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Pablo Zerbino: “No se ha respetado al agro”

El presidente de la Asociación Rural del Uruguay consideró que “es necesario tomar conciencia exportadora”.

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Guillermo Crampet Arbiza. 

Hace algo más de medio siglo José Víctor Zerbino Cavajani se preparaba para dejar la presidencia de la Asociación Rural del Uruguay, en tiempos de conflictos bélicos en el mundo y desafíos en nuestro país que determinaron especulaciones políticas y económicas.

Cincuenta años después, Pablo Zerbino Vanrell, su hijo, está caminando sobre las mismas huellas de su padre con el objetivo de transferir su legado a otro ruralista dispuesto a liderar la gremial. En 2018 la incertidumbre se mantiene, a diferencia de los años sesenta, con guerras ideológicas y comerciales, más decisiones políticas nacionales que han acorralado al empresariado.

El apellido Zerbino ha acompañado por siete décadas a la ganadería junto a su cabaña San José del Yaguarí y a la agropecuaria nacional en sus distintos roles relacionados con la Asociación Rural del Uruguay, que Pablo Zerbino considera parte de su familia.

-¿Cuál es la primera reflexión tras dos años al frente de ARU?

-Lo primero es el significado de la Asociación Rural del Uruguay para mí y toda mi familia. Fuimos criados en este ambiente y eso nos marcó: ver el trabajo y dedicación de mi padre fue sin dudas un fuerte estímulo. Llegado el momento, asumí el desafío con entusiasmo y responsabilidad y acompañado por un sólido equipo de directivos se hizo bastante más sencilla la tarea de perseguir el fin común.

-¿Qué le ha dado la ARU?

-Un mayor panorama sobre la importancia y el alcance que el sector agropecuario tiene en la economía del país. Una cosa es cuando acompañamos la gestión y otra muy distinta tener la responsabilidad de llevar adelante las propuestas. La ARU, por estatutos, tiene el cometido y la obligación de elevar sugerencias al Poder Ejecutivo y a quienes deben dictar las normas para adaptarlas a las necesidades y posibilidades de la agropecuaria nacional.

-En estos dos años, ¿cómo ha sido la recepción del Ejecutivo?

-Cuando hablamos de temas técnicos o productivos, la recepción es buena. Existen muchas instituciones de participación público privado que son ambientes ideales para presentar propuestas y ajustes en las propuestas de trabajo. Cuando los temas pasan por el lado económico la cosa cambia y la recepción de nuestras inquietudes son relegadas. Muchas veces las urgencias o necesidades de los gobiernos no contemplan la realidad o situación del sector productivo y se terminan ejecutando normativas que no hacen más que postergar al sector agropecuario.

-¿Cómo ve el futuro del país?

-Hay que adquirir consciencia exportadora, como economía pequeña que somos y para evitar la emigración el Uruguay debe potenciar todos y cada uno de los sectores competitivos de nuestra economía. En los agro negocios: la carne, la forestación, los granos, los lácteos y todo alimento que surja con chance de competir en un mundo cada día más demandante. También son importantes los servicios turísticos y logísticos, los servicios globales de exportación, etc, no hay margen para desaprovechar oportunidades, al país no le sobran! Es fundamental entender cuáles son las necesidades del Uruguay: debemos insertarnos al mundo en condiciones que nos permitan competir con países que están mucho más adelantados en los tratados bilaterales de comercio.

La guerra comercial desatada por la política proteccionista de Donald Trump contra China, tiene como corolario que, para un país de las dimensiones, condiciones y vulnerabilidad del Uruguay -ahora sí- no hay más margen para el ideologismo en la conducción de nuestra política exterior, sólo la razón y la prudencia deben guiar nuestros pasos en la inserción internacional.

-¿Y el futuro de las empresas?

-Lo veo con preocupación y me cuesta comprender que sea así.

-¿Por qué?

-Porque el mundo está demandante de alimentos, la población mundial crece, muchas regiones del mundo se abren al consumo, como China, otros países de Asia y otros con potenciales aumentos como India y África. Además los precios de las materias primas si bien han caído siguen siendo buenos. No deberíamos tener problemas en desarrollar el sistema productivo, pero una ideología muy cerrada no le hace bien al país, sobre todo en las industrias que acompañan al sector productivo. Por ejemplo en el relacionamiento entre los empresarios y sus empleados por injerencia de los sindicatos.

