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“Con el riego, el productor consigue certezas y además disminuye riesgos”

Felipe Lecueder, gerente de la Unidad de Riego de Corporación de Maquinaria, manifestó que el diferencial de producción entre soja con y sin riego esta zafra estuvo por encima de los 1300 kilos y aseguró que en el maíz se prioriza más la asignación de agua porque se obtienen rindes “altos y muy altos”. Con la situación actual, sostuvo que entre los beneficios de la ley de inversiones, los precios de los granos y la carne y la posibilidad de acceder a buenos créditos a largo plazo se hacen atractivas este tipo de inversiones. El Ing. Agr. Lecueder expresó que también es importante el “riego de pasturas, donde entra en juego la producción de leche, carne y semilla fina”.

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Hernán T. Zorrilla, encargado de Negocios Agrícolas y Forestales del portal Rurales El País

-En esta zafra en la que los cultivos sufrieron del déficit hídrico, ¿cómo fueron los rindes de la soja bajo riego?

-Hubo rendimientos dispares en función de cada sistema de riego y sus particularidades, pero podemos decir que se alcanzaron rendimientos de entre 2500 y 4500 kilos por hectárea en soja. La falta de agua marcó una diferencia grande.

-¿Qué sucedió en los lugares que tuvieron riego pero tuvieron bajos rendimientos de todas formas?

-Hay particularidades en cada sistema. Hay lugares donde la asignación de agua por hectárea es más limitada por cuestiones de la fuente y se prioriza regar más superficie con menor lámina, entonces no se apunta a maximizar sino a estabilizar o asegurar producciones. Hoy deben haber lugares con 2500 kilos de soja por hectárea, pero hubo zonas fuera del círculo de riego que rindieron de 800 a 1000 kilos. El diferencial de producción en un año seco como este en lugares con y sin riego puede estar encima de los 1300 kilos.

-¿Qué pasó con el maíz bajo riego?

-En esta zafra registramos rendimientos de maíz muy buenos, con una brecha más notoria por la asignación de agua en estos cultivos. En el maíz esto se prioriza en mayor medida porque el riego aporta rindes de altos a muy altos. Encontramos producciones de entre 11.000 y 13.000 kilos por hectárea, con algunos picos de 14.000 en lugares con mejor suelo. Fue un verano en el que hubo zonas donde acompañó bien el clima en aspectos como radiación y luminosidad, y en los lugares donde la tecnología de cultivo está bien ajustada se lograron rendimientos de arriba de los 12.000 kilos, lo cual era difícil de lograr hace algunos años.

-La tecnología utilizada es fundamentalmente el pivote…

-Desarrollamos proyectos de riego bajo pivote y trabajamos con la entrega del diseño llave en mano. Adicionalmente a esto, acompañamos al cliente en el uso y manejo del sistema. Estamos dando mucho soporte con el control a distancia, el cual permite programar equipos y regar en diferentes horarios como puede ser la noche para ser más eficientes y bajar costos. Esto optimiza la utilización de la mano de obra. Por otro lado hay un software de riego que usa un balance hídrico online con una plataforma que muestrea los campos al inicio y permite luego al productor consultar en una aplicación en el celular la humedad disponible en suelo. Eso ayuda a decidir cuándo regar y cuánto regar. Son herramientas que colaboran en la toma de decisiones.

-¿Qué sucede con el riego de soja en sistemas arroceros?

-Se trabaja mucho en la rotación de arroz con cultivos de soja. Se han registrado resultados bastante alentadores en la sinergia de ambos y los beneficios que trae aparejado un cultivo sobre el otro. La sistematización del arroz permite hacer un buen cultivo de soja en campos bajos, cosa que antes era impensada. Ahora no solo se hace ese cultivo de secano, sino que se puede regar por superficie. La soja tiene la ventaja de controlar alguna maleza, limpiar la chacra y bajar los costos en los laboreos de verano. En esos sistemas, dentro de áreas puntuales y con campos con determinadas características se logran resultados interesantes. También hay mucha experiencia en instalación de pivotes en campos donde antes se hacía arroz. De este modo se tiene acceso al agua y a la energía eléctrica en lugares más altos o zonas donde ya no entra el arroz. Hay una combinación entre sistemas de riego por pivote en soja y maíz y riego en los campos bajos por desnivel para bajar costos.

-En esta situación, ¿se dan las condiciones para inversiones de este tipo?

-La realidad es que si. Hace ya un largo tiempo que se viene creciendo en este aspecto y los beneficios de la ley de inversiones aumentan este tipo de ganancias. Este año se juntaron otros aspectos como el precio de los granos, ahora también el precio de la carne y los beneficios transitorios de la ley de inversiones por los efectos de la pandemia. Además, hay un factor adicional que es que hay créditos disponibles a largo plazo para financiar este tipo de inversiones. Es un buen momento para mirar estas tecnologías e intentar mitigar efectos climáticos adversos como sucedió este año.

-La relación costo beneficio es buena…

-En general si, aunque cada proyecto es un traje a medida y tiene su costo de inversión por hectárea. Hay que analizar la operación y ver caso a caso los sistemas productivos.

-¿Estas tecnologías se están utilizando también en pasturas?

-Cuando hacemos proyectos de este tipo el foco es la soja y el maíz, pero también hay riego de pasturas donde entra en juego la producción de leche, carne y semilla fina. El riego no distingue entre rubros sino que es una herramienta que permite hacer diferentes cultivos y priorizar el componente de pasturas y forraje en una rotación. También da la posibilidad de integrar cultivos con mayor probabilidad de éxito. Hay un área importante de pasturas regadas en las rotaciones de los campos.

-En números, ¿cómo viene avanzando el porcentaje de área regada?

-Se estima que hay cerca de 40.000 hectáreas bajo riego por pivote con una tendencia alcista año tras año. Cada zafra se incrementa la cantidad de equipos y hoy hay más de 500 pivotes en el país. Es una prioridad a nivel estratégico y a nivel país.

-¿Cómo observan la actitud del productor para adquirir estas tecnologías?

-Notamos una demanda de los productores por tecnología y herramientas que permitan bajar el costo de la tonelada producida. Esto corre para maquinaria, semilla, tecnología y en todas las áreas. Con el riego el productor consigue certezas y baja el riesgo a la actividad, por eso se están desarrollando herramientas que permiten acceder a estos equipos con mecanismos de financiación. El riego baja el riesgo de la actividad.

-¿Cómo se vienen trabajando estos aspectos desde las autoridades?

-El crecimiento en este aspecto es consecuencia de los beneficios transitorios de la ley de inversiones de la Comap. Estos proyectos puntúan bien y logran porcentajes de exoneración fiscal altos, lo cual genera condiciones para que los productores y empresarios inviertan y generen actividad. El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y la DINAGUA están acompañando los proyectos para que se lleven a cabo con las dificultades existentes. A pesar de la situación, estamos haciendo los trámites en tiempo y forma para construir embalses y hacer tomas directas en los ríos, cumpliendo siempre la reglamentación vigente.

-Al día de hoy, la mitigación de aspectos climáticos y puntualmente el déficit hídrico, ¿se transforma en el principal desafío productivo?

-Pienso que si. Como toda actividad a cielo abierto es clave lograr certezas y niveles mínimos de producción. El riego acompaña también la viabilidad de los seguros agrícolas porque se está dando un paso adelante que no solo permite asegurar los niveles de producción, sino que también abre un abanico de posibilidades de realizar otros negocios como producción de semillas, mayor intensidad entre cultivos en rotación o integración del maíz con el productor ganadero.

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