
Casi un millón y medio de hectáreas de arroz se plantaron en Brasil en la última campaña. Solamente en el estado de Río Grande do Sul, hay cerca de 5 veces la superficie que se cultiva en Uruguay. A su vez, el 90% del arroz que se produce allí se consume en el mercado interno, a diferencia del esquema uruguayo donde el 95% de la producción tiene como destino la exportación.
Comparar una producción de esa escala con la uruguaya no parece muy real, pero donde sí podemos detenernos es en los sistemas productivos, que tienen muchos puntos en común con los que se desarrollan en el centro y norte de Uruguay.
Se realizó la Inauguración Oficial de la Cosecha de Arroz en Brasil número 35 en Capão do Leão, cerca de la ciudad de Pelotas en Río Grande do Sul. La actividad se extendió desde el martes 18 hasta el jueves 20 de febrero. Se estima que más de 15.000 personas asistieron a una exposición que tuvo la presencia de más de 150 empresas.
La actividad comprendió, además del propio cereal, a los cultivos de grano que se realizan en tierras bajas, como ellos aseguran. En dicho país, esto comprende a la soja, el maíz, el sorgo, el girasol, el trigo y las pasturas. El foco estuvo puesto en la producción de alimentos y energía de uno de los países más grandes del mundo en este aspecto, y sus desafíos y oportunidades, en muchos casos, son los mismos que en nuestro país.

Producción. Álvaro Ribeiro es ingeniero agrónomo y productor agropecuario en Camaquã, ciudad ubicada 100 kilómetros al sur de Porto Alegre. A su vez, es presidente de una asociación de productores que explotan una gran represa que hay en dicho lugar, regando 18.000 hectáreas repartidas en 400 productores, que se suman al riego que permite el río Camaquã y la Laguna de los Patos.
“En esta zona la ocupación del suelo es intensa, con rotaciones cortas y los campos llanos están ocupados todos los años por arroz y soja, ya que la ganadería se está desplazando a áreas de montes o zonas más altas”, indicó Ribeiro desde la exposición en Capão do Leão.
Respecto de los sistemas productivos, y con gran similitud con lo que sucede en Uruguay, el productor destacó la mejora que ha tenido el desarrollo de la soja en rotación con el arroz, tanto en genética como drenajes y otros aspectos de manejo, que ha permitido estabilizar los rendimientos con el paso del tiempo. “Se han instalado muchas empresas vinculadas a la soja, por ejemplo las de almacenaje, que aumentaron las ventas y dinamizaron la economía de la zona”, sostuvo.
Si bien la oleaginosa se cultiva en esta región de Brasil desde la década de 1970, la diferencia es que la superficie aumentó porque se logró controlar de mejor forma las pérdidas por sequía, pero especialmente por exceso de agua.
Sistema. La represa de Camaquã permite regar 18.000 hectáreas repartidas entre 400 agricultores, de los cuales muchos son pequeños. Además, en esta gran superficie productiva se realizan 20.000 hectáreas de soja.
Los rendimientos en promedio de la zona van desde los 8.000 kilos de arroz a los 2.000 de soja, pero en el establecimiento de Ribeiro se han logrado alcanzar con frecuencia y estabilidad las 10 toneladas en arroz y 3 toneladas en soja.
Referido al riego, hay algunas experiencias en camellones o aspersión para la soja, pero en general los veranos en esta zona son lluviosos y no hay complicaciones por sequía. Además, el costo del riego es muy elevado.
La represa de Camaquã fue construida en 1967 por el Gobierno Federal, el cual la administró hasta 1990, cuando se cedió la misma a una asociación de productores, con un directorio que tiene un mandato por dos años y una asamblea anual donde se aprueban las cuentas y se dictamina el presupuesto de la zafra entrante. Ribeiro la preside actualmente.
“Siempre nos preguntan cómo hacemos para manejar el riego de 400 productores sin inconvenientes”, expresó. La realidad es que existe un reglamento claro de adjudicación: si el productor tiene 100 hectáreas o más, se riega un 25%; si planta 50 hectáreas o menos se riega la mitad y en los predios menores a 25 hectáreas, hay agua para la totalidad de la chacra. La concesión que entrega el gobierno se renueva año tras año.
Además, la obra tiene una participación importante en la contención de crecientes. “La represa queda arriba de la ciudad y tiene una cuenca muy grande”, expresó Ribeiro, quien agregó que funciona como reguladora del agua que llega, haciéndola “bajar” de forma ordenada. A esto se suma una represa más pequeña construida únicamente para contener las crecientes. En 2024 Río Grande do Sul recibió las peores inundaciones de su historia, con consecuencias fatídicas en zonas como Porto Alegre. En Camaquá, no se inundó una sola casa, según contó el productor.

Rentabilidad. Ribeiro dijo que atraviesan un buen momento en el agro, no tanto por precios excepcionales de producto, sino por la estabilidad y ausencia de crisis en los últimos años. La entrada de la soja en los sistemas arroceros, permitió una diversificación importante que tiene varios beneficios, entre ellos el reparto de los costos fijos. “Aqui tenemos un problema grande de malezas, y la soja nos ayudó mucho en esto”, sostuvo.
El productor indicó que le preocupa la comercialización de arroz en la presente campaña, especialmente por la oferta más grande que habrá en el Mercosur. “Hay algunos datos que nos animan, por ejemplo que ya vendimos algo de lo que vamos a cosechar esta zafra para exportación a US$ 17 por la bolsa de 50 kilos, haciendo un piso de precio”, dijo. Conforme avance la campaña, habrá que ver qué valores se sostienen en la exportación así como la puja en el mercado interno, donde los arroceros brasileños se benefician de la presencia de muchos compradores, lo cual permite más competencia a la hora de definir el precio.
“El año pasado tuvimos precios mejores, y si bien estos valores mencionados son buenos, preocupa que no podamos sostenerlos en el tiempo”, aseguró Álvaro Ribeiro. En este sentido, el productor destacó el sistema uruguayo, valorando el precio convenio como una forma de negociar con mayor volumen para la exportación.
Crédito y seguros. Acerca de la facilidad para obtener créditos, Ribeiro indicó que en el pasado existieron tasas diferenciadas, pero al día de hoy hay tasas de interés de un 15%, lo que hace más complejo que en otros momentos el acceso al crédito. Aparte de la financiación por parte de los bancos, se agregan diversas propuestas por parte de la industria, ya sea la proveedores de insumos como los molinos arroceros.
Con la entrada de la soja, los productores pudieron diversificarse y hacer caja de una forma distinta, lo que favoreció su capitalización y hay más gente trabajando con dinero propio. “A estas tasas de interés, financiar toda la producción es difícil”, afirmó.
Finalmente Ribeiro se refirió a los seguros agrícolas de rendimiento, donde tienen una situación parecida a la de Uruguay. “Es un tema complejo, en Río Grande tuvimos dos años de sequía y las aseguradoras se retiraron, el único seguro que hay hoy es caro y con baja cobertura”, dijo. “Como productor es lo que más me preocupa, en el pasado el Gobierno Federal aportaba un auxilio, pero eso se terminó y el área asegurada bajó”.
Avanza la cosecha de arroz en Brasil y hay que seguirla de cerca. Productivamente, estas oportunidades permiten observar para ver qué hacemos bien y qué ideas podemos implementar. Desde el punto de vista comercial, es clave esperar para ver qué oferta finalmente ponen para la exportación, lo que seguro incidirá en el precio del mercado internacional y por tanto, los valores recibidos por el productor uruguayo.