Néstor Cabrera, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL), recordó que 2023 fue un año “difícil” porque la sequía le pegó fuerte a la lechería elevando los costos, luego hubo una caída de los precios internacionales y se generó un endeudamiento que aún sigue siendo una mochila pesada para el sector. “Es fundamental buscar herramientas que permitan volver al camino del crecimiento”, afirmó el productor y dirigente gremial, exhortando a los tamberos a trabajar todos juntos. Recordó que el acceso al crédito y a la tierra, son limitantes importantes para retener a los jóvenes en el sector y al momento de captar nuevos inversores para la lechería uruguaya.
-¿En qué está el Fondo Anticíclico que la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL) realizó con la Consultora CPA Ferrere y presentó en el Instituto Nacional de la Leche (Inale)?
-Está muy avanzado. Esta semana se reunió una mesa técnica, integrada por expertos del Inale y de la consultora CPA Ferrere. Había que hacer algunos ajustes técnicos, afinar más los números y se estaría presentando en el Parlamento en breve. El Fondo Anticíclico lo tiene que impulsar el gobierno. Ya tuvimos una reunión con el ministro, Fernando Mattos; el subsecretario, Ignacio Buffa; y el presidente del Instituto Nacional de la Leche, Juan Daniel Vago, y las gremiales. La idea era hacerle estos ajustes y que luego el Ejecutivo lo impulse. Nosotros brindaremos el apoyo necesario y la meta es presentarlo al Parlamento en 2024.
-¿Se logró avanzar?
-Sí y mucho. Se fue redondeando el proyecto y se hicieron ajustes, porque el Ejecutivo nos aclaró que no quería impuestos y se quería que hubiera consenso. El Fondo Anticíclico debe ser un trabajo de la lechería en su conjunto, por más que haya sido impulsado por la ANPL con el apoyo de las gremiales.
-¿Cómo se financiará esta herramienta tan anhelada por los tamberos?
-Una parte será financiada con la retención de más de $ 2 por litro de leche tarifada fresca. Esa retención se creó con destino al Fondo de Garantía Lechero en el gobierno anterior y para el Sistema Nacional de Garantías (SIGA). Cuando se termina de pagar el fondo eso se perdía. La ANPL comenzó a trabajar en el Fondo Anticíclico y el año pasado se aprobó la retención de ese dinero por 10 años más, apoyando el Fondo de Reconversión de la Industria. Es dinero de los productores y de ahí saldrán US$ 9 millones para ese fondo. Son dos cosas diferentes. Una es la que impulsó el gobierno con el Fondo de Reconversión de la Industria Láctea cuando se aprobó (para resolver los problemas de las cuatro industrias más complicadas financieramente: Claldy, Calcar, Coleme y Granja Pocha) y otra es el Fondo Anticíclico. Un porcentaje de ese fondo tenemos aportar los tamberos, se iba a ajustar la cifra, pero andaría en el entorno de 0,10 o 14 centavos por litro remitido.
-¿Cómo evalúa el 2023 para el sector lechero?
-Fue complicado. Cuando se analiza el comienzo había un situación muy complicada que motivó algunas reuniones de las gremiales con el Banco República y distintos actores políticos, buscando una salida al endeudamiento. Luego se complicó más la situación por el clima. Fue un año con buenos precios de leche al comenzar 2023, pero de costos altísimos porque los principales insumos que utiliza la lechería y las reservas que utilizan los tambos se compraron a precios históricamente altos. No sé si el sector volverá a comprar reservas a estos precios. Desde ese punto de vista comenzó difícil.
-También se hizo sentir la sequía, pero ¿en cuanto a precios de leche?
