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Ganar mercados “saltando barreras” es el gran desafío

La crisis sanitaria causada por la aftosa en 2001 fortaleció la imagen de Uruguay que ganó mercados y hoy logra diferenciarse de la región con destinos de alto valor para sus carnes.

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“Hay generaciones de veterinarios que no conocen la aftosa y hay un gran trabajo por hacer para capacitarlos”.

Pablo Antúnez  | pantunez@elpais.com.uy

El Cono Sur lleva 19 años sin focos de fiebre aftosa y sin circulación viral, pero los dolores de cabeza, tanto productivos como comerciales que generaron las epidemias, siguen bien presentes.

La fiebre aftosa, aún hoy es usada por muchos países como una barrera comercial o barrera no arancelaria, principalmente cuando un país quiere exportar carne bovina con hueso a uno que está libre. Lo cierto es que no hay datos científicos que se pueda transmitir mediante esta vía, cuando el país vendedor tiene un status sanitario reconocido como país libre, pero usando la vacunación.

Los últimos casos de aftosa en Uruguay fueron 2001 y el virus entró desde Argentina. El 30 de abril de 1999, el entonces presidente Carlos Menem aplicó en la Estancia Facundo, en Colonia Caroya (Córdoba), la última vacuna oleosa contra aftosa y anunciaba el cese de la inoculación del ganado. En paralelo, a pocos kilómetros, se aplicaba el rifle sanitario para tapar los focos, cosa que Uruguay sospechaba. En el año 2000, la Organización Mundial de Sanidad Animal, le otorgaba el status de libre sin vacunación, el mismo que Uruguay gozaba desde 1996. Confiamos en los vecinos y el marronazo no tardó en llegar.

Uruguay aprendió la lección, se afirmó en esa fortaleza de trabajar en conjunto el sector público con el privado y reconquistó los mercados más importantes: Canadá, Estados Unidos y la Unión Europea. Hoy la situación es otra y siendo país libre de fiebre aftosa con vacunación, entra con su carne sin hueso en Corea del Sur y Japón, además de ingresar con hueso en China y esa es una diferenciación importante con la región.

Ganar mercados. Mirando para adelante, “el desafío principal es reforzar, con el status actual, la mejora en el acceso a los mercados”, afirmó a El País el director de Marfrig, Marcelo Secco, que además de industrial, es médico veterinario.

Como otro de los desafíos puso “la valorización del status sanitario y el análisis del costo y la oportunidad de mejorarlo”. Y profundizó: “Ese ejercicio de defender lo que tenemos y buscar accesos con eso que tenemos, es el desafío más importante desde el punto de vista comercial, conjuntamente con lo arancelario”.

El acceso a Corea y Japón o en el caso de China, con carne con hueso, mostró que es posible “seguir avanzando y revisar periódicamente la oportunidad de dar un paso más, para ver la relación costo/beneficio, en forma permanente, en función del nuevo contexto de política sanitaria a nivel mundial”, dijo el Dr. Secco.

Es que las enfermedades son dinámicas en el mundo, por eso CEO de Marfrig consideró que “se precisa una revisión para ver el peso relativo de lo que es fiebre aftosa hoy en el acceso a mercados, con relación a otras enfermedades. En plena pandemia del Coronavirus, bienvenido sea reforzar el status que tenemos y llevar a discusión internacional la oportunidad de seguir mejorando el status”.

El industrial entiende que las epidemias de fiebre aftosa en Uruguay dejaron enseñanzas y “una resiliencia en lo que es el control y la gestión del status sanitario del país, con aprendizaje de lo que es control a nivel país y a nivel regional, como una herramienta fuerte”. Pero en lo externo, fortalecieron la imagen de Uruguay y su transparencia: “la gestión de las crisis sanitarias nos dejó una excelente reputación desde el punto de vista sanitario por la excelente transparencia con la que se manejó el caso en sí”.

Jugar su partido. Para los veterinarios, el mayor desafío futuro para seguir avanzando en la conquista de mercados es establecer y mantener un buen sistema de vigilancia de las sospechas que puedan darse en el campo y comunicarlas de inmediato al servicio oficial.

“Hay varias generaciones de veterinarios nuevos que no conocen la fiebre aftosa porque no la vieron en el campo. Hay un gran trabajo para hacer, sobre todo en conocimiento de la enfermedad, en un diagnóstico preciso, en comunicación de casos sospechosos que eso es parte de la vigilancia”.

Para el Dr. Roque Almeida, la mayor enseñanza que dejó la epidemia de aftosa de 2001, fue que si bien “tenemos monitorear y vigilar lo que es la región, Uruguay tiene que estar jugando su partido solo, pensando en los productores y en la producción de carne porque es un país que exporta el 80% de lo producido”. No está en contra de los acuerdos, todo lo contrario y argumenta que hay que “seguir estableciéndolos con los países vecinos, pero sabiendo que dependemos de nosotros mismos”.

El delegado de CAF en la Conhasa entiende que la ganadería uruguaya debe seguir con su camino y seguir vacunando los bovinos. “Con la vacunación estamos tranquilos sabiendo que no tenemos problemas de comercialización con los mercados y no hay que olvidarse de lo que pasó en 2001. Ahora debemos seguir con la vacunación porque nos da una seguridad relativa”. Almeida reconoció que la seguridad es relativa, porque la vacuna protege contra los virus regionales y no contra los extra continentales, pero aun así, consideró que “vale la pena mantener esa tranquilidad y no volver a vivir la crisis del 2001 que nos dejó un sabor muy amargo”.

Ciencia. Por otro lado, el delegado de la Asociación Rural del Uruguay en la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), Jorge Bonino, dijo que a futuro, Uruguay “debe seguir trabajando y tratar que la comunidad científica y la política, pueda entender que el hecho de vacunar no puede ser una limitante en el comercio y lo importante es que los países y las regiones logren, lo antes posible, un muy buen control de la aftosa que vaya llevando a una erradicación. Hay que tener muy buenos controles y tratar que la aftosa no sea una limitante en el comercio”, afirmó el profesional.

Bonino viene representando al sector privado ante la OIE desde hace 31 años y afirmó: “hay que mantener la integración de todos los sectores, mantener la sanidad como política sanitaria y buscar una integración regional, porque los virus no tienen fronteras políticas”.

Guillermo Crampet

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