—¿Cómo ve el posicionamiento que tiene Uruguay en materia de acceso a mercados?
—Hoy tenemos una serie de mercados tradicionales muy desarrollados, con presencia comercial permanente, con buen flujo de exportaciones uruguayas. A su vez, gracias a las conversaciones con el sector privado, una serie de países, divididos en dos grandes regiones, donde tenemos aún un trabajo importante para hacer. Una de esas regiones es el Sudeste Asiático, ahí estamos tratando de ver cómo mejorar la inserción de los productos uruguayos; el otro, increíblemente es Centroamérica, una región mucho más cercana en la distancia geográfica, sin barreras ni culturales ni idiomáticas, y es una región que ha quedado un poco por fuera del radar uruguayo. En estas regiones nos hemos propuesto trabajar en hojas de ruta concretas con una serie de acciones que van en tres dimensiones: la apertura al mercado; la habilitación sanitaria y fitosanitaria y la promoción comercial, para generar conocimiento y mayor relación entre los sectores privados, alentando la participación en ferias y eventos de difusión de la producción uruguaya.
—En Centroamérica, ¿qué productos se pueden colocar?
—Principalmente lácteos y arroz, son los dos productos en los que hay mayor demanda del sector privado, ellos nos dicen que ahí hay oportunidades, en algunos casos las barreras tienen que ver más con lo sanitario. Los aranceles son relativamente manejables y, en otros casos, son altos, pero de todas formas se puede ingresar.
—En el Sudeste Asiático ya hay algunas aperturas, ¿cómo van a trabajar con esa región?
—Sí, ya hay aperturas, de hecho nos han confirmado que el mercado de cítricos en Filipinas quedó habilitado, y hay empresas nuevas que están habilitadas para poder exportar. Filipinas también se abrió para la carne, al igual que el de Malasia. También se está trabajando muy fuerte con Vietnam e Indonesia. Tanto acá, como con Centroamérica nos dimos un plazo de un año, en el que vamos a llegar a todos los países que identificamos como prioritarios en conjunto al sector privado, y esto lo vamos a hacer con diferentes formatos, a veces con viajes de autoridades y en otros con visitas técnicas. Para el Sudeste Asiático ya hay pautadas una serie de visitas, en noviembre: Filipinas, Vietnam, tal vez Singapur también, además estamos empezando a trabajar con otros países de la región con los que ya tenemos un poco más de contacto. Por otro lado, estamos viendo a nivel del Mercosur si podemos reflotar negociaciones como el Mercosur – Corea, que es fundamental, y también si podemos transformar en realidad el cierre de los términos de referencia entre Mercosur – Indonesia, y Mercosur – Vietnam, lo que habilitaba una negociación que nunca comenzó, y si eso sucediera sería una gran noticia.
—En el caso del Sudeste Asiático, ¿hay aranceles bajos en general?
—Sí, obviamente hay excepciones. Tailandia, por ejemplo, es un mercado que tiene aranceles considerablemente altos con respecto al resto de la región, pero después en Filipinas, Malasia e incluso Indonesia no se identifica a lo arancelario como una barrera importante. En estos mercados hay que tener en cuenta que hay desafíos que tienen que ver con la certificación Halal, pero Uruguay ya tiene una trayectoria andada ahí, y eso lo vamos a tratar de capitalizar.
—Además de estos dos bloques que mencionó, ¿se puede agregar a Medio Oriente como una región donde se debe de mejorar el acceso?
—Creo que sí, hoy por hoy hay una situación complicada, pero es una región donde Uruguay viene trabajando hace décadas y en los últimos años ha habido creciente participación e interés en ese mercado. Ahí tenemos la negociación entre el Mercosur y Emiratos Árabes Unidos, que esperamos que se pueda finalizar este año, y daría un paso para mejorar el posicionamiento. La diferencia de Medio Oriente, no pasa por la importancia como mercado, sino que es un lugar donde ya trabajamos y está presente en las empresas, entonces hay que ir hacia un trabajo referido a la promoción comercial.
—El gobierno pasado tuvo la intención de ir hacia un Tratado de Libre Comercio con China, ¿piensa que aún existan posibilidades de lograrlo?
—Creo que quedó demostrado que la opción de un TLC de forma bilateral, no está sobre la mesa, China quiere acercarse al Mercosur, algo en lo que históricamente Uruguay ha sido un gran impulsor, con el entendido de que en algún momento el diálogo entre el bloque y el país asiático va a dar fruto a una negociación comercial, que habrá que ver si es un TLC u otro tipo de acuerdo. Las señales que hemos recibido desde la transición de gobierno, hasta hoy en día, es que el interés de China va dirigido hacia el Mercosur y no hacia Uruguay en particular.
—¿Y cómo ve la posibilidad de avanzar en un acuerdo entre el Mercosur y China?
—Es algo que está planteado, y cada vez que tenemos una reunión del grupo de relacionamiento externo del Mercosur, nosotros planteamos la necesidad de mantener una cercanía con China, pero hoy por hoy no parecen estar dadas las condiciones para que los demás socios comerciales lo analicen, porque obviamente hay un cierto temor hacia la industria china.
—Con la Unión Europea desde el año pasado se empezaron a dar avances sólidos, ¿cuáles son las expectativas con este bloque?