-En lo climático también fue un año complicado y en cuanto a precios de leche. También es cierto que se fueron ajustando los costos y eso ayudó a que el costo del litro de leche que fue el que cerró en el entorno de US$ 0,36 o US$ 0,38, con un precio de leche de US$ 0,43 es un costo muy alto y el margen del negocio fue muy chico para la inversión que hicieron los productores. Ahora bajó el precio de leche, pero también cayeron los costos. Hay proyecciones de predios con costos de litro de leche del entorno de US$ 0,28. No es muy diferente a lo que venía ocurriendo el año pasado al analizar precios y costos.
-¿Cuándo comenzó a cambiar?
-Comenzó a acomodarse a partir de marzo pero la situación se generalizó a partir de junio y julio, cuando el sector comenzó a tener pastoreo en casi todos lados. El invierno fue bueno porque hubo lluvias. Algún tambos quedaron un poco para atrás porque no tuvieron tantas lluvias como para acomodarse, pero en general, la situación mejoró. Posteriormente, en agosto, hubo una baja en el precio de la leche que le pegó fuerte a la lechería, porque veníamos pagando y venimos pagando muchas de las cuentas que asumimos durante el verano y el ajuste del precio de la leche impacto en el productor. Un mes después hubo una suba que mejoró un poco la situación . La baja se debió a que hubo un descenso pronunciado en el precio de leche internacional de la leche que quedó por debajo de US$ 1.500 la tonelada para la leche en polvo entera. De alguna forma, los tamberos estábamos esperando que se nos bajara el precio porque Uruguay es un país exportador y no podemos escapar a la realidad del mercado internacional. Esa baja del precio de los lácteos pegó mucho más por todo lo que el sector lechero venía arrastrando.
-¿Cómo evalúa la remisión de leche a planta en este año que está terminando?
-La mayor parte del año estuvo un poquito por encima del año anterior pese a las dificultades generadas por la sequía. Eso responde a un esfuerzo que hicieron los productores, pero mirando el precio de leche que se fijó a partir de agosto hacia adelante y lo pone en precios históricos, no es un mal valor, porque estuvo en el entorno de US$ 0,36 por litro. Lo que pasa es que con la mochila que acarrea el sector, los productores queríamos que ese valor de leche se pudiera mantener un poco más, pero la realidad fue una caída, que provocó que muchas de las empresas no hayan podido hacer frente a todo ese traspaso de cuentas para la primavera. En algunos casos esas deudas se pudieron diluir a través del Banco República, de Proleco y Conaprole difirió algunas cuotas para el año que viene. Hay otros casos que están por resolverse y este último mes salió otra herramienta que ayudará a ir normalizando al sector.
-¿Cuáles son los principales desafíos para 2024?
-Es que las empresas puedan sanearse. Que el precio de leche pueda mantenerse en valores relativamente buenos para recuperar la pérdida que hubo el año anterior. También es poder retomar el camino de crecimiento, que es lo que le está costando al sector y no seguir perdiendo productores. Ese un desafío que se viene acarreando desde hace años pero no se pudo parar la pérdida de productores. La meta es que la lechería crezca en los próximos 15 años, así lo está planteando el Inale. Si se mira el sector los últimos años, la lechería creció hasta 2014 y luego, en la última década, la producción se estancó, aunque con fluctuaciones, en un volumen cercan a los 2.000 millones de litros anuales. Poder empezar a mover esa producción y darle volumen es importante. Conaprole es una empresa que ha mantenido bastante sólida, pero sabemos que a nivel de las industrias hace falta leche para que sean competitivas y puedan tener volumen para mantener los puestos de trabajo y mejorar su ecuación económica, para que sean solventes para los productores. No es fácil lograrlo.
-¿Qué señales se perciben mirando hacia adelante?
-No son malas. Espero que se puedan concretar en mejores precios de leche al productor y podamos retomar el crecimiento perdido. Los productores, desde nuestro lugar, tenemos que trabajar para poder mejorar o buscar herramientas, ya sea desde la institucionalidad o desde el propio Estado, para ver cómo podemos hacer para incentivar a los tamberos que están en el sector. Se está haciendo difícil poder retener a los hijos de los productores, a los jóvenes y lograr nuevos inversores en el sector.
