran cristiano. La sorpresiva muerte de Gustavo Basso Pallares ha calado hondo en muchos sectores de la sociedad. Un tipo bueno, amable, familiero, profesional, sumamente capaz y apasionado por todo lo que emprendió, que a los 66 años falleció en un trágico accidente, cuando aún tenía mucho por hacer.



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