—Tenemos la clara indicación de que la Unión Europea avanza hacia el comienzo de la discusión política en Bruselas, lo que nos llevaría a la firma del acuerdo para fines de este año, lo que habilitaría el envío al parlamento del Mercosur y el europeo para su aprobación. Desde el lado del Mercosur es suficiente con que cada país y su parlamento apruebe el acuerdo para que entre en vigor, y desde el lado europeo para la parte comercial, también alcanza con que el parlamento europeo lo apruebe. A diferencia de lo que pasaba hace unos años, hoy somos optimistas con la voluntad política que detectamos, entonces esperamos tener novedades para diciembre.
—Una vez que se firme, ¿cuánto tiempo demandará para que el acuerdo entre a regir?
—Va a depender mucho de los debates parlamentarios. Tenemos claro que en el caso de Uruguay va a ser un debate rápido, porque hay un claro acuerdo entre el gobierno y oposición, porque se entiende necesario a este acuerdo, mientras que en Europa es diferente, porque su parlamento no se mueve por intereses nacionales, sino que por intereses de grupos partidarios, y ahí se espera un debate bastante intenso. Si somos optimistas, el acuerdo puede entrar en vigor en el 2027.
—En el Acuerdo Transpacífico, ¿cómo van a trabajar?
—Es un tema complejo, porque si es dificultoso intentar negociar con un país, imagínense con once o doce, estamos manteniendo conversaciones permanentemente con todos los socios que son partes del acuerdo, ahí hay países que por un tema de cercanía cultura, nos han ayudado mucho a entender en qué etapa está el proceso. La señal que tenemos hasta ahora, es que no hay una determinación de si el acuerdo se pretende expandir o no permitiendo a nuevos miembros, incluso los países que pretenden una expansión, no tienen demasiado claro si quieren a países chicos como Uruguay. Es un debate que está sucediendo, y que imaginamos que de aquí a fin de año deberá de tener alguna concreción.
—Entonces de los acuerdos que se están trabajando, ¿el más viable para que se apruebe es entre el Mercosur y la Unión Europea?
—Creo que sí, también seguramente tengamos la conclusión del acuerdo con la Asociación Europea de Libre Comercio, que se había cerrado en 2019, pero se reabre fruto de lo que está pasando con la Unión Europea. Está avanzando muy bien el acuerdo entre el Mercosur y Emiratos Árabes Unidos. En estos otros dos acuerdos tenemos la esperanza de que para fin de año se cierre la etapa de negociaciones. Por otra parte estamos insistiendo mucho en la agenda del Mercosur para tratar de reflotar las negociaciones entre el bloque y Canadá, y también el acuerdo con Corea del Sur que sería esencial para nosotros.
El Mercosur y su necesidad de mejorar a nivel interno
—En reiteradas ocasiones cuando Uruguay exporta a Brasil, los camiones son trancados y demorados en la frontera, ¿cómo ve ese tema? ¿está bien que pase eso en un bloque como el Mercosur?
—Son cosas de todos los días en las cuales estamos trabajando de forma permanente. Ahí tenes por un lado lo malo del Mercosur, donde se no se logra superar esas etapas de bloqueos bilaterales del comercio y el flujo de bienes y servicios. Sin embargo, el propio Mercosur también te da la posibilidad de levantar un teléfono y pedir para que dejen pasar a los camiones. Entonces se nos genera una dicotomía permanente, porque el Mercosur ayuda a solucionar un problema que no debería de existir. Frente a esto, nosotros ponemos sobre la mesa a nivel interno la necesidad de trabajar en el perfeccionamiento del flujo comercial y de servicios dentro del propio bloque.
—El hecho de que actualmente Uruguay y Brasil tengan gobiernos del mismo signo político, ¿puede ayudar?
—Eso no cambia en nada, más allá de que se habla mucho de las ideologías similares, la realidad es que los países del bloque tienen intereses muy claros y que en muchos casos son contrapuestos, entonces los gobiernos luchan por esos intereses, entonces acá hay que estar atentos a la realidad industrial, agrícola y ganadera de cada país, y los momentos del año, no es casual que los problemas con Brasil surjan cuando su producción está saliendo al mercado, y en otros momentos del año los productos uruguayos entran sin problemas.
Estados Unidos aumentó aranceles, pero sigue el comercio
—¿Cómo evalúan el aumento de aranceles que informó Estados Unidos en abril?
—Lo monitoreamos de forma permanente, es algo que claramente tiene un impacto en el bolsillo de aquellos que exportan a ese mercado. También hay que tener en cuenta que Uruguay desarrolló muchos productos, por ejemplo, en la carne, que estaban pensados para el mercado estadounidense que cumplían con estándares y requisitos que no son tan fáciles de capitalizar en otros mercados. El comercio sigue, no estamos teniendo señales de que haya interrupciones de contratos.
—¿Esta situación puede favorecer a que Uruguay aproveche algún espacio que deje Estados Unidos en otros mercados?
—Sí y no; en realidad son los compradores que tienen el poder, puede suceder que el comprador sabiendo que su mercado se vuelve más relevante, te puede negociar el precio a la baja porque sabe de las complicaciones para colocar en otros mercados.