
Bajo la consigna de nombrar oficios perdidos, de antes, de otros tiempos, muchos podrían caer en el error de incluir en su lista a los guasqueros. Como dice el refrán, para muestra alcanza un botón, que en este caso y por gusto personal sería un botón hecho de tientos, por eso lo invito a seguir conociendo a los integrantes de País de Guasqueros 2023. A través de sus historias podrá ver cómo el oficio se adapta a los nuevos tiempos pero su esencia se mantiene como sucede en este caso en un joven hombre y una femenina mujer ambos del interior del país.
Piezas tradicionales con un “toque femenino”

Andrea Camargo nació en el hospital de Rivera, pero fue criada en campaña, en la localidad de Tres Cerros del mismo departamento hasta que comenzó la Escuela. Tuvo que mudarse a la ciudad de Rivera ya que la escuela de Barras de Ataques que era la que le correspondía cerró ese mismo año.
Esa breve infancia en el campo y todas las vacaciones la marcaron muy profundamente, no deja de soñar con volver en algunos años, a “enterrarse en el campo” como ella misma dice.
Su gusto por la guasquería comienza a través de un conocido que ya trabajaba en esto. Para ella además de ser una posibilidad de un nuevo ingreso, era una manera de seguir vinculada al campo que tanto añora.
Las piezas de Andrea se caracterizan por su toque femenino y muy especial. Cuenta que siempre busco relacionar la parte del campo con la parte femenina pero sin perder la rusticidad y durabilidad de sus productos. La primer pieza que creo dicho sea de paso, fueron unas caravanas de lonja.
El hecho de ser mujer según dice nunca la hizo sentirse discriminada entre sus pares guasqueros.
Andrea prepara el cuero ayudada de su esposo e hijos quienes colaboran en todo el proceso. Ya que lleva tiempo cuenta que primero y típico de mujer busco otras maneras de lonjear, hasta maquina de cortar pelo probó, pero todo fue en vano, volvió a convencerse de que el método tradicional a cuchillo era la forma. Sobre la ventaja de preparar el cuero ella misma, comenta que es la única manera de saber la calidad del cuero y así poder garantizar sus productos
No se dedica solo a la guasquería, tiene un comercio que la provee del mayor ingreso. Entre clientes, proveedores, y mercadería, ni bien le sobra un tiempito aprovecha a trabajar en cuero, que no solo es lo que le apasiona sino que le hace bien, la distrae de las obligaciones, comenta.
En cuanto a sus productos en cuero lo que más le gusta hacer es el bordado en tiento fino, dice entre risas, “ bordo todo! le hago un bordadito al posamate, a la matera, a la billetera, a todo.”
Cuenta que de País de Guasqueros lo que más le gusta es el compañerismo, la relación que se da allí entre todos, también el contacto con público y la publicidad que genera el evento para dar a conocer los productos y lo que uno hace. Para Andrea no es fácil venir de Rivera, es lejos y la logística de dejar todo organizado demanda mucho tiempo. Avisar a los clientes del comercio que esa semana va a estar cerrado ya que no tiene a quien dejaren su lugar, dejar los chiquilines con los abuelos, que queden bien, y por supuesto trabajar en guasquería como para traer mucho material a la muestra. Pero para Andrea, una mujer positiva y luchadora es como tomarse unas vacaciones cortas junto su esposo, quien la acompaña siempre y que para muchos de nosotros también forma parte de esta comunidad que se llama País de Guasqueros.
Un debutante que llega desde Rivera

Anthony Suárez tiene 19 años, nació en Rivera pero hace 4 años vive en José Ignacio (Rocha) Nunca participó de ningún concurso, este es el primero, quiere ir para conocer, aprender porque como nos dijo “llevo muchas dudas”.
Cuenta que por falta de trabajo sus padres se mudaron a José Ignacio, él se quedo un año más en Rivera porque estaba cursando estudios en la Agraria.
Su trabajo actual es el de peón rural en una estancia y le gusta lo que hace
Comenzó con el oficio de la guasquería como consecuencia de pandemia, cuenta que estaba mucho en las casas ya que no podía ir a la Agraria.
Las cosas básicas se las enseño su padre, hizo un curso y el resto lo fue aprendiendo mirando en internet. Al mismo tiempo empezó a agarrar algún caballo para domar, y como siempre algo se rompe, un poco por necesidad y otro poco por gusto se fue entusiasmando.
La primer pieza que hizo fue manea torcida con botones tapados y cocida en la vuelta, dice que le quedo más o menos pero la conserva.
Forma parte de su rutina luego del día de trabajo en el campo, ya en la nochecita sentarse a trabajar en cuero. Como muchos guásqueros jóvenes, el cuero lo compra ya preparado, se lo mandan de Tacuarembo y la lonja también esta proviene de Rivera. Comenta que es un poco caro pero los números al final dan.
De a poco se va armando de las herramientas necesarias, tiene un sacatientos y hace poquito consiguió una maquina de cocer antigua para hacer agujeros al cuero.
Principio tiene las cosas, ya llegará el tiempo en que sueñe con su taller y cuelguen de las paredes muchas herramientas para transformar el cuero en obra de arte.