El pasado jueves 3 de octubre, la feria ganadera de Casupá fue testigo de un emocionante desenlace que tocó los corazones de todos los presentes. Lo que comenzó como la venta de maníes por parte de un niño con el sueño de comprar un caballo, culminó en un gesto de generosidad que pocos esperaban. Esta conmovedora historia fue compartida por Darwin Fernández a través de un posteo en redes sociales, donde relató con detalle el desarrollo de los hechos.

En una feria anterior, este joven de 9 años llamado Briscio, acompañado de su padre, llegó con una mochila llena de pequeños paquetes de maní, que ofrecía a los compradores de ganado con un objetivo claro: reunir suficiente dinero para hacer realidad su anhelo de tener un caballo propio. Mientras el rematador, Milton Franco, conducía la subasta, no perdía oportunidad de mencionar el esfuerzo del niño, alentando a los presentes a colaborar en la venta de los maníes.

Aquella tarde, la feria transcurrió entre risas, martillazos y ventas de ganado, y en medio de todo, el niño logró vender todo su stock, agradeciendo al público por su apoyo. Sin embargo, la verdadera sorpresa se reservaba para la feria de octubre.

El jueves, el niño volvió con su mochila nuevamente llena de maníes, pero esta vez cargada también de la ilusión de que ese día sería diferente. Mientras Franco promocionaba su pequeña empresa de snacks entre venta y venta de ganado, un hermoso caballo entró en pista, despertando el interés de varios compradores. Las ofertas volaban tanto desde la feria como por teléfono, hasta que finalmente, el animal fue adquirido por un cliente de la firma Bernardo Vasconcellos.

Lo inesperado llegó al final: el comprador, en un acto de extrema generosidad, informó al personal de la feria que el caballo sería un regalo para el niño. La noticia tomó a todos por sorpresa, y la emoción pronto inundó el ambiente. El joven, entre lágrimas, apenas podía creer lo que le estaban comunicando mientras el público estallaba en aplausos, celebrando el noble gesto.

Milton Franco, visiblemente conmovido, agradeció públicamente la acción del comprador y dio la palabra al niño, quien entre sollozos expresó su gratitud ante el inesperado regalo. Esta anécdota dejó lecciones para todos los presentes: el esfuerzo constante y el trabajo duro pueden hacer realidad los sueños.

El gesto del comprador, la oportunidad que la feria brindó al niño para vender su mercadería, y el acompañamiento de sus padres, quienes le enseñaron el valor del trabajo honesto, son solo algunos de los aspectos destacables de esta historia. Ahora, el desafío del niño será continuar trabajando para cuidar a su nuevo compañero equino y ahorrar para comprar los aperos necesarios.

Historias como esta, compartidas por Darwin Fernández en redes sociales, son recordatorios poderosos de que con pequeños gestos y el esfuerzo colectivo, se pueden lograr grandes cambios. Como bien se pudo comprobar en Casupá, ¡sí, se puede!