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Análisis de Rafael Tardáguila: China, la obsesión de todo exportador

Hay espacio para crecer en la venta de productos finos de mayor valor.

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Carne en China.

Rafael Tardáguila | [email protected]

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Mejora de su poder adquisitivo mediante, China se ha convertido en el desvelo de todo exportador de materias primas en el mundo. Ya sean minerales, energía o alimentos, la que desde no hace mucho se ha transformado en la segunda principal potencia del mundo, con tasas de crecimiento envidiables y con la mayor población del planeta, es hacia donde tiene que mirar de forma obligada todo productor cuyos bienes se vuelquen al mercado internacional.

En el caso de la carne vacuna uruguaya esto ha quedado bien claro. En los últimos años China creció a paso sostenido hasta convertirse en el destino de alrededor de dos de cada tres kilos de los que Uruguay vierte al mercado internacional. Es inconcebible hoy en día trabajar en el rubro sin tener la puerta abierta en este destino.

Rápidamente, el conocimiento del producto por parte de los importadores de China ha ido aumentando. De acuerdo al relato de los exportadores, en una primera etapa lo que pedían era “carne”, sin un mayor conocimiento de distintas calidades, cortes o presentaciones. Además, y desde hace más tiempo, llevan todo lo demás. Cualquier tipo de menudencia, ya sea rabo, aorta, pene, membranas varias y demás etcéteras terminan siendo consumidas por chinos. También el mondongo y demás partes del aparato digestivo, aunque estos productos uruguayos deben ingresar por el “canal gris” (de contrabando desde Hong Kong) debido a que no están habilitados de forma directa.

China lleva todo y eso queda demostrado en una lámina presentada por el presidente del Instituto Nacional de Carnes, Federico Stanham, en una reciente charla brindada en el marco de la reunión de la Asociación de Consignatarios de Ganado en Young. En la misma se presentan los productos cárnicos en los que se descompone un vacuno tipo (no tiene en cuenta las menudencias) y lo que llevan los principales mercados. Como se ve, lo que lleva China es lo más parecido al vacuno tipo, por la sencilla razón de que “lleva todo”.

Al momento de presentar la lámina, Stanham dijo que “China es el mercado ideal, porque demanda de forma muy parecida a los productos que da el vacuno”. Las proporciones en las que se descompone un vacuno (bloques y recortes, cortes del trasero exceptuando los finos, los propios cortes finos, la carne en bloque congelada y los cortes del delantero) son muy similares a las que compra el mercado chino. “Es el único destino que tiene esa característica”, dijo Stanham, y consideró que es la causa por la cual ha crecido de la forma en que lo ha hecho.

En cambio, los países de América del Norte llevan una mayor proporción de recortes y bloques -que usan para hacer hamburguesas-, la Unión Europea tiene un fuerte desbalance hacia los cortes finos de más alto valor e Israel hacia los cortes del delantero. Producir con la mira puesta en estos otros destinos dejaría otros productos “de clavo”, que deberían ser colocados en destinos alternativos seguramente a precios más bajos. Con la producción enfocada en China, ese inconveniente queda salvado.

Donde China tiene para crecer es en los cortes finos de más alto valor. No es llamativo que es justamente donde está mejorando su demanda. Una señal al respecto la están dando los encierros en los corrales para el trimestre de la cuota europea 481 que comienza en enero. No hay seguridad de que no se reduzca el volumen para ese período, al otorgarle una porción exclusiva a Estados Unidos. Sin embargo, la señal que está dando la industria frigorífica es que se encierre la misma cantidad de animales que para los trimestres anteriores. Da la idea de que, si se cierra parcialmente esa entrada a Europa, hay posibilidades de colocar en condiciones similares el producto en otros destinos. Y ese otro destino no puede ser otro que China.

Primero, China llevaba las menudencias; luego, cortes de valor intermedio, con el garrón como estrella; ahora, incluye también en sus pedidos los cortes finos. No se le escapa casi nada, máxime teniendo en cuenta las necesidades adicionales por la epidemia de fiebre porcina africana.

Guillermo Crampet

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