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La carne se defiende

El episodio de Carrefour con la carne vacuna refleja las dificultades actuales que enfrentan hoy las iniciativas de apertura comercial, en especial el acuerdo Unión Europea-Mercosur

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El episodio puso a la producción de carne en las primeras planas en todo el mundo. La cadena francesa Carrefour y Brasil (productores y gobierno) tuvieron un enfrentamiento que, si bien ha sido momentáneamente superado, deja varias lecciones y problemas latentes.

Todo empezó cuando -en el marco de los constantes cuestionamientos europeos a Brasil y a América del Sur en general, por asuntos ambientales- el Director Ejecutivo Global de Carrefour, Alexandre Bompard, divulgó una carta dirigida a Arnaud Rousseau, presidente de la poderosa Federación Nacional de Sindicatos de Productores Agrícolas de Francia (FNSEA), donde anunciaba que la cadena de supermercados (una de las más importantes del mundo) dejaría de vender carne del Mercosur en sus locales de Francia. La carta surgió luego de los fuertes reclamos y movilizaciones de los productores franceses (liderados por la FNSEA) contra el acuerdo UE-Mercosur. Fue un intento de congraciarse con los productores locales, que tuvo consecuencias insospechadas.

La carta contiene cuestionamientos infundados a la región, que -obviamente- no se iban a dejar pasar. Dice, literalmente, “En toda Francia oímos la desesperación e indignación de los agricultores ante el proyecto de acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur, y el riesgo de que el mercado francés sea inundado con carne que no cumple sus exigencias y normas”. Y continúa: “En respuesta a esa preocupación, Carrefour hará un frente común con el mundo agrícola y asume desde hoy el compromiso de no comercializar ninguna carne proveniente del Mercosur”.

Desconozco si Bompard olvidó que tenía una filial (gigantesca) en Brasil, pero sus jerarcas en Carrefour Brasil vieron de inmediato el lío que se les venía: grandes grupos frigoríficos brasileños decidieron iniciar un boicot a la cadena francesa y dejar de venderle carne a sus supermercados en Brasil. “Si no quieren que vendamos a los franceses, tampoco venderán a nuestros compatriotas brasileños”, razonaron con una lógica sin fisuras Marfrig, JBS, Materboi y otros. La decisión de los grandes grupos tuvo el respaldo inmediato, nada menos, que del Ministro de Agricultura brasileño, Carlos Fávaro, particularmente ofendido porque se había puesto en duda -sin el menor argumento- la calidad sanitaria del alimento brasileño. “La carne brasileña tiene la mejor calidad sanitaria del mundo”, dijo en declaraciones televisivas, con calma pero con firmeza.

A las pocas horas Carrefour Brasil emitió un comunicado en el que lamentó profundamente la situación y reafirma la estima y confianza en el sector agropecuario brasileño, con el cual siempre mantuvo “una relación sólida y de mutuo beneficio”. La filial norteña del grupo francés inició enseguida negociaciones para revertir el boicot, cosa que finalmente ocurrió. A su vez, Carrefour global divulgó también un documento de disculpas público. Este mismo documento -con algunas variaciones- fue enviado por el propio Bompard al ministro Fávaro como una carta de disculpas y aclaración, según divulgaron medios brasileños. Allí se pide calma y se aclara que nunca fue la intención enfrentar la agricultura francesa con la brasileña. Bompard lamenta que la comunicación inicial haya sido percibida como un cuestionamiento de su asociación con la agricultura brasileña y una crítica de la misma, y pide disculpas.

Sin embargo, en la cuenta de la red X de Bompard, el último tuit sigue siendo el de la carta a la FNSEA que desató el conflicto. No hay disculpas y -según los empresarios brasileños- es allí donde debería pedirlas, públicamente. Y tampoco está claro que vuelva carne del Mercosur a las góndolas de Carrefour en Francia; sería una señal concreta de recomposición, a pesar de que -según fuentes de la industria frigorífica- es poca la carne de origen Mercosur que vende Carrefour en Francia (principalmente argentina).

En medio del lío, el comunicado de la embajada de Brasil en París tiene particular precisión. Dice que Brasil “respeta democráticamente la oposición de cualquier sector al acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur. Pero esa posición no puede justificar una campaña pública basada en la diseminación generalizada de desinformación contra los productos brasileños”.

La reacción desde Uruguay.

La carta de Bompard tuvo su mayor repercusión en Brasil, pero acusaba al Mercosur en conjunto (por el rechazo al acuerdo con la UE). De manera que Uruguay, con todo derecho, reaccionó. La respuesta llegó (como era de esperar) del INAC, en una carta en la que clarifica muchos puntos del asunto. Está firmada por su presidente, Conrado Ferber, que lamenta las expresiones de Bompard.

La carta de INAC agrega que “el acuerdo Unión Europea-Mercosur establece un acceso incremental a través de una cuota anual de 99 mil toneladas peso canal, que equivale al 1.6% del total del consumo del bloque europeo (...). La cifra permite asegurar que el incremento de la carne del Mercosur en la UE sería de proporciones insuficientes para afectar al sistema productivo francés o al europeo”. Agrega que “la carne uruguaya exportada a la UE cumple rigurosamente con los requisitos y estándares más altos, incluyendo las regulaciones nacionales en materia sanitaria, medioambiental, de bienestar animal y de derechos laborales, entre otras, así como las estrictas condiciones de importación de carne bovina impuestas por la Unión Europea”. Remarca que “Uruguay promueve el comercio justo basado en reglas, sosteniendo los principios de transparencia y no discriminación”.

Finalmente, remarca que “en Uruguay no hay deforestación” y que el país “aumenta la superficie boscosa total”. Destaca la plataforma digital desarrollada para certificar a los productores, que garantiza que la carne bovina exportada por Uruguay a la Unión Europea cumple con el EUDR (sigla en inglés de la Regulación de la Unión Europea contra la Deforestación). Agrega que Uruguay es el único país que presentó una solución integral con estas características (considerando también a los países europeos) e invita a Bompard a conocer los sistemas productivos de nuestro país y así “evitar reiterar generalizaciones de esta índole”. El tono de la carta es crítico, pero busca a la vez diferenciarse -implícitamente- de Brasil.

Incertidumbre en bloque.

El episodio cayó justo a pocos días de la próxima cumbre del Mercosur, en la que Lula buscará cerrar el acuerdo con la UE, a pesar de las dificultades. ¿Habrá sido el último intento francés para trancar el acuerdo, ante el impulso firme que está planteando Ursula Von der Leyden (Presidente de la Comisión Europea) para concretarlo? La jerarca y buena parte de la conducción europea ven que avanzar con el Mercosur es una oportunidad para contrarrestar y neutralizar las amenazas proteccionistas de Trump y posibles conflictos con China, en momentos en que la UE está con problemas económicos por el conflicto con Rusia. Pero en Francia los agricultores tienen mucho peso político (“Le pays sont le paysans”, el país son los paisanos, dicen los sindicatos rurales) y lo han demostrado. Francia ha sumado el apoyo de Polonia en su oposición al acuerdo.

A su vez, también hay expectativas sobre cómo será la posición de Argentina, que en el tema Carrefour no se ha metido (diplomáticos europeos dicen que los países deben responder a países y las empresas a empresas, cuestionando la actitud de Brasil). Es razonable pensar que Lula también quiere firmar más que nunca el acuerdo, porque es la forma de mantener a Argentina en el bloque, neutralizando la intención de MIlei de salirse del Mercosur si no hay señales de avances comerciales. La próxima semana en Montevideo, se pondrá toda la carne en el asador.

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