Es productor agropecuario, empresario, fue presidente de Banco Santander cuando la crisis del año 2002. Consultado sobre el momento de los fondos de inversión en ganadería y la posible “corrida”, aseguró que “no hay riesgo de la herramienta, sí hay una preocupación, porque en el corto plazo los inversores no van a mirar este segmento, va a haber una retracción en esto”, pero puso énfasis en expresar que “se puede recomponer y no veo que la herramienta a mediano plazo tenga riesgo”. Jorge Jourdán consideró que “hay que empezar a pensar en un largo plazo en una regulación donde las gremiales de productores, el MGAP, el Ministerio de Economía, el Banco Central, trabajen en alguna metodología que proteja o cubra los fondos.
-¿Cómo ve esta situación que hoy enfrenta el sector ganadero y qué similitudes encuentra con lo que vivieron los bancos en el año 2002?
-Posiblemente similitudes haya muchas. Tenemos que entender que lo que está pasando en este momento con empresas de público conocimiento, y seguramente esté golpeando o atacando a los otros fondos de inversión ganadero que existen, tiene muchos puntos de contacto porque éste es un nexo entre un producto financiero y el agro, en este caso la ganadería. El principal tema en el que estamos inmersos en este momento es que cuando uno está en el sector ganadero exclusivamente, los riesgos son el clima, la sanidad, los mercados; en este caso se mezcla un tema que es muchísimo más volátil, más complejo cuando tiene temas reputacionales, que es el tema financiero.
-¿Cómo es eso?
-En el mundo financiero cuando existe un tema reputacional como éste, se generan olas de gente que empiezan a tener nerviosismo y a querer recuperar rápidamente lo que colocó, o sea, lo comúnmente conocido como corridas. En este caso lo que hubo es una corrida en los fondos. Primero fue el grupo Larrarte y ese mismo se llevó al más débil, al más cercano que estaba ahí, lo empezaron a golpear y le provocan la segunda caída. En el sistema financiero en el 2002, fue exactamente eso, empezó el problema en un banco, siguió al otro, al otro y pasan dos temas: el dinero es la cosa más vil que hay, entonces la gente empieza a correr inmediatamente a querer rescatarlo. Evidentemente en este caso, al igual que en los bancos, los fondos no están sobre una mesa para que la gente los retire en el momento que quiera, hay que deshacer posiciones, hay que desarmar, en este caso, posiciones en ganado.
-¿Cómo se puede frenar esa corrida y devolverle a un inversor la confianza?
-Hay un tema clave, los actuales fondos de inversión ganadero que están en este momento operativos, tienen que saber que van a tener un shock negativo en estos tiempos, de gente que va a recurrir a ellos y que les va a plantear el retiro de su fondo. Cada uno en función de la posición que tenga. No todos están en las mismas condiciones porque seguramente habrá algunos con más, otros con menos liquidez, habrá algunos con más posibilidad, que está mejor calzado en cuanto a la rentabilidad que prometió, en fin. Creo que acá cada uno tiene que saber que va a tener un embate y deben prepararse para eso, porque si no, la corrida empieza a pasar como el efecto de cuando uno hacía aquellas cadenas de cajas de fósforo: le pega la primera y empiezan a caer todas en hilera unas con otras. Acá hay que prepararse, primero, para poder cumplir esas obligaciones en el corto plazo, parar esta sangría que hay y creo que hay una medida que considero de mediano y largo plazo.
-¿Cuál sería esa?
-Queda demostrado que el funcionamiento que tuvieron estos fondos, las regulaciones, los mecanismos, no son los más adecuados frente a una situación de crisis.
-¿Y qué pasa en ese caso?
-Los inversores normalmente son de fuera del sector agropecuario, son gente que, frente a propuestas tentadoras de remuneración, se acercan, pero muchos también con un carácter especulativo sobre los fondos que colocan. Y entonces, en eso hay que ser muy cautos, hay que estar preparados para estas cosas y hay que tener ciertos mecanismos defensivos, de regulación, para poder estructurar barreras defensivas para que estas cosas no sucedan. Hoy estamos frente a una realidad que ya está el hecho consumado, hay que parar este problema, va a haber que cumplir y algunas de las empresas tienen que saber que van a tener que hacer alguna pérdida, pero hay que cumplir.
-Habló de regulaciones…
-Sí. Hay que empezar a pensar en un largo plazo en una regulación donde las gremiales de productores, el Ministerio de Ganadería, el Ministerio de Economía, el Banco Central, trabajen en alguna metodología que proteja o cubra los fondos. Pasa como cuando se invierte en un banco hoy, éstos tienen que dar un mundo de informaciones sobre en qué invertís, cuál es tu perfil de riesgo, en qué te estás metiendo, tenés que tener información constante de eso, en estos casos todavía no está pasado.
