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Las piedras que dejan las cosas que no decimos

Es la generación de conciencia agropecuaria el gran debe que tenemos como sociedad. Cuando sepamos destacar virtudes y comprender necesidades, será cuando ningún dedo apunte despectivamente hacia el otro lado.

Manuela García Pintos

¿Qué no estamos diciendo? ¿Qué estamos diciendo mal? La falta de conciencia agropecuaria es una realidad que se ve reflejada en diversas situaciones y desde hace muchísimo tiempo, pero en estos meses la sequía avivó la llama y encendió las alarmas. La sequía llegó a Montevideo 10 meses después que el campo la denunciara. Pero, otra vez, la ciudad no escuchó.

Durante el 106° Congreso de la Federación Rural, el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, aseguró que la conciencia agropecuaria está presente en Uruguay. “Está claro que este gobierno tiene un profundo compromiso con la ruralidad, que no es solo la producción rural”, precisó el mandatario, y aseveró que la mayoría de los uruguayos son conscientes de la situación del campo.

Consideró que la mayor parte de la población es consciente de la situación general del país en lo que respecta a la sequía y que “no es cierto que haya una sociedad dividida en Uruguay (…), las mayorías son silenciosas”.

Sin embargo, minutos antes del discurso del primer mandatario, el ministro de Ganadería Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, hizo una profunda autocrítica y reconoció que como productor, gremialista y gobernante fracasó en transmitir la importancia del sector agropecuario al resto del país.

Concretamente, al hablar sobre la sequía, el ministro destacó que nadie se dio cuenta de los impactos del déficit hídrico hasta que se anunció que algunos centros poblados solo tenían agua potable para 15 o 20 días. Eso, dijo, demuestra falta de conciencia agropecuaria y asumió su parte de la responsabilidad en el fracaso de la comunicación en este tema: “No hemos sabido transmitir la importancia que tiene el sector en el país”, expresó concretamente.

“Qué preciosa vaca mirale la ubre”, exclamó un niño señalando los testículos de un toro. “Que lindo pelo, tiene rulitos”, le dijo una señora a otra mientras acariciaba el vellón de una oveja. Estas escenas son las que siempre aparecen en cualquier Expo Prado. Son comentarios que fastidian a algunos, hacen reir a otros y preocupan a unos pocos, pero cada vez me surge la misma pregunta: ¿por qué llevan a los niños a conocer las playas, pero no el campo?

“Evidentemente hay un problema de comunicación en el agro”, afirmaba el Ing. Agro. Pablo Barreto, director de la empresa Selecta y directivo de la ARU durante su participación en Hablemos de Agro, de Canal 10.

También debemos reconocer que se están haciendo cosas para amortiguar la situación. No mucho tiempo atrás en el Suplemento Rurales El País, contabamos sobre un proyecto que busca conectar niños rurales y urbanos a través del envío cartas personales manuscritas para generar vínculos. Esa iniciativa se llama De Puño y Letra, un proyecto complementario que se está llevando a cabo en escuelas rurales desde hace algunos meses para acercar comunidades e impartir conciencia agropecuaria.

¿Qué pasa por la cabeza de un niño de ciudad cuando lee que a unos cuántos kilómetros de su escuela otros niños de más o menos su edad tienen como diversión jugar guerras de bosta o “bolear” ñandúes? Es, seguramente, la misma sorpresa que se lleva un niño rural cuando lee que los niños de la ciudad tienen tantas actividades extra curriculares que la primera pregunta que se les viene a la cabeza es: ‘¿y cuándo juegan?’. Ese intercambio está generando conciencia rural, conciencia social. Es comprender que nacer de un lado u otro del alambrado no significa estar -o ser- mejor o peor. Simplemente es ser consciente de que del otro lado hay alguien con vivencias, creencias y hasta una cultura diferente.

Es entonces la generación de conciencia agropecuaria y social el gran debe que tenemos como sociedad. Cuando sepamos destacar las virtudes y comprender las necesidades de cada cual será cuando ningún dedo apunte despectivamente hacia el otro lado.

Es Licenciada en Comunicación, egresada de la Universidad ORT en 2017. Trabaja en Rurales El País, sección a la que ingresó en agosto de 2020. Antes fue periodista agropecuaria en El Observador y productora en el programa radial Valor Agregado, de radio Carve. Escribe artículos para la revista de la Asociación Rural y se desempeña como productora del programada #HablemosdeAgro, que se emite los domingos en Canal 10.

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