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Cuentagotas

La lluvia reaparece, despareja y tardía. Lo mismo que China, que va reactivando su demanda por alimentos, aunque muy lejos de los bríos de hace un año. Para los agronegocios son tiempos de restricciones, pero hay un futuro y así lo demuestran nuevas inversiones

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Ha sido una de las peores sequías de la historia. Los datos del Inumet muestran que el pasado mes de enero fue el más seco en 60 años, con algunos lugares con registros tan bajos que no tienen antecedentes. El retorno de la lluvia ha sido muy desparejo, y todo indica que - en un comentario muy general- la agricultura del litoral ha podido bancar mejor que otras zonas agrícolas y ganaderas del sur y centro la falta de agua. Esto no quiere decir que no haya cultivos sufridos y hasta perdidos: algunos maíces de primera han sido picados para silo, y muchos se van a cosechar con bastante menos rendimiento del previsto. Hasta incluso algunas chacras que se preveía regar les ha faltado el agua en su propia fuente.

El cultivo de soja está demostrando -una vez más- lo aguerrido que resulta aún para los duros veranos Niña de esta región, pero todo tiene un límite: se van a perder muchos kilos respecto al potencial y respecto a la cosecha pasada, que tuvo rendimientos muy buenos. Las flores van naciendo y se van perdiendo, y en varias chacras de la zona centro se ven importantes pérdidas de plantas. Los rendimientos promedio de verano serán bajos.

Mientras transcurre la seca, la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA) del MGAP divulgó una actualización de sus datos sobre áreas, rendimientos y producción de cultivos de invierno, que resultaron muy superiores a la estimación inicial y más cercanos a las proyecciones que algunos productores y empresas agrícolas venían manejando hace unas semanas. DIEA actualizó su muestra y brindó ahora datos más precisos, siempre bienvenidos.

Los nuevos datos confirman los avances que han ocurrido en la agricultura en términos de tecnología y rendimientos, así como en la expansión de áreas (gráficas). Sí bien cada cultivo es una historia en sí misma, la agricultura es un sistema de producción al que hay que evaluar en todo su ciclo, para empezar en la combinación invierno-verano, y si es posible varios años. De hecho, en esta zafra 2022/23 el buen resultado de los cultivos de invierno compensará una cosecha de verano que viene escorada, aunque -si llueve algo más- puede haber alguna sorpresa (tal como sucedió cuando se cosecharon colzas, trigos y cebadas, aunque hubo problemas de calidad).

La base de la agricultura de invierno es clave para el desarrollo de los cultivos de verano “de segunda” donde los rastrojos antecedentes son relevantes en el desempeño productivo, en particular en años de seca como el actual. Allí cada antecesor tiene sus efectos: la colza se cosecha temprano y permite una preparación con tiempo y precisión; trigo y cebada dejan un rastrojo más abundante, útil no solo para la sostenibilidad del sistema en general, sino también para mantener más agua, en extremo valiosa en estas circunstancias.

La situación cambia según los suelos y la lluvia caída. Como decíamos, en general la zona litoral acumuló algunas lluvias aceptables, aunque desparejas. Es la zona donde se concentran los mejores suelos y la mayor área, por lo que no habría que descartar que la producción allí sea buena a pesar de la poca agua, en especial si en febrero llueve más. En el centro-sur, la situación es mucho más complicada: en Durazno, Flores, norte de San José y partes de Florida y Canelones, no ha llovido casi nada. También hay problemas en la zona de las R 14 y R 3 en Soriano, y algunas zonas cercanas a Young.

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En las zonas donde llovió menos, los cultivos de segunda sobre rastrojo de canola -que deja menos volumen que trigo y cebada- han quedado muy maltrechos y algunos se han perdido; los que vienen de trigo y cebada se defienden mejor. En lugares donde llovió más, esa diferencia no es apreciable según datos de Unicampo Uruguay, que cuenta con una importante base de datos. Su director, Ing. Agr. Esteban Hoffman, agrega -además- que sobre rastrojos de canola es más sencillo hacer una siembra con unos pocos milímetros de agua, mientras en chacras que vienen de trigo y cebada hay que esperar que llueva de manera más contundente. Esto también puede explicar los problemas cuando se corta la lluvia y queda el cultivo nacido y expuesto a la seca y el calor, como ha sucedido en varios lados.