-¿La corrida se para con la tranquilidad de que el inversor venga a buscar el capital y se lo entreguen? ¿En 2002 hubo necesidad en algunos casos de una reprogramación de depósitos? ¿Por dónde pasa una salida de corto, o de mediano plazo en este escenario?
-Tenemos dos escenarios, la similitud es casi como un calco con el 2002. Acá hay fondos que van a poder asumir los retiros puntuales que puedan existir por nerviosismo, por preocupación, pero creo también que tienen que prepararse todas las empresas que están en el sector ahora, ante una demanda creciente de gente que quiera salirse, armar una reprogramación y plantearlo. Me parece que es un disparate en este caso empezar a deshacer activos para cumplir con los que están en la punta de la madeja, porque eso te lleva a que en determinado momento no puedas seguir cumpliendo. Eso va a distorsionar los precios, porque va a haber una oferta muy grande si la gente tiene que salir a vender, a desarmar todos los activos de los fondos que están armados para entrar en momentos de baja y hacer el upside de precios. Pero si te comés toda la caída de los precios, seguramente el fondo no pueda cumplir. Entonces, creo que hay que armar, poder cumplir en el corto plazo con estas salidas. Los fondos van a tener que pensar en cómo hacerse de un 10 o 12% del fondo y a su vez armar una estrategia de mediano plazo de alguna manera de reprogramación , o de re perfilamiento y de plazo, porque todos juntos si salen no hay solución.
-Hay que reconstruir también una confianza. ¿Está en riesgo la herramienta de futuro?
-Evidentemente esta noticia no es grata, esto no ayuda al producto ni al sector, pero no considero que la herramienta esté en riesgo, sí creo que hay que mejorarla, hay que buscar, sobre todo, garantías para la herramienta, que el inversor tenga mayor tranquilidad. Si volvemos a la crisis, se generó el seguro de ahorro bancario, se generaron fondos, se re perfilaron deudas, o sea, en aquel momento se hizo toda una reestructuración enorme en el sistema financiero. Hoy la gente sabe que sus ahorros tienen garantía de la Copab, eso hay que ir re armándolo a mediano plazo. O sea, creo que no hay riesgo de la herramienta, sí hay una preocupación, porque en el corto plazo los inversores no van a mirar este segmento, va a haber una retracción en esto, pero me parece que se puede recomponer y no veo que la herramienta a mediano plazo tenga riesgo.
“Veo dos muy buenos años para la ganadería”
¿Cómo ve al agro para el 2025?
-Creo que Uruguay se enfrentará a dos años buenos, el 2025 y 2026 serán muy promisorio en cuanto a la ganadería. Tenemos por delante un momento especialísimo, todo lo que está pasando en Estados Unidos, la recomposición de sus activos, lo que está pasando con México en las compras que le hacen, las limitaciones que están poniendo, me parece que todo eso va a dinamizar muchísimo, la situación muy especial que Uruguay tiene en cuanto a trazabilidad, sanidad, los controles para poder acceder a todos esos mercados. En la ganadería tenemos dos años muy buenos por delante. Invito a que sigamos invirtiendo fuerte ahí, porque me parece que Uruguay está muy bien posicionado y si aprovechamos esta ola y la surfeamos por lo alto, me parece que tenemos una enorme oportunidad de fortalecernos como un mercado serio y de primer nivel. A la ganadería la veo bien de bien, también estamos recibiendo ayuda desde arriba, porque estamos teniendo una buena primavera, a pesar que los pronósticos no eran tan alentadores. Se ve la ganadería hermosa, en excepcionales condiciones.
-¿Y la agricultura?
-En la agricultura venimos bien, las cosechas de invierno son relativamente buenas, los rendimientos están siendo relativamente buenos, no así los precios. Podemos separar en los cultivos de invierno dos temas, la colza, que tuvo niveles de 1800 a 2000 kilos por hectárea y un buen precio que está ayudando; en la cebada hay algunos problemas de calidad y los rindes un poco menores a los previstos en algunas zonas. Lo que no está ayudando para nada al productor son los precios. El precio del trigo y la cebada son muy limados para alguien que tiene que asumir rentas. El panorama hacia adelante tampoco está demasiado alentador, en el sentido que el precio de la soja está muy bajo, muy riesgoso para los índices de productividad que Uruguay tiene. En algunos casos, uno puede pensar que van a hacer la pérdida, entonces eso es riesgoso. De todas maneras, veo que mucha gente no ha pre vendido como en otras zafras y sin embargo sí ha asumido la siembra. En área vamos a estar igual o mejor que en el último año y la gente está expectante que el precio pueda tener una marcha hacia arriba. En maíz hay distintas realidades, los que tienen riego van a andar muy bien.