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Carne uruguaya en los Niku Baru

Si las noticias de estas horas se confirmaran, se abre el mercado japonés, en coincidencia con un “boom” en el consumo de carne vacuna.

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Galeano, Sergio

Ing. Agr. Nicolás Lussich.

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La producción de carne de Uruguay es muy competitiva y ha mejorado su productividad y calidad en los últimos años, pero enfrenta serias limitaciones por la falta de acuerdos comerciales que faciliten las exportaciones. Exportamos carne a decenas de destinos, pero para colocarla pagamos cerca de US$ 190 millones de dólares anuales en aranceles a los países compradores (0,6 US$/Kg exportado). Tenemos algunas cuotas valiosas, pero casi ningún acuerdo de libre comercio que permita vender con menos limitaciones. Ni con EE.UU., ni con la UE ni con China, donde tenemos que pagar un arancel promedio de 8% para vender. Tampoco con países menores pero potentes, como podría ser el caso de los “tigres asiáticos” (por ejemplo Corea del Sur).

En este contexto, la posibilidad de comenzar a vender carne a Japón -que se concretaría en los próximos días - es más una victoria sanitaria y de las garantías alimentarias que da la cadena, que un logro de política comercial. Uruguay había logrado vender carne e Japón por unos pocos años, a fines de los 90, cuando decidió dejar de vacunar contra la Aftosa y -con esa condición sanitaria- entró a Japón. Pero el rodeo quedó expuesto y sabemos lo que pasó… llegó la Aftosa y Japón quedó más lejos que nunca.

Ahora la sanidad es más robusta: el rodeo se vacuna, pero a partir de trabajos técnicos -en los que se involucraron a fondo los veterinarios uruguayos- quedó demostrado que eso es absolutamente inocuo para el consumidor: seremos el primer país que entra con carne de un rodeo que vacuna. Será carne desosada y madurada, a lo que hay que agregar la posibilidad de exportar menudencias, de altísimo valor en Japón (en especial la lengua).

Deberemos pagar un arancel de 38,5%, similar al que paga EE.UU, pero menor al de Australia, que cuenta con un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Japón que le permite un acceso preferencial para su carne: paga 27,2% de arancel, e irá cayendo paulatinamente hasta 19,5% en 2032. Para abrir mercados hay que tener paciencia… y una política clara con ese objetivo.

“Boom” de consumo. La apertura del mercado japonés llega en buen momento: el consumo de carne vacuna está en alza y el aumento tiene que cubrirse con más importaciones: Japón importa dos tercios de lo que consume (el resto lo cubre con su producción, mayoritariamente de carne Wagyu, con altos niveles de “marmoleado”).

En especial está creciendo el consumo en el hogar (30% del total). Según el USDA (sigla en inglés del Departamento de Agricultura de EE.UU.), los consumidores japoneses muestran creciente preferencia por la carne vacuna importada, más accesible en precio y más magra que la doméstica.

El “boom” de la carne vacuna, que comenzó en 2017 ha seguido con intensidad: entre otras tendencias, hay una expansión de restoranes que venden bifes “al paso” (stand-up steak restaurants), mientras que en las grandes áreas metropolitanas como Tokio y Osaka han proliferado los pubs de carne (en japonés “Niku Baru”), que sirven una amplia variedad de platos y permiten a los consumidores probar diferentes cortes de carne. En criollo: una picada, pero organizada al estilo japonés. Muchos de estos pubs alientan a sus consumidores a fotografiar los cortes antes de cocinarlos y compartir las fotos en las redes sociales, para generar interés.

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Australia y EE.UU. son los principales proveedores de carne a Japón, cuyo consumo es de unas 1.300.000 toneladas anuales, con importaciones por unas 850.000 toneladas. Según el USDA, ante el aumento del precio de los terneros en Japón, algunas empresas frigoríficas niponas comenzaron a importar terneros desde Australia, para criar y faenar en Japón, lo que les permite vender su carne como producto doméstico.

Volver a Japón después de casi 20 años es un logro mayor para el sector cárnico, que aún tiene fundamentos para seguir creciendo. Abrirá puertas a otros mercados (los pocos que nos faltan) y le da un prestigio agregado a la producción uruguaya de alimentos. Para seguir adelante, se precisan más acuerdos comerciales y bajar los costos internos: Japón es lejos y la carne es un producto fresco, por lo que cuanto más eficiente la logística exportadora (barcos, puertos, trámites), más ingresos.

Hay que tener confianza en que la ganadería, tradicional e histórica, es también un sector innovador y moderno, con capacidad para generar más productos de alto valor, sofisticados y atractivos. Eso es más riqueza para todos los uruguayos. La oportunidad está servida.

Pablo Mestre
Pablo Mestre

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