En un recorrido por las problemáticas que afectan la producción agropecuaria del país, la garrapata emerge como uno de los retos más persistentes para los productores. Este parásito no solo impacta la salud del ganado, sino que también genera pérdidas económicas importantes, especialmente en las zonas más afectadas. Para entender mejor cómo el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) está trabajando en su control, Valor Agregado de radio Carve dialogó con el doctor Marcelo Cortés, dinamizador de la campaña contra la garrapata a nivel nacional.
Durante una entrevista, el doctor Cortés explicó que, a pesar de una primavera lluviosa que podría haber favorecido la proliferación de la garrapata, la situación este año parece más tranquila en comparación con el 2023. "Si bien el clima estuvo cargado de lluvias, no estamos viendo un aumento significativo de la infestación, salvo algunos casos puntuales", comentó. Según él, la clave de esta relativa calma está en el aumento de la conciencia entre los productores, quienes han incorporado mejores prácticas preventivas, como la vacunación contra la tristeza parasitaria.
El año 2024 marcó un hito en este sentido, con un récord histórico de 182.000 dosis de hemovacuna entregadas. Esta cifra, que cuadruplica la entrega del año anterior, refleja el éxito de las campañas de sensibilización. "Los productores han comprendido la importancia de la prevención. Además, el boca a boca ha ayudado a difundir los beneficios del tratamiento entre colegas", agregó Cortés.
Sin embargo, la lucha contra la garrapata es compleja y exige un enfoque multifacético. El diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado son esenciales, y el uso de la herramienta del test de resistencia ha sido fundamental. Este diagnóstico, que se realiza gratuitamente en distintos puntos del país, permite identificar si el ganado está desarrollando resistencia a los tratamientos. "El seguimiento clínico es crucial. En algunas zonas, la carga de garrapatas es baja, lo que facilita el diagnóstico y el control", explicó.
Uno de los mayores desafíos que enfrenta el país en la lucha contra la garrapata es la escasa asesoría veterinaria disponible para los pequeños productores. Con una gran mayoría de los ganaderos nacionales operando en predios de menos de 200 hectáreas, la posibilidad de contar con un veterinario propio es limitada. Ante esto, el doctor Cortés destacó la importancia de la extensión rural, que trabaja con pequeños grupos de productores para ofrecerles el apoyo necesario.
Un ejemplo de este enfoque es el proyecto piloto que el MGAP está desarrollando en conjunto con la Intendencia de Artigas. A través de este programa, se están seleccionando predios afectados por garrapatas multiresistentes para recibir apoyo en la compra de insumos veterinarios y la aplicación de tratamientos especializados. "Este proyecto busca demostrar que, incluso en las zonas más complicadas, se pueden obtener buenos resultados si se trabaja con un diagnóstico adecuado y la supervisión de un veterinario", comentó.
A pesar de los esfuerzos, el doctor Cortés reconoció que la lucha contra la garrapata es larga y exige constancia. "Es el peor impuesto para unos 15.000 productores. No devuelve nada, solo pérdidas", reflexionó. No obstante, se mostró optimista respecto a la adopción de nuevas estrategias y a la concienciación creciente entre los productores, que cada vez están más comprometidos con el control de la garrapata.
La situación de la garrapata en Uruguay es una prueba de la importancia de la colaboración entre las autoridades, los veterinarios y los productores. Si bien aún queda mucho trabajo por hacer, las herramientas y la cooperación están comenzando a generar un cambio positivo en la ganadería nacional.