Todo lo que implique agregar valor a los productos primarios está teniendo serias dificultades, por una estructura de altos costos, que obliga a una mayor exportación de materia prima sin industrializar. Sucede en la ganadería con la exportación en pie, en la lechería con mayores volúmenes de leche en polvo con una menor proporción de manteca y quesos o en el arroz con más ventas de arroz cáscara. Las industrias ya están instaladas, no hay que inventar nada, solo se les debe dar las condiciones para ser eficientes en mejorar la competitividad y darle vida al sector industrial afectado, con 10 empresas por mes que entran a concurso de acreedores.

-¿Cómo ve a la economía uruguaya en la actualidad?

-El crecimiento se ha detenido de forma importante. En una reciente conferencia en la Asociación de Dirigentes de Marketing, mostramos una serie de gráficas que denotaban un incremento de la economía ubicado muy por debajo de las expectativas. El gobierno proyectaba un crecimiento interanual del 2,4 y el 2,8% del PIB para los años 2018 y 2019 respectivamente, la realidad de los primeros 6 meses del año en curso marca un crecimiento interanual del 2,2% del PIB.

El detenimiento también se refleja en el déficit fiscal que cerrado a junio del 2010 era de US$ 409 millones y cerrado a junio de este año son US$ 2.459 millones. Una evolución negativa que se trasladó del 0,9% al 4% del PBI en 8 años. Estos resultados distan de las metas fijadas por el gobierno. Y no nos podemos olvidar del aumento del desempleo. Son 50.000 los puestos de trabajo perdidos en los últimos 3 años. Perdemos 40 puestos de trabajo por día, también hay un importante deterioro de la calidad del empleo. Esta situación genera un panorama muy incierto y preocupante.

-¿Quiénes son más afectados?

-Todos sufrimos estos impactos. Pero mayormente aquellos que están más vinculados a los sindicatos, como ha sucedido en las industrias lácteas, con caída sistemáticas de empresas lecheras, con el conflicto del buque insignia del cooperativismo uruguayo como es Conaprole que si bien no ha caído es evidente que está hackeada. Es de no creer que esta cooperativa, la mayor exportadora del sector, no encuentre manera de entenderse con el sindicato después de dos meses de negociaciones, es evidente que golpea a los productores pero el mayor impacto lo reciben los trabajadores. Si las industrias no son rentables y mantienen dificultades de rentabilidad, competitividad y todavía le agregamos conflictos laborales no les queda otra que achicar su plantilla de empleados.

No deja de aumentar el desempleo y el número de empresas a concordato; más de 40 personas pierden su trabajo por día. El futuro es complejo y es necesario de una buena vez que la parte del gobierno vinculada a los consejos de salarios comprenda que el país es uno y que la única forma de salir adelante es con un diálogo franco y tirando todos para un mismo lado.

-¿Cuál es su aspiración de país?

-Primero que se entienda que Uruguay está ubicado en una región muy favorecida para la producción básica de alimentos. En 2050 habrá más de 9.000 millones de habitantes y nuestras condiciones son naturales para producir prácticamente sin suplementos, más allá de que se agregue tecnología para conseguir determinados mercados como la Cuota 481. Y segundo que se tome consciencia exportadora, más que consciencia agropecuaria la que se viene reclamando hace tantos años sin resultados.

El sector agropecuario necesita que se crea en él, se lo potencie, se apueste e invierta en él, porque si se lo hace de la manera correcta, los réditos superarán con creces lo que se haya dejado de ganar en el momento. Cuando los mercados son estables y los precios acompañan, el productor siempre invierte.

-¿Qué proyecta para ARU?

-La Asociación Rural del Uruguay tiene 147 años de existencia, fue creada con el fin de servir al país procurando un sector agropecuario pujante, dinámico y con la capacidad de actualizar nuestra producción y nuestros sistemas de trabajo a las demandas de un mundo creciente, cambiante y cada vez más exigente.

Los resultados están a la vista, la actuación de nuestra Institución es valorada y respetada como seria y objetiva, con planteos y reclamos fundados y con el fin último de mejorar el bienestar del sector agropecuario todo y con él el del país.

Proyecto continuar por este camino, el camino del diálogo, del necesario entendimiento y así generar la producción por un lado y las condiciones adecuadas para potenciarla en paz y en armonía entre todos los actores involucrados. La misión de la Asociación Rural del Uruguay no tiene un destino es un camino sin fin por el cual ya hemos recorrido 147 años.

Pablo Mestre
Pablo Mestre

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