La Cooperativa Láctea de Melo (COLEME) enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia en el marco de la profunda crisis que afecta a la industria láctea en Uruguay. Desde el 1° de noviembre de 2024, el Directorio de COLEME, con el respaldo de los productores, ha impulsado una reestructura orientada a garantizar la supervivencia de la cooperativa y preservar las fuentes de trabajo.
En un comunicado dirigido a la opinión pública, COLEME detalló las medidas que se han adoptado para reducir costos y hacer frente a una situación económica que calificaron de "extremadamente frágil". Estas acciones han generado tensiones con el Sindicato Único de Obreros y Empleados de COLEME (UOEC) y la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL), quienes acusan a la cooperativa de prácticas ilegales y cuestionan las decisiones tomadas.
El Directorio aseguró que, pese a las dificultades, ha priorizado la preservación de los empleos, manteniendo la plantilla de trabajadores durante años, aunque esto implicara sacrificar a numerosos productores y despedir a más de 120 empleados de tambos. "Nadie se preocupó ni paró por ellos", señalaron.
Esfuerzos económicos y tensiones sindicales
Desde COLEME resaltaron que nunca se han atrasado en el pago de salarios, aguinaldos ni vacaciones, prácticas que contrastan con otras empresas del sector. No obstante, destacaron el impacto en los productores, quienes han resignado ingresos de manera constante. Según el comunicado, la única vez que la cooperativa solicitó pagar una partida extraordinaria en cuotas, como se había permitido a otras empresas, esta fue rechazada por los sindicatos.
Además, subrayaron que se han visto obligados a vender todo el patrimonio de la cooperativa y contraer deudas significativas. "Hoy no tenemos más nada que vender y ya no podemos endeudarnos", afirmaron, reivindicando el derecho a tomar decisiones para asegurar la continuidad de las operaciones.
Conflicto escalado y decisiones legales
El enfrentamiento con los sindicatos se agravó con la ocupación de la planta por parte del UOEC, acción que COLEME calificó de "ilegítima" y prohibida según la ley 19.889, artículo 392. Además, la cooperativa denunció que los sindicatos han presionado al Poder Ejecutivo para bloquear fondos cruciales del proyecto FRIL, que ya había completado su primera etapa de manera satisfactoria.
En medio de estas dificultades, COLEME anunció su renuncia a la Cámara de la Industria Láctea del Uruguay (CILU), alegando que se ha buscado involucrar a otras empresas del sector sin relación con el conflicto.
El presidente de COLEME, Boris Revello, reiteró el compromiso de la cooperativa con los derechos de los trabajadores y la libertad sindical, pero enfatizó la necesidad de que la empresa mantenga su capacidad de tomar decisiones estratégicas. "Reivindicamos el derecho de tomar nuestras decisiones y la libertad en el poder de dirección de la empresa", concluyó.