El 2024 trajo para la Sociedad de Criadores de Caballos Criollos nuevos aires con el cambio de la directiva. Asumió nuevamente como presidente Diego De Brum acompañado de Javier Aznárez como vicepresidente y un equipo de criadores y socios comprometidos con las diferentes comisiones y actividades para acompañar el auge de la raza.
“Si bien asumimos los cargos de directivos en septiembre el balance general, notorio y compartido es que la raza no para de crecer, está en constante movimiento y que cada vez en mayor medida se involucra toda la familia. Día a día son más quienes participan de todas las actividades, compitiendo en todas las pistas del país, donde la raza tiene una presencia cada vez más fuerte” destacó Virginia Aramendia quien asumió como Tesorera por el período 2024-2026.
Conversando sobre los desafíos que veían en la interna de la directiva Aramendía mencionó que lo fundamental es intentar cumplir las expectativas, hacer que las cosas salgan en fecha y forma como debe ser, “todo esto sin perder de vista que queremos profesionalizar las diferentes áreas de la sociedad y para eso tenemos que seguir el ritmo de todos los procesos que cada vez avanzan más rápido, sin descuidar a todos quienes de una u otra forma están involucrados en este constante desarrollo de la Raza”.
Lo que viene.
Proyectando sobre lo que se viene y los desafíos o expectativas que pueda plantearse esta directiva se sabe que en 2026 Uruguay será sede de la FICCC. “Vamos a formar un equipo de trabajo comprometido, para cumplir con la responsabilidad que amerita ser la sede de un evento de esta magnitud. Queremos estar en todos los detalles para que sea un evento que quede en la memoria de todos quienes nos acompañen”, puntualizó Aramendia.
La promesa de lo que está por venir no es lo único auspicioso del futuro criollista, también lo son las promesas que hoy están compitiendo a nivel internacional, representando al país y dejando el pabellón nacional bien en alto obteniendo grandes reconocimientos en las pistas de la región.
Destaques.
Los uruguayos fueron protagonistas de la final del Freno Juvenil 2024 que se disputó en Esteio obteniendo cuatro frenos y lugares en el podio. En la categoría Juvenil A, Paulina Sosa con Gorriona Caraguatá obtuvo el Freno de Oro 2024 y en la misma categoría Paz Moreira se consagró Freno de Bronce con Arandú Vainilla.
En la categoría Infantil Masculino B Anastasio Gamarra logró el Freno de Bronce con Grillo Salvaje mientras que en la categoría Juvenil Masculino A, Agustín Ghirardi se quedó con el Freno de Alpaca junto a Pacífica Cuarteto.
“Es un semillero importante, los chicos son el futuro de la raza siempre lo destaco. Son los nuevos jinetes, futuros criadores y año a año se suman más interesados que buscan información de la raza y quieren sumarse desde este lugar y ahí está la principal satisfacción, ver lo que se mueve, lo que despierta esta pasión” destacó Andrea Munho, de la comisión de Freno Juvenil.
En esta edición fueron siete los representantes uruguayos que viajaron a la final obteniendo los cuatro podios en un total de más de 130 participantes. “Todos los binomios llegaron con una excelente preparación, y sin duda se reflejó en pista, eso nos muestra que estamos en el camino correcto y nos impulsa a seguir soñando. Fue realmente una final muy emotiva, junto a familias y amigos. Se siente ese cariño de todos y compañerismo” subrayó Munho.
Para algunos fue la primera vez en la pista, otros ya eran viejos conocedores e incluso ganadores allí pero sin dudas para todos fue una instancia de mucho aprendizaje y emociones. Paulina, la ganadora del Freno de Oro, dijo convencida que el premio es sobre todo la confirmación de que este es el camino correcto. “Me di cuenta de que las cosas importantes llevan tiempo, que vale la pena esperar y que el esfuerzo siempre tiene su recompensa. Detrás de este logro hay muchas personas que no se ven, pero que son fundamentales. Sin ellos, nada de esto sería posible. Lo más lindo es saber que no llegué sola y que cada momento del proceso valió la pena” dijo conmovida.
La “hinchada”.
Todos los participantes coincidieron en que la hinchada y el “aguante” de quienes los acompañaron fue fundamental en su ingreso a pista y en cada prueba. Esto reafirma ese concepto manejado por Munho de que no es solo el participante y el caballo lo que mueve este tipo de pruebas sino que hay mucho más detrás. Los entrenadores, veterinarios, herreros en la previa, la familia que está en cada paso, todo lo que resulta “invisible” al hacer una rayada pero que para los primeros pasos de estos pequeños es fundamental.
“Voy a estar siempre agradecido a Sofi y Mati (Sofia De Arteaga y Matías Horta, entrenadores de Agustín) que hicieron todo lo posible para que yo pueda competir en esa pista a ese alto nivel” dijo Agustín. Él definió la experiencia de Esteio como algo inolvidable, un sueño entrar en esa pista, vivir la adrenalina de cada etapa.
Sin lugar a dudas que vivir ese sueño tiene detrás un camino de pozos y experiencias de las otras, de las que enseñan. Las dificultades para entrenar en un nivel similar, los tiempos para hacerlo y combinarlo con las obligaciones, pero todo eso “está pago” al ver los resultados.
“Es increíble ver para atrás todo el camino que recorrimos y que a pesar de todas las dificultades pudimos llegar al podio de esta gran prueba. Este ciclo decidimos armar una pista en nuestro campo y ver cómo nos iba, hasta la final en Uruguay entrenamos en el pasto por la lluvia pero por suerte después se nos dieron las condiciones de usar la pista, hubo muchas dudas pero confiamos y seguimos para adelante” relató Paz, quien vivió cada prueba con una sonrisa de oreja a oreja compartiendo con su familia y consciente de la alegría que era estar ahí y poder disfrutar con intensidad cada logro.
Anastasio destacó que “El Grillo se portó lindo” y mencionó que uno de los mejores momentos fue la vuelta de honor a toda carrera. Él ni sospecha que ese seguro es uno de esos instantes que varios guardarán para siempre en la retina con la convicción firme de que lo mejor no está por venir, lo mejor ya llegó y es la certeza de que la raza tiene el futuro asegurado.