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La relación de la reposición a paso de la exuberancia forrajera

La Semana Ganadera

Ganado, ganadería, Angus, vaquillonas
Los mejores novillos se manejan en unos US$ 4 por kilo.<br/>
Manuela García Pintos
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Nada más inflacionario que el pasto, dice el dicho, y se confirma una vez más en las actuales circunstancias. Los precios de los animales para el campo están mucho más firmes que los que se envían a faena y eso tiene una sola explicación: la necesidad de ponerle bocas encima a esas pasturas exuberantes.
De acuerdo con la última encuesta del Plan Agropecuario, el 88% de los productores consultados indicaron que entrado el otoño el campo natural medía 5 centímetros o más, una enorme diferencia respecto al 11% que estaba en esa situación el año pasado.
Por más que el precio del ganado gordo no empuja tanto, los ganados de reposición están muy firmes.
La relación de reposición entre el ternero y el novillo gordo está en el entorno de 1,40 (40% más caro el kilo del ternero que el del novillo gordo), arrimándose al récord absoluto que se registró en el mes de setiembre del año pasado, cuando llegó a 1,47, de acuerdo con las referencias de la Asociación de Consignatarios de Ganado, ACG.
El año empezó con una relación de reposición de 1,25-,127, por lo que la recuperación ha sido muy significativa, y en plena zafra.
Hay un factor adicional que empuja al alza esta relación y es que esta generación de terneros es relativamente chica, porque es la del entore de la sequía. También empuja la exportación en pie, que se puso a tiro del mercado y está comprando para barcos que zarparán en el segundo trimestre del año.
Pero no es solo el ternero el que está relativamente caro respecto al gordo.
A la vaca de invernada le pasa lo mismo. Su oferta es muy inferior a la del año pasado (hay un alto porcentaje de preñez) y se hace valer. El cociente entre vaca de invernada y vaca gorda está en 0,91, por encima de los 0,81-0,84 a esta altura de los dos años anteriores.
La expectativa es que estas relaciones sigan beneficiando a los vendedores de los animales sin terminar, al menos hasta que lleguen las primeras heladas.

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