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Las curvas se comienzan a cruzar

En el largo plazo nunca está garantizado que el precio de un producto sea alto. Pero en lo que se puede y debe trabajar es que sea lo más alto posible

Rafael Tardáguila
Rafael Tardáguila

Desde principios de 2021 hasta el segundo trimestre de este año la faena de vacunos en Uruguay fue creciendo hasta alcanzar en los 12 meses cerrados en mayo un máximo histórico de 2,78 millones de animales. A partir de junio comenzó a bajar y la expectativa es que la tendencia se mantenga durante el segundo semestre de este año, el cual culminará con una faena inferior al récord de 2021.

No era posible sostener el frenético ritmo de actividad que se llevó adelante hasta mayo sin que se produjera una baja significativa del rodeo. Por lo tanto, que se dé la moderación que comenzó en estas últimas semanas es algo tranquilizador pensando en la oferta en el mediano plazo.

En el segundo semestre de 2021 la faena promedió 53 mil cabezas por semana. Durante todo el invierno, la tradicional pos zafra, se enviaron a faena más de 52 mil vacunos por semana. Ese ritmo es imposible que se sostenga este año, no porque no estén los estímulos para acelerar la velocidad de producción, sino porque ya se hace difícil seguir extrayendo animales bien terminados. La oferta se contrajo a un mínimo e, incluso si la industria hiciese hasta lo imposible por mantener el nivel de actividad, no lo podría hacer.

Por lo tanto, la faena mantendrá la tendencia descendente en el correr del segundo semestre del año y tenderá a culminar entre 2,4 millones y 2,5 millones, por debajo del máximo de 2,638 millones de 2021. Desde un punto de vista histórico es una faena excelente. De hecho, hasta ahora solo hubo dos años con faenas de más de 2,4 millones de cabezas, el mencionado 2021 y 2006.

El descenso de la actividad industrial en el segundo semestre se dará fundamentalmente en la categoría de vacas. Los novillos nuevos, de 2-4 dientes, y las vaquillonas, corral mediante serán quienes impedirán caídas mayores. En cambio, las vacas de descarte en buena medida ya fueron eliminadas —aprovechando los precios históricamente altos luego de los tactos— y la expectativa es que la actividad con esa categoría se mantenga en niveles relativamente bajos. En las últimas cuatro semanas, en la comparación anual el descenso de la faena de vacas fue de 39 mil cabezas, en tanto que los novillos bajaron en 24 mil. Hay favorables expectativas para los precios de los terneros, lo que alienta a los criadores a mantener vacas en el rodeo, más allá de la tentación de los altos precios de faena. A fin de cuentas, US$ 4,60-4,70 el kilo carcasa por una vaca gorda siguen siendo precios excelentes.

Manteniéndose las buenas condiciones de mercados, estos 2,4 millones de vacunos faenados por año podrían ser la base sobre la que se construya la nueva ganadería en Uruguay, más eficiente y productiva.

El sistema parece estabilizarse en la producción de unos 2,9 millones de terneros destetados por año. Sobre esta base, es absolutamente viable sostener una faena anual de 2,4 millones de cabezas, 200 mil animales exportados en pie, además de los 250-300 mil animales que se mueren o son consumidos en el campo.

Con un rodeo en el entorno de 11,6 millones de cabezas, la extracción será de más de 22%. Desde allí se podrían sentar las bases para seguir mejorando en la eficiencia del proceso ganadero, incluyendo tanto el engorde, la recría (acelerando la velocidad de engorde y terminación) como la cría, mediante un aumento de la tasa de destete que permita que salga de los 65-67% históricos a más de 70% y camino a acercarse, en plazos más largos, a 80%.

Con un rodeo de vacas de cría de 4,2 millones y un 80% de destete se producirían anualmente 3,36 millones de terneros; la faena escalaría para ubicarse en un eje de 2,8 millones de cabezas, con lo que eso implica en cuanto al ingreso de divisas al país. Esos 400 mil animales más de faena, a un precio de alrededor de US$ 5.000 por toneladas carcasa, son unos US$ 500 millones adicionales por año.

El requisito indispensable para que eso suceda es que los terneros valgan, de manera que la maquinita de producción mantenga el aliciente para lograr un mayor porcentaje de destete. Para eso, tiene que valer el novillo que se envía a faena. Y, para ello, en un país eminentemente exportador como Uruguay, se debe contar con la mejor condición de acceso a los mercados, tanto desde el punto de vista sanitario como arancelario. La concreción de un Tratado de Libre Comercio con China va en este sentido, lo mismo que una eventual adhesión al acuerdo Transpacífico.

En el largo plazo nunca está garantizado que el precio de un producto sea alto. Pero en lo que se puede y debe trabajar es que sea lo más alto posible.

faena de vacunos

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