-¿Por qué no aparecen tantos inversores? ¿Cuál cree es el motivo?
-La lechería no tuvo una estabilidad en cuanto a la rentabilidad que espera cualquier rubro para el compromiso o la dedicación que precisa para retomar el crecimiento. En 2024 habrá que determinar nuevas herramientas que nos permitan ir buscando esa salida hacia el crecimiento del sector que es prioritario.
-¿Desde el punto de vista gremial cuáles serían los desafíos?
-Apostar a tener un año donde podamos seguir trabajando todos juntos, porque creo es la forma de ir resolviendo los problemas y generar las soluciones. La meta debe ser que los productores, todos juntos, podamos encontrar herramientas y salidas para que el sector lechero pueda seguir creciendo.
-Hay menos productores en el sector pero mejoró la eficiencia productiva y eso es inversión ¿qué opina?
-Se sigue invirtiendo pero son siempre los mismos productores o se van perdiendo tamberos y los que van quedando en el sector van creciendo. Es fundamental buscar herramientas para poder lograr el crecimiento. La lechería debería crecer con los productores que tienen hoy. Los más chicos deberán ir cambiando la escala, al igual que l os medianos y que los hijos de los productores encuentren oportunidades. Cuando digo oportunidades me refiero al acceso a la tierra , el crédito a largo plazo, la certidumbre de que el negocio es atractivo. Son todas cosas que tenemos que promover y lograr. Hay tecnologías disponibles como para que el sector lechero no sea tan sacrificado, pero necesita comunicar bien a las nuevas generaciones y los productores más chicos. Los productores medianos y pequeños son los que tienen el potencial de crecer. El de mayor porte puede tomar decisiones de crecimiento si el negocio es rentable. El mediano y chico, si no va cambiando la escala es muy difícil. Una consultoría que hizo la ANPL, mostró que los tambos de 2.500 o 3.000 litros diarios crecieron. Los tambos de menor escala decrecieron. La apuesta debe ser a que los tambos de menos de 100 vacas puedan ir aumentando la escala.
-¿Qué le está faltando al sector?
-Ser más empresario y no tomar tantas decisiones con el corazón. Para eso hay que ponerle certidumbre al negocio y acercarles herramientas a los tamberos para que puedan desarrollarse. En un entorno de entre 150 y 200 hectáreas, la lechería es el negocio más rentable si aplica la tecnología y la nuevas formas de producción disponibles.
Las cifras de un sector que es modelo para el mundo
La lechería uruguaya es un sector eficiente porque apenas ocupa el 5% del territorio y produce leche para alimentar a 20 millones de personas o el equivalente a 6 Uruguay, según las estadísticas del Instituto Nacional de la Leche (Inale).
Uruguay es el noveno exportador mundial de leche. El 60% del volumen producido por Uruguay es destinado a la exportación, accediéndose a más de 60 mercados. Por otra parte, el restante 30% de la producción se dirige al consumo interno. Las industrias recogen la leche de los tambos, las envían a plantas de producción, se procesa y se obtienen diversos productos.
A su vez, en el caso de la quesería artesanal, la leche producida en el tambo lleva el valor agregado de ser transformada en quesos.
Globalmente Uruguay produce 2.200 millones de litros anuales y el 90% de lo producido se procesa en la industria láctea.
Es importante remarcar que los tambos uruguayos producen leche libre de hormonas de crecimiento, de antibióticos, libre de metales pesados y de contaminación radiactiva.
Con la disponibilidad de leche fresca pasteurizada todos los días, el consumo de lácteos en Uruguay es alto comparado con otros países que no tienen leche disponible tan fácilmente.
Se consumen 232 litros de leche año por habitante, cifra que representa más del doble del consumo mundial promedio. En Uruguay hay más de 3.000 productores lecheros y la cadena genera más de 15 mil puestos laborales.