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Subiendo la cuesta

El precio de la leche tuvo un fuerte descenso pero la producción se recupera. Los impactos de la seca aún se sienten, pero el clima parece cambiar y el sector apunta a nuevos récords de producción

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La agricultura entra en una nueva zafra en la que aspira a recuperarse después de la seca, mientras la ganadería encara un escenario adverso de precios y de preocupación por la situación en la industria frigorífica. Al mismo tiempo, el sector lácteo -uno de los más importantes agronegocios- también entra en una nueva etapa, con precios en baja pero con una producción en recuperación, luego del impacto climático.

El desempeño lechero es, en cierta forma, sorprendente: durante la seca la remisión de leche cayó, pero no de manera abrupta; a costa de mucho esfuerzo y gasto en concentrados y raciones, las lactancias se mantuvieron en niveles razonables, y eso permite ahora encarar la primavera con buen potencial de producción (gráfica). La remisión de agosto se ubicó 3% por encima de la del año pasado y en el acumulado anual ya se pasó a terreno positivo. Si las lluvias se afirman, habrá una oferta forrajera importante y económica para transformar en leche.

El trance se logró superar a costa de endeudamiento, importación de raciones y con la decisión de la industria (particularmente Conaprole) de mantener el precio al productor, aun sabiendo que los mercados internacionales ya no sostenían lo que se mantenía a los productores. Fue una forma de sobrellevar la seca y ahora llegó el ajuste. En la gráfica adjunta se muestra la evolución del precio al productor en términos reales, con la caída abrupta de agosto, cuando se decidió la baja; en setiembre el precio se mantiene. La gráfica puede asustar, pero hay que reiterar lo dicho: el precio se mantuvo excepcionalmente y ahora corrigió; además, la leche en Uruguay se paga en pesos, aunque su precio es básicamente dependiente del mercado internacional (en dólares). Al hacer la cuenta en términos reales, la caída es de 17% y el precio vuelve a los niveles de 2017-2018. Dicho de otra manera, la cantidad de litros necesaria para mantener la canasta básica es mayor que en los últimos años, que habían sido auspiciosos. Algo similar sucedió con el precio del ganado para carne.

Respecto al costo de producción, allí hay verdes y maduras. Muchos servicios y costos locales suben, pero varios insumos importantes bajan. En la gráfica adjunta se observa la evolución de la relación de precios de la leche respecto a una paramétrica de costos, que elabora INALE y que refleja un costo promedio de los sistemas de producción. Allí hay una caída, pero más tenue, lo que se explica por lo antedicho: muchos insumos también bajaron de precio (notoriamente fertilizantes y agroquímicos), lo cual ayuda. Es cierto que el maíz no bajó y algunas semillas se encarecieron por escasez, pero en el promedio la situación no es crítica; lo que sí puede serlo es el aspecto financiero, si es que la gestión llevó a excesos de endeudamiento que ahora hay que encarar con menos capacidad de repago. Esto sí es complicado. Por todo esto es clave que el pasto venga y ayude.

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Mercados

Uruguay exporta el 70% de la leche que produce, lo que lo define como un sector netamente exportador y dependiente de la situación de los mercados internacionales. Y allí hay un actor clave que es China, el protagonista del aumento en la demanda por alimentos de las últimas décadas. En los últimos meses la economía china ha mostrado síntomas de dificultades (problemas de crédito, bajo crecimiento, deflación) y esto –asociado a una devaluación de su moneda frente al dólar- hizo que la demanda china por lácteos cayera. Primero fueron los propios volúmenes; ahora las compras se retoman, pero a menor precio.

Los que lo vieron primero, obviamente, fueron los neocelandeses, con una fuerte caída en los precios de sus subastas quincenales de productos, que se informan continuamente (Global Dairy Trade); pero en poco tiempo los problemas de China se trasladaron al resto de los mercados; los “kiwis” –altamente dependientes del mercado chino- comenzaron a buscar por otros lados, ofreciendo mercadería a valores en baja.

Uruguay no fue inmune al impacto, pero logró defender mejor su posición de mercado al tener a Brasil como mercado clave; por un lado por cercanía, lo que permite un desarrollo de negocios más cercano, incluso apuntando a especialidades (ingredientes alimenticios, preparaciones especiales), basadas en leche o sueros en polvo. Por otro lado, porque al estar en el Mercosur Uruguay no paga arancel (una ventaja del bloque, entre tanta pálida). En la gráfica adjunta se observa con claridad el efecto atenuante que ha tenido esto en el precio medio recibido por Uruguay respecto a lo que se vio en Oceanía.

En semanas pasadas los productores brasileños reclamaron por el exceso de importaciones desde Uruguay, aduciendo dumping. Esto último no tiene asidero y los números graficados lo muestran claramente. Aun así aparecieron dificultades en frontera que ameritaron negociaciones al más alto nivel, involucrando a los ministro de ganadería y agricultura de ambos países; en ese contexto, trascendió el mensaje del propio Lula, remarcando que “no quiere problemas con Uruguay”. Uruguay tampoco los quiere con Brasil, en especial en este contexto en el que el mundo parece introducirse cada vez más en la senda del proteccionismo. Las dificultades se superaron, pero parcialmente. Sería bueno que el flujo comercial con Brasil (que es de ida y vuelta con otros múltiples productos) sea más estable y previsible; las recientes iniciativas conjuntas en infraestructura son un síntoma de que la relación puede mejorar aún más; asimismo, la delicada situación regional (dígase, Argentina) es otro aliciente para evitar problemas adicionales.

A propósito de Argentina, en la arremetida de medidas que el ministro-candidato Sergio Massa ha tomado para conseguir apoyo electoral, se incluyó la exoneración de las retenciones a los lácteos por meses. La medida puede tener cierto impacto de corto plazo, pero la desconfianza y la inestabilidad en el país vecino es tal, que seguramente el impacto efectivo y profundo, sea escaso.

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En el ámbito local de las empresas lácteas, Radio Carve informó que la empresa Integra -perteneciente principalmente a la fábrica de productos lácteos Colonial (ex Granja Pocha), que funciona en Juan Lacaze- compró la planta industrial de la empresa láctea Schreiber Foods, ubicada en Ecilda Paullier, en el departamento de San José, que está sin operar hace varios años. Apuntan a producir suero en polvo y desmineralizado para consumo humano, así como vender servicios de almacenado en frío. El objetivo es reabrir el año que viene.

En Uruguay el sector lácteo hace muchas décadas que funciona con el liderazgo de Conaprole, más un par de empresas de porte y múltiples empresas pequeñas y medianas, que articulan un sector dinámico y variado; en los últimos años estas pequeñas y medianas industrias lácteas han tenido dificultades de diverso orden, y algunas quedaron por el camino. En este contexto, la noticia de que la planta de Schreiber vuelva a andar es alentadora, pero aún falta para una recuperación más contundente. El gobierno ha planteado planes de apoyo a las industrias y garantías para facilitar la recomposición financiera de los productores. Pero en términos de competitividad, con un dólar bajo y costos locales cada vez mayores, se ha retrocedido más que avanzar. La cuesta está empinada.

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