José Terra, director del Programa Nacional de Investigación de arroz de INIA

José Terra, director del Programa Nacional de Investigación de arroz de INIA
- ¿Cómo viene visualizando la situación actual del sector arrocero?
-El sector pasó por situaciones complejas durante varios años. Estuve 25 años en INIA y no recuerdo una seguidilla con resultados como la que tuvimos en este último tiempo. La zafra pasada marcó un cambio de tendencia, siendo una zafra bisagra aún teniendo un porcentaje mínimo de área con respecto a los anteriores 20 años. Tuvimos buenos rendimientos y la pandemia generó mejoras en el precio de los commodities. El cambio de ánimo y tendencia se nota. Todo indica que vamos a tener una buena zafra nuevamente, con precios tonificados y sobre todo con un cambio de ánimo. Hay mucho optimismo con respecto a los desafíos de la nueva realidad. Es difícil creer que en un país que tiene las condiciones agroclimáticas para producir arroz como las que tiene nuestro país, con disponibilidad de agua, buenos suelos, genética de punta, productores innovadores, produciendo 8500 kg de arroz por hectárea no cierren los números. Uno lo cuenta por el mundo, y es difícil de creer. Por suerte hoy parece estar cambiando esa tendencia.
-La investigación público privada es un pilar fundamental del éxito de la cadena agroindustrial arrocera, ¿cuáles son las líneas de trabajo más fuertes del INIA actualmente?
-El programa se creó con la fundación de la Estación Experimental del Este. El trabajo en la cuenca de la Laguna Merín fue generando datos y mucha información de utilidad para el sector. Lo que ha ido moldeando la historia es la situación actual. El fin del Programa de Arroz hoy es generar los conocimientos y las condiciones para incrementar la productividad y la calidad del arroz. El producto es excelentemente reconocido a nivel mundial. La inocuidad del grano es muy importante, así como todo lo que hace a la eficiencia y rentabilidad de los sistemas productivos. Promover y valorizar la conservación de los recursos naturales, así como la mitigación de los impactos ambientales resulta importantísimo en la realidad actual. Las principales líneas de investigación, centradas en el mejoramiento genético y el aumento de la productividad están directamente relacionadas a lo mencionado anteriormente. Son innumerables la cantidad de variables que juegan, incluyendo el asesoramiento agronómico, el manejo del agua, la integración con otros rubros. Es interesante explorar las formas de certificar nuestro buen manejo ambiental, porque sumado a la importancia implícita que trae esto, más temprano que tarde se va a pagar en los mercados internacionales.
-¿Cuáles son los principales desafíos de la investigación en el rubro a nivel país?
-Seguir posicionando al arroz uruguayo por su excelencia. Además de la excelencia productiva, industrial y culinaria debemos valorizar otros aspectos como la calidad de la inocuidad del grano. Uruguay lo puede demostrar. La conjunción de la eficiencia, la conservación del ambiente y el desafío de explorar nuevos tipos de grano para comercializar en los mercados es clave. Todo lo que hace el INIA, en conjunto con otras instituciones, tiene que basarse necesariamente en la cercanía con el productor.