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O mais grande

Brasil es el gran protagonista de los agronegocios globales y lo tenemos al lado. Su incidencia en la producción y economía uruguaya son obvias, y van más allá de los frigoríficos.

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El ámbito agropecuario ha quedado conmocionado estos días por la noticia: Marfrig venderá a Minerva 16 plantas frigoríficas en toda la región, incluyendo tres en Uruguay. El asunto deberá ser dirimido por la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia (órbita del MEF), aunque ya hay abundantes reacciones a diversos niveles sobre este tema. El caso específico lo abordaremos en poco tiempo, agregando a los interesantes análisis y opiniones que se leen en estas mismas páginas. Queríamos aquí compartir una mirada más amplia sobre el impactante fenómeno que es hoy el agronegocio brasileño, protagonista central de las discusiones sobre la alimentación, el ambiente y la producción en todo el mundo.

De los diversos hitos que va generando la producción agropecuaria en Brasil, hubo uno que se destacó por estos días, reflejado en clips, fotos y comentarios en las redes sociales. Montañas de maíz acumulado a la intemperie, en la zona de Mato Grosso, con retroexcavadoras moviéndolo de un lado para el otro para mantener la calidad y ganar algo de tiempo hasta la venta. La última cosecha de maíz -sostenida en un año lluvioso y alta productividad- ha sido tan impactante que ha superado por mucho la capacidad de almacenaje; el precio bajó, los costos de almacenaje subieron y algunos optaron por disponer el grano al piso, acumulando gigantescas “montañas” y -obviamente- arriesgando problemas de calidad. El excepcional episodio -complicado para los productores- demuestra también la abrumadora capacidad productiva del gigante norteño. De tal manera que Brasil se proyecta en la nueva zafra como el mayor exportador mundial de maíz, superando a los Estados Unidos. Si bien su producción es la tercera parte de la estadounidense (130 vs 390 millones de toneladas), se estima que exportará 55 millones, algo más que EEUU. El empuje maicero se debe particularmente a la segunda cosecha o safrinha. En el caso de la soja, Brasil ya es el principal productor mundial y consolida año a año suposición.

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Maíz y soja son dos grandes protagonistas de una expansión agrícola que es única en el mundo. En la Gráfica adjunta se muestra la evolución de la producción acumulada de los principales cultivos, un crecimiento que no tiene comparación a nivel mundial y que se fundamenta en permanentes aumentos de la productividad, y en el hecho singular de que es la última gran frontera agrícola del mundo.

Pra frente

En efecto, Brasil mejora año a año su productividad en los principales cultivos, pero también ha acompañado este empuje productivo con un aumento de la superficie productiva, avanzando sobre áreas en el centro del territorio, particularmente en lo que se conoce como el Cerrado (en los estados de Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Goias, Tocantins y otros). Como sucediera en Europa siglos atrás y por supuesto en los Estados Unidos en épocas más recientes, las necesidades de alimentación de la especie humana -cuya población crecía en aquellos tiempos exponencialmente- deben cubrirse con más producción de cultivos y animales. Llegó luego la emergencia de la economía china, que con su gigantesca población demanda aún más alimentación; Brasil fue uno de los países que respondió con más intensidad y efectividad a esta nueva demanda.

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Esta notable respuesta ha estado bastante opacada por diversas discusiones ambientales, legítimas pero tuertas. El país vecino está lejos de ser un ámbito de destrucción ambiental, más allá de desafíos y problemas obvios. Tiene una cada vez más sofisticada legislación de protección ambiental y regulaciones para la protección de ecosistemas. Incorpora cada vez con mayor alcance criterios de producción sustentable, en todos los rubros.

Gigantes

En la comercialización de granos, en Brasil tienen gran presencia las firmas globales, multinacionales, que también operan en Uruguay, aunque hay locales de gran escala, como Amaggi. En otros rubros, ha visto crecer grandes firmas de capitales locales, que son protagonistas en cada uno de sus rubros. A lo ya conocido de la industria frigorífica, hay que recordar el protagonismo de la gigante Ambev en el caso de la bebida (con su agroindustria maltera aquí en Uruguay); también a Camil, propietaria de Saman. En celulosa, las brasileñas como Suzano y Klabin son líderes globales en producción de fibra corta.

Varios de estos gigantes han tenido la facilitación y apalancamiento de organismos financieros estatales. Es que nuestros vecinos -por tamaño y vocación desde los tiempos del imperio- tienen una permanente visión estratégica de su desarrollo, y esto es parte. Se propuso estimular la generación de gigantes alimentarios que pisen fuerte en el contexto global, y competir con los europeos, estadounidenses y empresas de otros países. Esto no quiere decir que la expansión se deba exclusivamente a planes de escritorio: detrás de cada empresa hay creatividad, iniciativa, ambición y visión de empresarios que vieron la oportunidad y lograron concretarla.

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Como mencionamos, algunos de estos gigantes empezaron a llegar a nuestro país. En la carne están hace tiempo y tiendo a pensar que su presencia en la industria frigorífica uruguaya ha sumado más de lo que ha restado. En la base productiva -en particular en ganadería y arroz- muchos empresarios norteños están desarrollando producción en Uruguay. Vale dimensionar el porte de los gigantes frigoríficos brasileños con breves cifras: Minerva, Marfrig y JBS (que supo estar en Uruguay, ya no) tienen facturaciones anuales de 33.000, 131.000 y 375.000 millones de R$, respectivamente. Las ganancias (EBITDA) estuvieron en 2.800, 12.700 y 34.500 millones de R$, según cifras de 2022.

Fronteira

Por otra parte, hace varios meses que Brasil es el principal destino de las exportaciones totales de bienes del Uruguay, superando a China. El principal rubro es el lácteo, donde Brasil ha crecido (produce casi 24.000 millones de litros, el doble que a principios de siglo) pero tiene dificultades de costos para seguir la expansión, y la demanda crece más. Por esto Uruguay es un proveedor clave, en especial de leche en polvo.

Como ha sucedido otras veces y en otros rubros, los productores norteños protestan por las compras a Uruguay y se ha generado trabas en Frontera, complicando mucho la exportación; Uruguay se ha vuelto muy dependiente del mercado brasileño en lácteos, porque tiene la ventaja de ingresar sin aranceles y obtiene precios mejores a los del mercado internacional; por esto la acusación de dumping carece de fundamento. Gestiones de alto nivel del ministro Mattos en las últimas horas parecen encaminar una solución, aunque seguramente el asunto merezca una salida más definitiva; el comercio bilateral es clave para el Uruguay pero también para Brasil. En lácteos, así como también en trigo y en la propia comercialización del arroz, hay más complementación que competencia.

Economía

Los agronegocios han sido protagonistas en el crecimiento reciente de la economía vecina. Después de sufrir la sequía -antes que Uruguay Argentina- Brasil tuvo el clima a favor en la última zafra y eso se vio en los números. Esta semana se dieron a conocer los nuevos datos del PIB (gráfica), que resultaron mejores a los estimados y muchos analistas están corrigiendo al alza las proyecciones de crecimiento para 2023, elevándolas al 3% anual.

Es una tasa superior a la de los años previos, pero Brasil podría crecer a mayor ritmo dado su potencial en recursos de todo tipo. Una mayor apertura comercial ayudaría (y le vendría bien a Uruguay), pero parece difícil en lo inmediato.

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