Claudio Escosteguy, director de Dambo, compartió su visión sobre algunos de los retos y oportunidades que enfrenta el cultivo de arroz en Uruguay. Escosteguy planteó las preocupaciones de cara al futuro, destacó la importancia de adoptar nuevas tecnologías y estrategias como los bioinsumos, en busca de mantener la competitividad internacional y responder a las crecientes exigencias del mercado. A días de una jornada organizada por la empresa, organizada el 5 de diciembre de 2024, explicó los fundamentos del evento y el impacto de estas herramientas en la sustentabilidad del sector arrocero.
En dicha actividad, realizada en Rivera, expusieron el propio Escosteguy, el Ing. Agr. Gustavo Garcia Pintos de Promobacter, la Ing. Agr. Alda Rodríguez de CREBIO, Waldemiro Aguiar de Brasil como testimonio de uso de bioinsumos y el Ing. Agr. Hernán Zorrilla de San Martín por la transición agroecológica del arroz.
“Hoy somos campeones mundiales en rendimiento y tenemos un sistema amigable con el medio ambiente, en gran medida gracias a la rotación con pasturas”, destacó Escosteguy. Sin embargo, advirtió sobre los riesgos asociados a la intensificación sistemas, particularmente en la rotación con soja, práctica que podría generar problemas como desgaste del suelo y acumulación de contaminantes químicos. “Si seguimos intensificando los sistemas, es probable que podamos enfrentar contaminación por agroquímicos”, sostuvo.
Según el director de Dambo, dos razones principales justifican el creciente interés por los bioinsumos en el cultivo de arroz. Por un lado, la búsqueda de sistemas más sostenibles, capaces de preservar la calidad ambiental, social y económica y garantizar la inocuidad del producto. Por otro, la necesidad de responder a las exigencias de los mercados internacionales, que demandan cada vez menos residuos de compuestos químicos. “Muchas moléculas esenciales hoy, como algunos fungicidas, están siendo prohibidas en Estados Unidos y Europa, y esta tendencia podría extenderse a mercados como Centroamérica y Asia”, explicó.
Escosteguy detalló que los bioinsumos se dividen en dos grandes grupos. Los bioestimulantes, elaborados mediante procesos de fermentación bacteriana o fungi y los microorganismos vivos, como hongos y bacterias beneficiosos para las plantas. Estos últimos se producen en laboratorio, encapsulados para garantizar su viabilidad, y se activan al ser aplicados en el ambiente, mejorando la salud del cultivo y controlando plagas y hongos.
"Tenemos un gran compromiso con estos temas, por eso invitamos a exponer a Gustavo Garcia Pintos de Promobacter, que trabaja con bioestimulación desde inicio de los 2000 y Alda Rodríguez de CREBIO, que trabaja desde la década de 1980", afirmó Escosteguy, agregando que el cierre de la actividad lo hizo un productor arrocero e investigador, el Ing. Agr. Hernán Zorrilla, quien además lidera un proyecto financiado por ANII, coordinado por Asinagro y con el apoyo del Ing. Agr. Gonzalo Zorrilla como agrónomo contratado, que se denomina "Transición agroecológica en el cultivo de arroz", donde se prueban distintos itinerarios técnicos: desde el tradicional usando los agroquímicos hasta uno que basa básicamente en productos biológicos".
En una charla denominada "Más rendimiento en el cultivo de arroz manteniendo y mejorandotelas la salud de los sistemas", la Ing. Agr. Alda Rodríguez, de CREBIO, expuso sobre investigación y promoción de sistemas productivos y de vida sanos, "un componente principal en ese camino que es el desarrollo de herramientas biológicas para apoyar los procesos de transición agroecológica y regeneración de los agrosistemas".
Allí se presentaron diferentes soluciones biológicas que se plasman en la línea de bioinsumos de CREBIO, desarrollados a partir de un proceso de aislamiento y selección de microorganismos benéficos con múltiples funciones en los sistemas productivos: controladores biológicos de plagas de la agricultura y la ganadería, antagonistas de fitopatógenos, solubilizados de fósforo, librefijadores de nitrógeno o promotores del crecimiento.
Rodríguez dijo que "son microorganismos que habitan naturalmente la rizósfera, y las prácticas inherentes al manejo del cultivo provocan su disminución. Una alta y diversificada población de ellos es importante porque intervienen en el buen desarrollo de las plantas aún en condiciones de estrés, es decir, promueven la resistencia sistémica inducida contra diferentes plagas, la tolerancia a factores abióticos y la descomposición de xenobióticos por biorremediación".
Consultada sobre la utilidad de la jornada, la ingeniera agrónoma sostuvo que "fue una instancia muy enriquecedora de intercambio sobre los resultados de las diferentes investigaciones que venimos desarrollando con el uso de bioinsumos CREBIO en el cultivo de arroz particularmente, trabajando en las diferentes etapas del ciclo, desde semilla hasta rendimiento final, incluyendo propuestas para mejorar la descomposición del rastrojo y su incorporación al suelo por todos los beneficios para mantener el microbioma nativo. La propuesta integral apunta a pensar en el futuro sobre los efectos positivos en los rendimientos, la calidad de la cosecha, del ambiente (suelo y aguas) y la inocuidad del alimento arroz".
Extraído de: Valor Agrícola