Publicidad

Trump 2.0

Ing. Agr. Rafael Tardáguila | rafael@tardaguila.com.uy

Nada debe poner de mejor humor a un narcisista que ver cómo con solo hablar genera reacciones políticas en todo el mundo, además de impactos que mueven miles de millones de dólares y que cambian el sesgo de los negocios globales.

Con toda seguridad, los primeros días del segundo mandato del presidente estadounidense, Donald Trump, lo están llenando de regocijo. Habrá lamentado que el día de su asunción, el lunes 20, era feriado en Estados Unidos por la conmemoración del natalicio de Martín Luther King, ya que limitó los impactos. Tuvo que esperar 24 horas para ver cómo se movían los mercados al son de sus dichos.

“Siempre digo que tarifas es para mí la palabra más bella en el diccionario”, dijo el presidente de Estados Unidos. “Estamos pensando en términos de 25% sobre México y Canadá porque están permitiendo el ingreso de una gran cantidad de personas por las fronteras”, dijo en respuesta a preguntas de periodistas en el Salón Oval de la Casa Blanca el lunes a la noche, pocas horas después de asumir. “Pienso que lo haremos el 1° de febrero”, agregó, de acuerdo con información de Bloomberg.

Previamente, el presidente había dicho que “en lugar de poner impuestos sobre nuestros ciudadanos para enriquecer otros países, vamos a imponer tarifas sobre otros países para enriquecer a nuestros ciudadanos”. No tiene en cuenta los perjuicios que tendrán los exportadores estadounidenses por las barreras que les impondrán a ellos. Se ufanó de que en su primer mandato vía aranceles recaudaron cientos de miles de millones de dólares por importaciones desde China, algo que no sucedía antes. Beijing podría decir lo mismo.

Gráfica Rafa.jpg

Con Trump nuevamente como la persona de más poder en el mundo, la cantidad de paradojas se suceden. No deja de llamar la atención que desde el corazón del capitalismo se promueva con tanto fervor el proteccionismo, limitando la competencia desde otros países, y que desde un país comunista como China se advierta sobre los perjuicios del aumento de tarifas y los riesgos de ingresar nuevamente en una guerra comercial. No es la única paradoja, otra es que un ultraliberal como Javier Milei esté encandilado con las propuestas del trumpismo, haciendo caso omiso a las barreras que amenaza con poner Estados Unidos, incluso a los productos argentinos. Y que Trump esté encandilado con Milei, cuando las posturas del inquilino de la Casa Blanca distan mucho del camino liberal.

Por ahora Trump no ha pasado de amenazas. Maneja la fecha del 1° de febrero como día en que se podrían implementar aumentos de los aranceles, el mencionado 25% a todos los productos de Canadá y México y de 10% a los de China (dejó de lado el 60% que mencionaba como arancel para los productos chinos durante la campaña electoral). Hay sectores dentro de Estados Unidos que ven con gran preocupación la eventual escalada arancelaria con sus vecinos y socios, como es el caso del lácteo, que tiene en su vecino del sur a su principal destino de exportación.

Del dicho al hecho suele haber un gran trecho, especialmente cuando quien habla es Trump. Seguramente tira sus “bombas” con el propósito de comenzar negociaciones que más lo favorezcan. Si hay algo que no le importa es desdecirse, aunque pocas veces lo admita.

Pero los impactos para un país chico y exportador como Uruguay pueden llegar a ser definitivamente negativos si el mundo avanza hacia barreras proteccionistas cada vez más altas que limiten el acceso de lo que Uruguay exporta, básicamente productos agroindustriales. Y de los servicios también.

Pero, en algunos casos puntuales, puede haber beneficios. Si Washington traba el ingreso de productos chinos, Beijing seguramente haga lo propio con los estadounidenses. En ese caso, la soja de Estados Unidos puede quedar más cara para el principal importador mundial, mejorando la competitividad del poroto producido en América del Sur. Luego de que durante su primer día de mandato Trump se ocupara más de sus vecinos que de China, los precios de la soja en Chicago subieron fuerte. Pero, al otro día, se puso a hablar de los aranceles a China y el poroto bajó.

Si avanza en la imposición de aranceles a la Unión Europea -como ha dicho que hará- podría abrir una puerta para mejorar el acceso de productos uruguayos al mercado europeo. Por ejemplo, en el caso de la cuota 481, de carne de animales terminados en corrales de engorde, la proporción que queda disponible para terceros países (entre ellos, Uruguay) se reduce a un mínimo de 10 mil toneladas anuales a partir del año próximo. Uruguay llegó a embarcar por sí solo dentro de este contingente 16 mil toneladas anuales. Dado que el cupo total es de 45 mil toneladas, los exportadores estadounidenses contarán con 35 mil toneladas para su uso exclusivo, cosa que no hacen, porque debe ser carne terminada a corral, pero producida sin hormonas, una práctica muy poco habitual en Estados Unidos. Además de que este país está con los precios más altos de la historia para el complejo, con más de US$ 7 el kilo carcasa para los animales que venden los corrales a la industria.

En 2024 Estados Unidos fue el cuarto principal socio comercial de Uruguay, con solamente 9% de las divisas generadas. A su vez, es el principal comprador de servicios uruguayos. Pero los potenciales impactos no son solamente por las ventas directas, sino también por un mundo que seguramente sea más pobre. El proteccionismo privilegia las ineficiencias y un mundo más ineficiente es un mundo que genera menos riqueza.

Habrá que ver cómo evoluciona el gobierno de Trump en las próximas semanas. En algún momento los mercados dejarán de andar a los bandazos, pero todavía falta para eso. En la balanza de amenazas y oportunidades, para un país exportador de productos agroindustriales como Uruguay, que el mundo se cierre es en esencia una mala noticia, aunque pueden abrirse posibilidades. Quizás sea un empujón más hacia la concreción de un acuerdo del Mercosur con la Unión Europea, posiblemente permita que Asia le preste un poco más de atención a América del Sur y negociar un mejor acceso de los productos.

Mientras tanto, el narcisismo de Trump seguirá de parabienes, regocijándose con el imponente peso que sus palabras tienen sobre el escenario mundial.

La conocida situación de algunos Fondos de inversión en ganadería, si bien afecta la imagen del sector ante el resto de la sociedad, no debería tener incidencia directa en los negocios de compra y venta de ganado en el mercado.
Las lluvias, mayor tranquilidad en los mercados financieros y los aumentos en los precios de algunos productos, mejoraron el panorama de los últimos días.

Publicidad

Publicidad