Ahora está comenzando a llover, poco y tarde, y habrá que ver el impacto final de esta tercera seca consecutiva. Además, llega otra ola de calor infernal. Una vez más, hay que destacar la pericia del sistema productivo para hacer granos aún en condiciones muy adversas. Varios técnicos y productores están asombrados por cómo se mantienen maíces y sojas con no mucho más de 50 mm de lluvia. Claro que el desarrollo es menor y el rendimiento, por tanto, también será inferior.

Mientras el clima pega duro, los mercados se muestran más amigables (entre otras cosas por el impacto de la propia seca, principalmente en Argentina). Por el lado de la demanda, China sigue siendo un actor esencial y -con vaivenes- se consolida como principal comprador mundial de granos, en especial superadas las restricciones por la pandemia. Las importaciones de soja de China se estiman en 96 millones de toneladas para esta zafra, subiendo más de 4 millones respecto al año pasado.

Así las cosas, la agricultura no para: luego de una cosecha -mala o buena-, viene otra siembra y sigue adelante. Tal vez por esa inercia es que los golpes, cuando llegan, son duros. Hoy ya se asume que la cosecha de verano no será buena, pero los productores renuevan expectativas para la próxima zafra de invierno, con el aliciente de menores precios de fertilizantes y otros insumos.

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¿Piso de precios?

En el sector cárnico se destacan las primeras señales de mejora en el mercado chino, luego del levantamiento de las restricciones sanitarias y el consiguiente aumento de la movilidad. Todo indica que se ha comenzado a recomponer la demanda por carne vacuna, aunque de forma paulatina, parsimoniosa, centrada en los cortes sin hueso. Las ventas de los cortes de valores medios (con hueso) están aún muy lentas, según industriales y brokers consultados en estos días. Se espera que, con el tiempo, esto también se reactive.

La cadena cárnica ha tenido un cimbronazo fuerte por la caída de la demanda china -en precios y volúmenes- a partir de mediados de 2022 y las consecuencias a nivel industrial se hicieron sentir. Lorsinal (frigorífico del grupo chino Sundiro Holdings) dejó de faenar y ha planteado un plan de pago de la deuda que tiene con los productores. Por otra parte, se terminó concretando en estos días la venta del frigorífico BPU (de la japonesa NH Foods) al grupo brasileño Minerva, que acumula así 4 plantas y casi 25% de la faena total (similar a Marfrig). Preocupa la concentración empresarial y también la dura pérdida que asumieron los japoneses al vender este frigorífico en U$S 40 millones cuando lo habían comprado en U$S 120 millones. La salida de NH Food (un actor de primera calidad en la industria alimentaria global) no es buena noticia.

Pero la ganadería tiene buenas perspectivas y los precios de exportación se sostienen arriba de los 4.000 U$S/ton. Todo indicaría que han llegado a un piso y de ahora en más puede esperarse una recuperación. En cualquier caso, la sequía deja pocos recursos forrajeros para preparar ganado y la faena seguramente será menor este año. También esperemos que el que haya tocado piso sea el dólar, porque arrancó muy flojo el año: dólar barato es pan para hoy, hambre para mañana.

Por otra parte, se han conocido en estos días nuevas inversiones agroindustriales en el Este, que componen un panorama alentador a pesar de las dificultades. Por un lado la arrocera Dambo, que instaló una planta de recibo, secado, y almacenaje de arroz, de última generación. Por otro lado, la forestal LUMIN (ex Weyerhaeuser) anunció la construcción de su tercera planta de tableros contrachapados en Uruguay, con una inversión de casi 140 millones y la creación de 320 nuevos puestos de trabajo. Es la mayor inversión en la historia de Cerro Largo, muy bienvenida en una región con menor desarrollo relativo a otras del país y problemas de empleo. Que no decaiga.

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