A pocos días del 1° de agosto, el clima en el comercio internacional se recalienta. La amenaza del presidente Donald Trump de aplicar un arancel del 50% a productos brasileños —entre ellos la carne— ha desatado una nueva escalada en las tensiones entre Estados Unidos y Brasil, en un contexto marcado por una creciente polarización geopolítica. En este marco, el doctor en Relaciones Internacionales Ignacio Bartesaghi advirtió que la estrategia de confrontación adoptada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva podría tener consecuencias profundas no solo para Brasil, sino también para países de la región como Uruguay.
“Es una situación muy complicada, se esperaba cierto nivel de tensión por la cumbre de los BRICS en Río, pero la retórica de Lula y el accionar de Trump han elevado el conflicto a niveles preocupantes”, afirmó Bartesaghi. Según explicó, el anuncio de Trump —difundido a través de su red social— busca abrir una negociación con varios países. Sin embargo, la respuesta brasileña ha sido frontal: anunció que acudirá a la OMC y elevó el tono diplomático, diferenciándose de potencias como China, India o la Unión Europea, que optaron por cautela.
“El camino elegido por Lula es de enfrentamiento directo, y eso complejiza aún más las posibilidades de una negociación que evite el arancel del 50%. Si se abre un diálogo, el arancel podría terminar en un 20% o 30%, pero por ahora no hay señales de eso”, analizó.
Impacto en Uruguay: carne, mercados y cautela
Uno de los sectores más sensibles ante esta disputa es el cárnico. Brasil tiene una participación clave en el mercado estadounidense y, de verse afectado por un arancel elevado, podría redirigir su producción a destinos como China, aumentando la competencia para Uruguay.
“El efecto para Uruguay puede ser indirecto. Brasil va a buscar otros mercados, y eso podría afectar nuestra colocación. Pero al mismo tiempo, también puede abrirse una oportunidad si Estados Unidos deja de exportar a ciertos destinos por las represalias arancelarias”, explicó Bartesaghi. “Es un ajedrez complejo, con muchos movimientos simultáneos”.
El especialista subrayó que no se trata solo de carne: otros productos agrícolas y agroindustriales también están en juego, y el comercio internacional vive hoy un momento de alta imprevisibilidad. “No vamos a tener reglas seguras por un buen tiempo. La gran pregunta es si el proteccionismo agresivo de Trump representa solo una fase o si vino para quedarse”.
El rol de Uruguay y los riesgos de exposición política
Consultado sobre la posición de Uruguay, Bartesaghi marcó una diferencia entre la participación en la cumbre de los BRICS —que consideró una jugada riesgosa pero entendible desde lo comercial— y la asistencia del presidente Yamandú Orsi a un foro político en Chile, donde se reunió con líderes de izquierda como Lula, Gustavo Petro y Pedro Sánchez.
“Participar de foros altamente politizados, con líderes que están enfrentando a Estados Unidos de forma directa, es innecesario y hasta peligroso para Uruguay en este momento”, advirtió. “Somos un país pequeño y debemos pasar por debajo del radar. El pragmatismo ha sido nuestra estrategia histórica en política exterior, y conviene no desviarse de ella”.
Según Bartesaghi, Uruguay debe enfocarse en objetivos concretos como abrir mercados, avanzar en negociaciones comerciales y reducir los costos operativos. “No tiene sentido acompañar grandes declaraciones políticas que no traen beneficios reales al país. El riesgo de represalias o pérdida de oportunidades comerciales es real”.
Con un panorama global incierto, una guerra comercial en curso y un tablero geopolítico en movimiento, el desafío para Uruguay será mantener una política exterior inteligente, prudente y centrada en sus propios intereses. “No podemos darnos el lujo de errores diplomáticos que afecten nuestro comercio. Hoy más que nunca, la cautela y el pragmatismo son fundamentales”, concluyó Bartesaghi.